Época: Babilonia
Inicio: Año 1595 A. C.
Fin: Año 1156 D.C.

Antecedente:
El periodo mesobabilónico

(C) Federico Lara Peinado



Comentario

Los restos arquitectónicos más antiguos de los cassitas, el nuevo pueblo que había ocupado Babilonia a finales del siglo XVI, y que se reveló como excelente constructor, fueron hallados en Uruk, en el área del Eanna, el antiguo recinto sagrado de la diosa Inanna. Allí, el rey Kara-indash, hacia el 1440, levantó un templo, cuya planta -de disposición axial- y alzado eran algo totalmente distinto a lo anterior: de pequeñas proporciones (23 por 17,5 m), carecía de patio interior, espacio que era ocupado por una cella rectangular con vestíbulo, todo ello flanqueado por dos alargados vanos laterales que al unirse formaban una especie de deambulatorio. Sin embargo, la personalidad del templo le venía dada por sus fachadas exteriores (hoy parcialmente reconstruidas en los museos de Berlín y de Iraq), cuyos paramentos estaban constituidos por un decorativo zócalo que era parte integrante, y no sólo adorno, de la estructura del muro. Tal zócalo, que se repetía por todo el exterior de la construcción, consistía en una serie de pilastras y nichos, adornados con figuras en altorrelieve (2 m de altura) de dioses de la montaña y diosas del agua, dispuestas alternativamente. Todas las figuras, todavía toscas y fabricadas en arcilla de acuerdo con un molde, son de forma alargada; sostienen en sus manos un vaso manante, del que brotan chorros de agua que trepan por las pilastras de separación en ornamentales ondas y descienden sobre una especie de estelas lisas.
Esta innovación plástico-arquitectónica tuvo su continuidad en otros edificios mesopotámicos (Ur, Nippur y Dur Kurigalzu, ciudad de la que después hablaremos) e incluso extramesopotámicos (Elam, por ejemplo).

Otro rey cassita, Kurigalzu I (1430-1401), restauró y reformó algunos sectores del magno complejo religioso de Ur, sede del dios Sin. Allí, en la zona sudeste, levantó un nuevo y original templo a la diosa Ningal, la esposa de Sin. De reducidas proporciones (17 por 15 m), estaba provisto de un patio anterior, al cual daban acceso dos monumentales puertas situadas a los lados. El templo era asimétrico en -la disposición de sus estancias, pero en su centro geométrico se hallaba una sala cuadrada, cubierta con cúpula sobre pechinas, ejemplar que constituye el prototipo más antiguo de este tipo de bóvedas.

Al mismo rey se debieron las profundas reformas que hizo en otra de las construcciones del complejo de Ur, el Edublalmakh (Casa de las tablillas ensalzadas), lugar en cuya puerta se administraba justicia. Si en su origen fue una puerta con peristilo de columnas que permitía el acceso al santuario del dios Sin, ahora se convierte en una construcción con fachadas cerradas, sobre zócalo y paredes ornamentadas con los típicos nichos cassitas. Su planta contó sólo con dos estancias, una de ellas con cúpula y con un portal de acceso de 3 m de altura con bóveda de cañón.

Este mismo rey, Kurigalzu I, por razones de tipo político y religioso, decidió abandonar Babilonia y construir una residencia propia, que convirtió en capital, llamándola con su propio nombre, Dur Kurigalzu (Fortaleza de Kurigalzu), que funcionó como centro administrativo hasta el 1170, año en que fue incendiada por los elamitas.

De la misma (hoy Aqar-Quf), situada no lejos de Bagdad, quedan importantes restos, pero el hecho de no estar excavada en su totalidad impide que conozcamos la urbanística cassita. Lo más importante de sus ruinas es la ziqqurratu (69 por 67,60 por 70 m), llamada Egirim, que fue dedicada al dios Enlil y de la que todavía se mantienen en pie 57 m de altura. Es toda de adobes y ladrillos y su construcción venía a testimoniar el respeto que Kurigalzu I demostró por las tradiciones religiosas del país. Las fachadas estaban adornadas con siete pilastras y se accedía a los pisos superiores por una triple escalera; por su lado sudeste se levantaron los Templos bajos (al menos tres comunicados entre sí), de los que han llegado grandes y medianos patios rectangulares, no habiéndose localizado, en cambio, las cellae o capillas, que estuvieron consagradas a Enlil, Ninlil y Ninurta.

Por la zona occidental, y a corta distancia de la torre escalonada, en el montículo A se hallaba otro santuario, el Egashanantagal, alzado sobre un zócalo de ladrillos, dedicado a Enlil y a su consorte Ninlil. Lo poco excavado permite saber que se trataba de un templo de alargada planta rectangular con distintas estancias.

A poco más de 1 km del complejo religioso, en las colinas de Tell al-Abyad, está la residencia real cassita (Palacio A), una gran estructura con numerosas habitaciones abovedadas, destinadas a viviendas, administración, almacenes y a cámaras de tesoros, ordenadas en torno a grandes patios cuadrangulares o rectangulares. Dado que esta residencia estuvo habitada durante casi dos siglos, su construcción conoció diferentes fases, lo que motivó, lógicamente, reformas y ampliaciones. Tras ser destruida por el asirio Tukulti-Ninurta I a finales del siglo XIII -en la misma acción militar también saqueó Babilonia-, volvió a ser reconstruida, levantándose además un nuevo palacio (Palacio H) en el sector nordeste, del que nos ha llegado un ala con estrechas galerías, desde la que se accedía a un amplio patio. Las paredes de los pasadizos estaban decoradas con pinturas murales de tema humano, floral y geométrico.

En cualquier caso, los cuatro niveles diferentes de ocupación de este último complejo palacial presentan muchos problemas de tipo histórico, arquitectónico y artístico.

También el Templo Ebabbar (Casa brillante) de Larsa, dedicado a Shamash, y que había sido abandonado a su suerte a finales del siglo XVIII, conoció una profunda restauración por parte del rey cassita Burna-buriash III (1375-1347) y alguno más de sus sucesores. La originalidad del templo residía en la decoración de sus fachadas: un juego de salientes y entrantes a modo de gruesas columnas de ladrillo, dando la impresión de grandes cordones retorcidos. Esta refinada decoración, que no tenía paralelos en Mesopotamia, fue conocida poco después en Karana (Tell al-Rimah), no lejos de Nínive, y en Tell Leilan (Siria).

Finalmente, dentro de las escasas muestras de la arquitectura cassita, hay que señalar el complejo religioso que Kadashman-Enlil I (1400-1376) y otros reyes levantaron en Isin, dedicado a la diosa Gula y al dios Ninurta. Era de planta rectangular y reproducía prácticamente en todo la antigua arquitectura paleobabilónica.