Época: Epoca Oscura
Inicio: Año 1200 A. C.
Fin: Año 700 D.C.

Antecedente:
Epoca Oscura Griega
Siguientes:
Pueblos prehelénicos del Egeo
Nueva distribución territorial
Nuevos asentamientos
Presente y pasado
Nuevas formas artísticas y culturales
Los fenicios
Los metales
Griegos y asiáticos al final de la Edad Oscura
La esclavitud



Comentario

La tradición que atribuía a la llegada de los Heráclidas el final del mundo micénico, relacionada con la invasión doria, se completaba al situarse dentro de un movimiento más amplio que afectaba a todos los territorios del continente, de las islas y de las costas de Asia Menor. Tanto los protagonistas como los efectos de sus movimientos superan las delimitaciones propias del pueblo griego. El fenómeno, de consecuencias sociales y culturales, afecta a griegos y prehelénicos y a las relaciones entre ambos, así como al carácter de la nueva civilización que surgirá como consecuencia del final de la edad oscura. Movimientos de pueblos y contactos entre civilizaciones sirvieron de motor para el desarrollo de un mundo nuevo donde, en todos los aspectos, se dejan notar las huellas de unos y de otros no de modo preponderante, sino como factores coadyuvantes para la aparición de una realidad distinta.
Todas las nuevas señas de identidad de la civilización griega aparecen como efecto de los contactos, tanto en el aspecto religioso, donde no es posible hallar los elementos puros de los dioses, producto también del proceso de asimilación al estilo del que llevó al Apolo de los licios a formar parte del panteón griego, como en el aspecto literario, donde la tradición micénica, en la nueva épica en formación, se ve impregnada de tradiciones y leyendas microasiáticas, donde elementos lidios, frigios o carios se entremezclan, aportando aspectos exóticos, caracterizadores, a pesar de todo, del renacimiento cultural.

Los nuevos santuarios buscan sus raíces en el pasado de la Edad del Bronce, pero incorporan las divinidades ahora triunfantes, del mismo modo que en la poesía épica se incorporan las preocupaciones de los pueblos recientes configurados como nueva cultura. El nuevo particularismo en el que se articula la vida económica favorece la nueva colonia de divinidades primitivas con las que se había asimilado en el mundo estatal de los despotismos del Bronce. El panorama ahora se caracteriza por su carácter variado y heterogéneo, en la supervivencia de divinidades atávicas, de cultos particulares, preexistentes a la presencia griega, con la religiosidad griega de pueblos en movimiento y de pueblos largamente asentados, que han logrado reavivar sus tradiciones antiguas como elemento sostenedor de la realidad nueva, adaptados a las nuevas necesidades de la reproducción de la comunidad.