Época: Imperio Asirio
Inicio: Año 2150 A. C.
Fin: Año 1470 D.C.

Antecedente:
El periodo paleoasirio

(C) Federico Lara Peinado



Comentario

Al decimosexto jefe asirio, llamado Ushpiya (h. 2100), se atribuye la construcción de un templo en Assur (Qalaat Shergat), enclave que, situado en la confluencia del Tigris y uno de sus canales, había tomado el nombre de la divinidad tribal de los asirios: Assur. Esta referencia equivale a señalar que en aquella fecha los asirios habían dejado de ser nómadas. La arqueología, sin embargo, ha detectado un templo aún más antiguo que el de Ushpiya: el Templo de Inanna (nombre sumerio cambiado luego por el acadio en Ishtar). De sus ocho niveles de construcción, los estratos H -que ha proporcionado un relieve estucado de la diosa- y G han puesto al descubierto dos pequeños santuarios superpuestos, construidos con adobes, correspondientes a estos primeros momentos.
Más tarde Kikkiya, coetáneo y vasallo de los últimos reyes neosumerios, se declaró independiente, procediendo a la construcción de las primitivas murallas de Assur, que poco después restauraría otro jefe llamado Puzur-Assur I, el cual, aprovechando la caída de la III Dinastía de Ur y el estado de anarquía de toda Mesopotamia, logró afianzar su reino como potencia independiente.

Erishum I (1890-185, siguiendo el ejemplo de su padre, desplegaría luego una gran actividad constructora en Assur; los abundantes recursos que precisó para ello los obtuvo por una floreciente actividad comercial con el extranjero (Capadocia, sobre todo), en donde estableció varias colonias (karum).

Fue precisamente Erishum I quien finalizó una de las primeras fases del Templo de Assur, que sería luego completado por Shamsi-Adad I (1813-1781) y muchísimo más tarde transformado por Senaquerib, ya al final del Imperio. El templo, en sus primeros momentos, fue de modestas proporciones para alcanzar en el siglo XIX a. C. una planta de 110 por 60 m. Un propíleo precedía al patio central, desde donde se llegaba a la antecella y a la cella. El edificio dominaba una irregular plaza rodeada por una muralla, doble en el sector este y triple en el oeste.

En cuanto a la arquitectura civil, el primer palacio de los reyezuelos asirios, el llamado Palacio viejo, consistió en una construcción compleja muchas veces reconstruida y alterada, alcanzando grandes proporciones. Su planta, ligeramente trapezoidal (110,50 por 112 por 98,30 por 98,10 m) comprendía diez patios, a cuyo alrededor se distribuían 162 estancias.

De las mansiones de carácter privado, que se levantaron sobre todo en torno al templo, sólo han llegado escasísimos restos; su característica común era el tener un gran patio central, rodeado de habitaciones.

La ciudad también contó con un templo arcaico dedicado a Enlil, que se completó durante la III Dinastía de Ur con una magnífica ziqqurratu, consagrada también al mismo dios, situado cerca del Templo de Assur.

Cuando a finales del siglo XIX a. C. Shamshi-Adad I logró apoderarse de Assur y convertir tal reino en un verdadero Imperio, coetáneo al de Hammurabi de Babilonia, se construyeron en la ciudad varios templos en honor de las principales divinidades, al tiempo que se restauraba la torre escalonada de Enlil y se completaba con nuevos aposentos el Templo de Assur. Asimismo, a Shamshi-Adad I se debió la construcción de un gran edificio religioso, junto con su correspondiente ziqqurratu, en Karana (hoy Tell el-Rimah), ciudad situada entre Nínive y la cadena del Gebel Sinjar. El templo, levantado sobre una terraza, era de planta cuadrada (46 m de lado) y constaba de vestíbulo, patio, antecella y cella, con estancias laterales, todo ello dispuesto de acuerdo con un eje axial. La antecella estaba decorada con relieves de piedra (dos diosas Lama entre palmeras; dos cabezas del demonio Humbaba), aunque de tosca ejecución. Una escalera interior, dispuesta en ángulo, permitía el acceso al tejado, desde el que se llegaba a la ziqqurratu (probablemente de cinco pisos) que se situó en la parte trasera del templo. Era una mole de adobes con una cámara abovedada central, que quedó bloqueada tras el acabado del edificio.

Siglos después, Assur-nirari I (1547-1522) levantó en Assur el Templo de Sin y Shamash, que presentaba importantes novedades estructurales al proyectarse de acuerdo con una simetría absoluta en tomo a un eje ideal y que se convertiría, según han apuntado los especialistas, en el prototipo de los templos asirios posteriores, sobre todo los del I milenio.

Debemos aludir, finalmente, aunque sea de modo breve, al sistema defensivo de la Assur paleoasiria: bañada la ciudad por el este y el norte por las aguas del Tigris y uno de sus canales, los reyes construyeron una vasta muralla por aquel sector y junto a ella un muro-dique para evitar los daños de las crecidas del río. El sector meridional se cerró con otra doble muralla en la que se abrieron tres puertas de acceso (no localizadas todavía), quedando así el recinto urbano encerrado en una especie de triángulo o ciudad interior (libbi ali).