Comentario
En el extremo sudoeste del Peloponeso, en "la arenosa Pilos" de Homero, se alzaba el palacio de Néstor, en medio de uno de los más sorprendentes conjuntos palaciales micénicos. Situado en una colina cercana al mar, el conjunto de Pilos contaba ya con un buen número de edificaciones antes de construir el mégaron según un patrón similar al de Tirinto. A través de un propíleo, con una sola columna por fachada en este caso, se penetra en un patio transversal que conduce a las diferentes habitaciones del conjunto. Antes de trasponer esta entrada, se hallan dos habitaciones pequeñas que hacían las veces de archivo real; en él se encontraron más de mil tablillas de Lineal B de barro; éste fue cocido por el incendio que acabó con el palacio y conservó, casualmente una enorme cantidad de datos sobre la economía y la administración micénicas.
Al cruzar el patio y siguiendo el eje del propíleo, se accede al palacio. Un porche columnado (prothyron) y un vestíbulo (prodomos) preceden a la habitación principal, el mégaron propiamente dicho. El piso superior de éste se hallaba sostenido por cuatro columnas, cuyas 60 tenues estrías o acanaladuras han dejado su huella en el pavimento de tierra batida. A uno de los lados se encontraba el trono, en un sitial preparado al efecto, y junto a él un canalillo abierto en el suelo permitía hacer libaciones sobre unas jarras enterradas.
Este resto arqueológico ha permitido constatar el uso del salón del trono también como santuario. Los ritos practicados en él estarían ligados a la figura del príncipe aqueo, sacerdote además de jefe militar. Tanto el suelo como las paredes se hallaban recubiertos con pintura de vivos colores. Los abundantes restos que han quedado de ella revelan una decoración a la minoica del palacio. En el centro de la habitación se ha encontrado la base del hogar o eschara, de tierra batida y rehecha en cinco ocasiones, pintada con motivos de espirales enlazadas y triángulos curvos, a modo de llamas. Desde el vestíbulo, en las paredes laterales se abren sendas puertas que permiten el acceso a las habitaciones, almacenes, cocinas y escaleras para subir al piso superior. En una de estas habitaciones se ha conservado una bañera de terracota, decorada con espirales y a la que se accedía con la ayuda de un escalón de tierra batida. La sala del baño se ajusta enormemente, al igual que el resto del palacio, a la narración de la acogida dispensada a Telémaco en su visita a Pilos. Las habitaciones de alrededor formaban parte de un conjunto llamado el mégaron de la reina por las similitudes que guarda con las alas domésticas de los palacios minoicos, con los que hubo unos contactos que han dejado sus huellas en las partes más antiguas de Pilos, contemporáneas de la etapa micénica de Cnosós.