Época: siglo de Pericles
Inicio: Año 450 A. C.
Fin: Año 400 D.C.

Antecedente:
El siglo de Pericles

(C) Pilar León Alonso



Comentario

En plena época clásica alcanza este género la más acendrada calidad artística. A comienzos de la segunda mitad del siglo V ilustran el panorama dos ejemplos análogos de Berlín y Nueva York. La estela de Berlín representa a una niña que extrae de una caja una cadena o una pulsera, que iba pintada; la estela de Nueva York muestra a otra niña que juega con dos palomas. Ambas aparecen de perfil y llevan el peplo suelto, pero mientras la primera adopta forma cerrada y severa, la segunda es más suelta y articulada por efecto del contraposto. Media entre ellas un decenio, pero es suficiente para advertir la evolución desde la estela de Berlín, fechada hacia 450, a la de Nueva York, fechada hacia 440. Las secuelas del estilo Partenón están vivas en la estela Albani, pieza estupenda cuya temática es la heroica nobleza de la caballería. Estilo e iconografía son requisitos claros que permiten atribuir la estela Albani a un taller ateniense de finales del decenio 440-430. Por su parte, la estela de Chairedemos, conservada en el Museo del Pireo, proclama el influjo policlético, pues el joven Chairedemos es un trasunto del Doríforo.
El estilo de finales de siglo está representado por dos obras maestras del género, la estela de Salamina y la de Hegeso, ambas en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas. La estela de Salamina trata con suave melancolía el tema del joven difunto recordado por su esclavo, un chiquillo desnudo que está ante la tumba. La plasticidad del altorrelieve, el equilibrio de la composición e incluso la preciosa cenefa con palmetas y lotos en el borde superior fijan la cronología hacia 430-420. Se quiere ver en la estela de Salamina la mano de Agorákritos y en verdad que la espiritualidad del simbolismo funerario y la claridad armónica plasmadas en la representación son dignas de un gran clásico.

En los últimos años del siglo V la estela de Hegeso ofrece una portentosa lección de aticismo. Representa una escena de la vida cotidiana, la joven Hegeso elegantemente ataviada y reclinada en un "klismós" sostiene entre sus dedos una cadena sacada de la caja, que le abre una esclava de pie ante ella. La herencia del más puro estilo clásico se advierte en el equilibrio de la composición, en la dignidad conferida a un tema trivial, en la naturalidad de las posturas y en la distinción de los ademanes. Desde el punto de vista del estilo hay que notar la soltura en el modelado y la destreza técnica manifiestas no sólo en el juego de volúmenes y tratamiento de los paños, sino en detalles mínimos del mobiliario, como es el caso del escabel a los pies de Hegeso, y de la decoración arquitectónica. Esta forma de trabajar el mármol presupone el estadio alcanzado en el Erecteion y en el templo de Atenea Nike, así como la evocación del esquema de la Afrodita de Fréjus en la figura de la esclava y el sentido de la profundidad, al que alude la escena situada ante un espacio arquitectónico, son signos característicos del incipiente ilusionismo pictórico del estilo bello.