Época: Arte Español Medieval
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
El arte mozárabe

(C) Ramón Corzo Sánchez



Comentario

Esta iglesia portuguesa, del territorio de Coimbra, se asocia habitualmente al arte mozárabe por su fecha del año 912, grabada sobre una piedra de su portada. La construcción de sillería regular, trabada con poco mortero y dispuesta en hiladas iguales, recuerda mejor al arte romano que el visigodo y la misma relación sugieren las columnas, de fustes muy cortos con basas y capiteles de un orden que pretende recordar al toscano. Los arcos de herradura, con la parte baja del trasdós en vertical, parecen de prototipo visigodo.
La planta es de tres naves, separadas por arquerías también triples, de más del doble de anchura la central que las laterales. Parece que el crucero ocupaba sólo la anchura de la nave central, mientras que a los lados hay dos salas rectangulares, que sobresalen de las naves laterales, con puertas hacia el exterior; otro cuerpo de edificio similar se formaba a los pies y la cabecera tendría una gran capilla, simétrica al pórtico occidental y dos capillas mucho más pequeñas a los lados. La mayor parte de la estructura de la cabecera fue muy alterada por obras medievales.

El gran aparejo de la sillería y la forma visigoda de los arcos poco pueden calificarse de mozarabismo; su único detalle de arte islámico es una ventana geminada sobre el hastial, con arquitos de herradura dentro de un alfiz, pero el prototipo de estas ventanas se encuentra con toda claridad en Asturias, y es allí donde pueden rastrearse ciertos influjos sobre esta iglesia. En efecto, la planta con tres naves, crucero ancho, pórticos y triple cabecera remite al prototipo de iglesia palatina de San Julián de los Prados; entre los datos de restauración se menciona la posibilidad de una arquería mural en la capilla mayor, y se han encontrado impostas similares a las asturianas, todo lo cual lleva a relacionar el edificio y su fecha con las campañas de Alfonso III, que ayudó a sus habitantes, relativamente autónomos de los musulmanes y repobló en parte esta región, que se mantuvo vinculada a Asturias durante el siglo X.

La persecución de los cristianos mozárabes en Córdoba vino a coincidir con la expansión del reino astur hacia el valle del Duero; un gran número de mozárabes repobló las ciudades que habían sido abandonadas tras la invasión musulmana y el clero emigrado encontró su mejor destino en las antiguas fundaciones visigodas, cuyo recuerdo y ruinas eran patentes.