Comentario
Entre todos los escultores contemporáneos a Gil de Siloé en el área castellana, el más notable es el anónimo autor del retablo de la Epifanía de la colegiata de Covarrubias, justamente célebre. Como organización responde a una concepción flamenca, aunque con figuras de grandes dimensiones, menos frecuente. Su autor debió ser un nórdico que vino a Burgos después que Gil de Silóe. Sus modelos están muy directamente inspirados en la pintura flamenca inmediatamente anterior.
Otro interesante artista ha sido aislado, pese a conservar el anonimato. Es el que realiza el retablo de la capilla de la Virgen de Buena Mañana en San Gil de Burgos. También en la provincia escultores de menor calidad componen el inmenso retablo de Gumiel de Hizán.
En otra línea estarían los artistas que se agrupan en torno al arquitecto Simón de Colonia. Su empresa más compleja es la capilla del Condestable. Se marca una diferencia de calidad con el otro taller, pese a que siempre se trabaja con un nivel muy alto. A este círculo pertenecen algunos sepulcros, como el buscadamente espectacular de Fernando Díez de Fuentepelayo, en la capilla de Acuña.
En Palencia, concretamente en Becerril de Campos, se constituye otro interesante taller en torno a Alejo de Vahía. No es comparable a Siloé, pero se trata de un tallista que obtiene efectos excelentes con un repertorio relativamente limitado. El conjunto más complejo es el relieve de la Muerte de la Virgen (catedral de Valencia). Lo normal es que trabajara figuras sueltas, que luego se integraban en retablos mixtos de pintura. Colaboró con Pedro Berruguete, pese a puntos de vista estéticos distintos, porque se manifestó absolutamente impermeable al renacimiento. Obras excelentes son la del Abrazo en la Puerta Dorada, que centró en otro momento el retablo mayor de Santa Eulalia de Paredes de Nava, la Santa Ana triple de la catedral de Palencia o algunas Vírgenes tardías (Monzón de Campos) y Crucificados (Museo Marés, Barcelona). Debió comenzar a trabajar hacia 1475-1480 y moriría hacia 1510-15.
En otras zonas de Castilla la Vieja no hay la misma densidad y calidad, sino obras importantes, pero sin que se vea que exista una continuidad de talleres. Sin embargo, hay que reconocer que algo tenía que existir detrás de escultores extraordinarios, como el anónimo autor de la monumental Virgen con el Niño que en otro tiempo centró el gran retablo desaparecido de la destruida iglesia de san Francisco de Cuéllar (Museo Mares).
En León, Zamora o Salamanca, hay obras notables, aunque tampoco quepa hablar de escuelas firmemente establecidas. Los escultores del coro de la catedral de Zamora, a comienzos del siglo XIV, dicen venir de León pero su forma de hacer está próxima a talleres burgaleses, igual que sucede con la forma del monumental sepulcro del doctor Juan de Grado, en la misma catedral.
En León se documentan artistas nórdicos, pero la variedad de estilo de diversas obras no se resuelve con la recurrencia a una única personalidad. Es necesario seguir trabajando sobre los documentos, porque es, con Burgos y Palencia, la tercera ciudad nórdica donde se percibe la existencia de talleres interesantes desde los años sesenta hasta los comienzos del siglo XVI. Algunos de estos escultores trabajan también en la catedral de Oviedo.
En Andalucía, Sevilla se configura por vez primera como centro escultórico importante. Nunca dejará de serlo hasta el siglo XVIII. Los grandes comienzos están en 1454, cuando Lorenzo Mercadante de Bretaña trabaja una Virgen y el sepulcro del cardenal Juan de Cervantes, para la catedral en construcción. Inmediatamente se dedica a lo que debe su especialidad: la terracota en gran tamaño. Las portadas de los pies le deben sus tímpanos y las imágenes exentas de sus jambas. Es un artista también de sólido oficio, algo uniforme, sólido en sus grandes imágenes, pero pintoresquista y afecto al detalle en sus relieves.
Complementariamente es importante, porque debió enseñar las diversas habilidades técnicas a Pedro Millán, su posible continuador años después de su muerte (hacia 1467). El problema estriba en que los primeros datos documentales lo citan en 1487. El documento y la satisfacción con que suele firmar han permitido reconstruir una interesante personalidad. También en Sevilla a partir de un momento, como en Toledo, los esfuerzos se centran en una fábrica monumental: el retablo mayor. No el único interesante, como se deduce por la sillería de coro tardía.