Comentario
Entre tanto, en Valencia se dan cita, como a fines del siglo XIV, artistas foráneos, como Luis Alincbrot. Pero es Jacomart el gran pintor. Su vida es irregular y transcurre entre Valencia e Italia, donde será reclamado por el rey Alfonso el Magnánimo. El tríptico de la colegiata de Játiva es una de las mejores muestras de su arte que, parcialmente, se perciben en el gran retablo de Segorbe, con participación de taller. Su personalidad es algo huidiza, por los viajes continuos y porque obras iniciadas por él son terminadas por el digno pero menos dotado Juan Rexach. En los momentos culminantes, su arte admite comparación con el de Antonello joven. Rexach hereda seguramente su clientela y trabaja con eficacia, dentro de sus limitaciones.
También por Valencia pasa por un momento el más vigoroso artista hispano de la segunda mitad de siglo. Me refiero a Bartolomé Bermejo, andaluz de origen, sin tradición en su tierra de origen, formado casi con seguridad en Flandes, donde conoce a varios maestros importantes que le influyen. Pero, al contrario que Dalmau, su personalidad asimila lo que ve, reinterpretándolo con originalidad. Su oficio es igualmente superior al del valenciano. El San Miguel de Tous es una obra magnífica de dibujo comparable al de sus maestros, pero con un toque áspero particular. Sin que conozcamos las razones de su azarosa existencia, le vemos a continuación en Aragón. Sobre todo está en Daroca. Pinta el descomunal Santo Domingo de Silos (Museo del Prado), icono de oro, gigantesco y solemne, arcaico y moderno, cuya cabeza es un prodigio técnico.
Es casi con seguridad el único pintor hispano que resiste por su técnica el parangón con los flamencos. También en Daroca lleva a cabo el desigual retablo de Santa Engracia, más interesante por su bancal que por la historia de la santa dispersa por diversos museos. Como es natural, es el Santo Domingo el que suscita más copias entre los aragoneses.Pese al éxito que parece suponer esta aceptación, viaja a Barcelona. Quizás hubo incluso otra estancia en Valencia, donde recibe el encargo del mercader de Acqui Terme, Francisco della Chiesa, pintando el retrato en la tabla central de un tríptico dedicado a la Virgen de Montserrat (catedral de Acqui Terme), recientemente restaurado. Es muy claro que era un paisajista excelente y lo muestra en esta tabla, buscando efectos lumínicos que inciden sobre las figuras. Esto se pondrá aún más de manifiesto en la barcelonesa Piedad del canónigo Desplá (Museo de la catedral, Barcelona), obra tardía de su estancia en la capital catalana, donde debe morir. ¿Qué razones le llevan a estos cambios de residencia? Su catálogo no es muy extenso, pero sí muy intenso.
El Aragón que conoció abundaba en obras producidas en diversos centros, aunque con una calidad muy desigual. El descubrimiento de las pinturas de la zona alta del retablo de Egea de los Caballeros nos presenta a un notable artista que debe ser Martín de Soria. La identificación del Maestro del arzobispo Mur con Tomás Giner, relacionado con la corte, y pintor de sólida formación, ayuda a entender la variedad de talleres, sin que sea pensable un Huguet joven que influya en Aragón. Miguel Ximénez y Martín Bernat actúan a veces juntos, pero poseen condiciones menos interesantes como artistas.
La pintura catalana no mantiene la calidad anterior, explicable por la difícil situación por la que pasa el Principado. Huguet es el maestro incontestable, con grandes condiciones que no llega a desarrollar con plenitud, porque no encuentra una clientela exigente que le pida demasiado. En sus orígenes parece mantener alguna línea de contacto con el internacional. También existe un conocimiento de lo italiano. Tal vez receptivo a Dalmau, lo cierto es que su concepción espacial es mucho más moderna que la del exquisito Martorrell. Instalado en Barcelona no abandonará la ciudad en su larga vida. Su éxito continuo le obliga a mantener un taller bien organizado con actividad constante, hasta en los momentos graves de la guerra civil. Pero las expectativas iniciales quedan truncadas al adocenarse en una producción decorativa, de ciertos efectos, donde se va renunciando a las conquistas adquiridas en una temprana madurez.
En otras zonas de Cataluña trabajan talleres de mayor o menor entidad. En la zona norte, se asientan un anónimo artista denominado Maestro de la Seo de Urgel, tal vez vivo más allá de 1500, de sólida formación nórdica, con una producción relativamente escasa, pero interesante. En Gerona se ha atribuido a la familia Solá un grupo de interesantes pinturas, con puntos de concomitancia con Huguet.