Comentario
La ilustración historiada reaparece en el reinado de Athelstan, nieto de Alfredo, con un estilo y unas formas iconográficas claramente carolingias. El retrato del monarca entregando el ejemplar que contiene la vida de San Cuthberto al mismo santo (Vida de San Cuthberto, de Beda) muestra una evidente dependencia de obras realizadas para Carlos el Calvo. Para Kendrick nos encontraríamos aquí con una interpretación inglesa de las formas francas.Serán las obras conocidas bajo el nombre de Escuela de Winchester las que darán verdadero esplendor a la miniatura inglesa. Se conocen con este nombre un conjunto de manuscritos creados en el sur de Inglaterra, en la ciudad de Winchester o en su entorno. Era una sede regia, capital del rey Edgar, protector de las artes, y residencia del obispo Aethelwold (963-984). Con ambas personalidades se relacionan las dos primeras obras que se consideran el origen de la escuela: un documento protocolario y un pontifical. En estricto sentido no podemos hablar de una escuela, pero es una manera de hacer referencia escuetamente a una cierta unidad caracterizada por el empleo de una exuberante decoración de hojas de acanto y un dibujo de tipo ilusionista.La "Carta fundacional de New Minster" fue escrita hacia 966 o poco después. En el frontispicio del documento se representa el acto de la donación real, en la que el rey Edgar entre Santa María y San Pedro, como patronos del monasterio, ofrece el acta fundacional a Cristo en majestad, quien se manifiesta en la parte superior transportado por los ángeles. Se trata de la típica iconografía carolingia de dedicación u ofrenda, donde no falta la consabida referencia a un poder terreno ejercido por un monarca apoyado en la Iglesia -representada por María y Pedro-, y, a su vez, todos subordinados a la voluntad divina. La composición en círculo, con el oferente en primer término, abajo, remite también a soluciones muy parecidas en las ilustraciones del escritorio carolingio de Tours, especialmente entre las miniaturas de las obras realizadas para el abad Viviano. La escena aparece enmarcada por una hermosa cenefa dorada, sobre la que se enmarañan las consabidas hojas de acanto que constituyen la constante decorativa de la escuela.El "Pontifical de San Ethelwold" fue elaborado para este obispo entre 975 y 980, encargando éste al miniaturista que tuviese figuras y todo tipo de bellos colores (cum multigenis miniis pulchris). La decoración comprende más de veinte grandes páginas iluminadas en su totalidad. Las figuras dotadas de una gran movilidad, sugerida ésta por el empleo de una brillantísima policromía de malvas, añil oscuro, rojo pálido, naranja, verde, algún ocre y amarillo, modelándolo todo con realces luminosos en blanco. El oro se utiliza con gran profusión para dar calidad a telas y encuadres. El variadísimo repertorio de imágenes -referidas a la Encarnación, el triunfo de Cristo sobre la muerte, la Virgen y representaciones de santos- parece depender en líneas generales del Sacramentario de Drogón. Aunque autores como O. Hamburger prefieren señalar como modelo una caja eboraria de finales del período carolingio. La importancia de este pontifical se acusa en su gran vitalidad como modelo iconográfico y decorativo, durante más de un siglo seguiremos apreciando los ecos de su arte en todo tipo de miniaturas.La llegada a Canterbury del "Salterio de Utrech", a finales de la décima centuria, ocasionará una importante renovación del arte del dibujo. Se producirán copias de esta obra (Salterio Harley) introduciendo el empleo del color para realzar los trazos dibujísticos. Esta técnica del trazo coloreado es una verdadera creación anglosajona, posiblemente derivada del arte del bordado que conoció un gran desarrollo en las islas. El "Salterio Cotton" nos ilustra sobre la gran calidad alcanzada por este tipo de dibujo en épocas tardías (1050). La página con la representación del descenso al Limbo es una de las grandes creaciones de la plástica inglesa. Se puede ver en ella la imagen gigantesca de Cristo, vencedor sobre las bestias diablescas, liberando las almas. En su conjunto se trata de una escena compuesta con un gran dinamismo y una excelente plasticidad.Durante los primeros años del XI, la miniatura inglesa evoluciona hacia unas formas exageradas y, en muchos ejemplos, de expresiones excesivamente dramatizadas. Se ha dicho, para definir esta tendencia, que nos encontramos con un manierismo del estilo; en todo caso, los supuestos amaneramientos no evitan que sintamos la delicada hermosura de estas imágenes realizadas por unos artesanos que demuestran un gran dominio de su oficio. El "Misal de Roberto de Jumièges", realizado en Ely poco después de 1015, se puede considerar la mejor representación de esta tendencia de formalismo expresionista que, en los "Evangelios Grimbald", compuestos en Winchester hacia 1020, se ha convertido ya en algo estereotipado y frío.Inmediatamente antes de la conquista normanda, la miniatura ha convertido el lenguaje de sus imágenes en un discurso formal caracterizado por la tendencia a la abstracción de sus formas. Así lo podemos ver en las dos obras realizadas para la condesa Judit de Flandes -Evangelios Weingarten- entre los años 1050 y 1065. Los retratos de los evangelistas y la misma representación de la crucifixión presentan unas figuras sumamente estilizadas, con unos ropajes llenos de pliegues abstractos que nos ocultan las formas anatómicas.La ocupación normanda no supuso el inmediato final de la miniatura sajona, en centros como Canterbury pasarían decenios antes de que se dejase de cultivar.