Comentario
Mientras el grueso de las fuerzas alemanas se afanaban en reducir la bolsa de Dunkerque, algunas de sus unidades tomaron posiciones sobre el Somme, disponiendo el campo para la segunda parte de la operación. Weygand y el Gobierno no podían ya engañarse: cuando los alemanes terminaran con Dunkerque, seguirían con el resto de Francia.
Efectivamente, los estados mayores alemanes plantearon una ofensiva de lujo con 137 divisiones en línea. Desde el Atlántico hasta la frontera de Suiza, se situaron por este orden los grupos de ejércitos alemanes B -von Bock-, A -von Rundstedt- y C -von Leeb-, que llevaba desde el 10 de mayo tomándole las medidas a la línea Maginot-. Frente a ellos París sólo podía oponer 76 divisiones, muchas de ellas formadas con los retales que dejó la anterior batalla, algunas más sin experiencia alguna en combate en el campo, pues fueron adiestradas para servir en las fortificaciones de la Maginot.
La superioridad alemana era aun mayor en lo que a carros de combate se refiere, pues podían poner en marcha cerca de dos millares, mientras que Francia apenas podía oponer tres centenares; lo mismo ocurría con los aviones: Francia no tenía más de 500 y Alemania, más de dos millares de aparatos de combate y de mejor calidad.
Se le ha reprochado a Weygand que montara un dispositivo estático, que fuera un general trasnochado y que por sus anticuados métodos Francia perdió aquella segunda y definitiva batalla. En general son opiniones interesadas -como las del general De Gaulle- que para sostener sus tesis tergiversaron las cifras. Por ejemplo, aseguraron que Weygand pudo formar dos grandes agrupaciones de unos 400 carros modernos cada una y utilizarlas como segadoras contra las líneas de penetración alemana.. Para poder hacer eso se precisarían, a) 800 carros, b) cobertura aérea para protegerles. Francia no tenía esos medios.
Weygand hizo, probablemente, lo único que podía permitirse en aquellas circunstancias: galvanizar a los restos de su ejército, distribuir sus fuerzas de la forma más práctica posible y constituir a lo largo de todo el frente "posiciones erizo", en las que las tropas tenían la consigna de resistir a toda costa, Con ellas pensaba abrir el camino de los carros, pero frenar a la infantería, de modo que la máquina alemana perdiera su mortal eficacia.