Época: Vid.Cot.Rv.Francesa
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
Vida cotidiana en la Revolución Francesa

(C) Federico Lara Peinado y Joaquín Córdoba Zoilo



Comentario

La Revolución Francesa pretendió abolir todos los rasgos de la vida cotidiana del Antiguo Régimen, en la medida en que estos suponían un anclaje con el pasado que podría poner en peligro el mismo movimiento revolucionario. La nueva sociedad propuesta habría de basarse en nuevas formas no sólo políticas sino también económicas, sociales, religiosas y culturales. El Estado revolucionario, consciente de la importancia de los símbolos en la vida y mentalidad de los individuos, intentó penetrar incluso en los resquicios más recónditos de la cultura francesa. Así, propuso nuevas maneras de concebir el tiempo, con lo que se lograría a su vez una forma distinta, revolucionaria, de conocer e identificar la realidad cotidiana.La cronología revolucionaria, consciente del inicio de una nueva era no sólo para Francia sino para la Humanidad entera, instauró un nuevo calendario que regularía de manera diferente las vidas de los individuos. Con ello expresaba, además, su importancia y pretensión de ser un hecho fundamental en la Historia. El gobierno revolucionario francés instauraba así su propia forma de controlar los ritmos de lo cotidiano, como expresa Harry Pross en su libro "La violencia de los símbolos sociales".El nuevo calendario comenzaba el 22 de septiembre de 1792, con un primer mes llamado La Vendimia, en alusión a la actividad predominante en el campo francés, y terminaba en el mes de Fructidor. En medio se situaban los meses Brumario, Frimario, Nivoso, Pluvioso,Ventoso, Germinal, Floreal, Pradial, Mesidor y Termidor. Los nombres fueron propuestos por Fabre d'Eglantine. Instauró también cinco fiestas ideológicas, que se convertían en seis en los años bisiestos. Estas se llamaban "Fête de la vertu", Fête du gene", "Fête du travail, "Fête de l´opinion", "Fête de la recompense" y "Fête de la Révolution".El cambio en la cronología no fue sólo nominal, sino que los meses se compartimentaron en semanas de diez días, aboliendo la semana religiosa y rindiendo tributo al sistema métrico decimal, que consideraban más clarificador y racional. Al mismo tiempo, la compartimentación del tiempo se hacía teniendo como punto de partida las necesidades sociales, esto es, el hombre, sin atender a los ciclos astronómicos. Así, al desaparecer la semana cristiana, se eliminó el domingo, el "día del Señor", con lo que los festivos al mes pasaron a ser sólo tres.Los cambios instaurados apenas sobrevivieron a la Revolución. La llegada al poder de Napoleón restauró la semana cristiana al restablecer el calendario gregoriano, lo que ocurrió a partir del 1 de enero de 1806.