Época: Babilonia
Inicio: Año 1156 A. C.
Fin: Año 539 D.C.

Antecedente:
El periodo neobabilónico

(C) Federico Lara Peinado



Comentario

De muchísima mayor calidad técnica que la escultura de bulto redondo fue el relieve que se elaboró durante las tres últimas Dinastías babilónicas, aunque dispongamos sólo de unos pocos ejemplares para poder evaluarlo.
Entre las escasas piezas llegadas -en claro contraste con la abundancia de relieves asirios-, destaca una inscripción fundacional de Nabu-apla-iddina (888-855), el restaurador material de los destrozos causados por los ataques de suteos y arameos a comienzos del siglo IX. De tal inscripción, hallada en Sippar y hoy en el Museo Británico, interesa el pequeño relieve (18 por 9,8 cm) que decora su parte superior, en el que aparece Shamash entronizada en su capilla y ante él el rey babilonio, un sacerdote y la diosa Aya. La escena está tratada con evidentes arcaísmos plásticos (vestidos, emblemas, técnica de la labra) y temáticos (escena de presentación, trono con relieves de hombres-toro), aunque la composición habla ya de una nueva época.

De este período han llegado bastantes kudurru, en diferentes estados de conservación. De ellos son de interés por sus relieves el de Marduk-nadin-akhkhe (1097-1081), de la II Dinastía de Isin, de caliza negra (61 cm; Museo Británico), en el que aparece dicho rey tocado con alto gorro cilíndrico y armado con arco y flecha; el de Marduk-zakirshumi I (854-819), en caliza (33 cm; Museo del Louvre), en donde se figura a tal rey y a un escriba, ambos casi a igual tamaño, y los símbolos de seis dioses; y el de Marduk-apla-iddina II (721-710), en mármol (46 cm; Museo de Berlín), con el mejor relieve de toda la época, en el cual se ve al rey caldeo (a mayor tamaño) en el acto de donar unas tierras a uno de sus súbditos, escena puesta bajo la protección de cuatro divinidades, cuyos símbolos, siguiendo la iconografía cassita, coronan la parte superior del mojón.

Debemos aludir, también, a dos estelas de piedra, en muy mal estado, de Nabónido, el último soberano de Babilonia. Ambas son de forma rectangular, ovaladas por su parte superior y presentan sobre un fondo liso la solitaria figura del rey, vestido con larga túnica y tocado con alta y puntiaguda tiara, cogiendo en su mano izquierda un torneado báculo, mientras que la derecha la sube en gesto de adoración hacia los tres símbolos divinos puestos en la parte superior. Quizás la más interesante sea la que está intacta; hallada en Harrán y conservada en el actual museo turco de Urfa.

Finalmente, hay que recoger un fragmento (40 cm de altura) con un relieve inacabado sobre piedra (hoy en el Metropolitan Museum de Nueva York), y creído de época néobabilónica, en el que se representa a la diosa Ishtar de perfil sobre su animal sagrado, el león.

De muchísima menor calidad fueron las plaquitas de terracota con relieves de amplia temática (mujeres desnudas amamantando a niños, diosas con el vaso manante, dioses, reyes, mushhushshu de Marduk, etc.), elaboradas en serie. Han aparecido sobre todo en Babilonia, aunque la más interesante sea una de Nippur que representa a un rey babilonio del siglo VII, con bastón de borlas, tiara puntiaguda y armado de espada.