Comentario
Entre los meses de octubre y noviembre de 1942, el Ejército alemán sufrió dos derrotas, la primera en África, en El Alemein, y la segunda en Stalingrado, demostrando al mundo que la máquina bélica hitleriana no era invencible. Se había contemplado con anterioridad el avance alemán hacia el Volga, el asalto a la ciudad y el contraataque ruso. El 14 de septiembre los alemanes entraron en Stalingrado, en donde permanecieron durante seis meses; sin embargo, en noviembre comenzó a declinar la parábola de la fortuna militar del ejército alemán: la ofensiva soviética consiguió liberar la ciudad del asedio liquidando al Ejército aleman del feldmariscal von Paulus. El 31 de enero de 1943, el mismo von Paulus se rindió con 80.000 soldados.
El aspecto político de la batalla de Stalingrado y la liberación de la ciudad fueron notables: comenzó la fase de las victorias de las potencias aliadas. Normalmente se cree que el desquite soviético se debió a dos factores: por una parte, al sentimiento patriótico del pueblo ruso, que comprendió que la caída de la ciudad perjudicaría notablemente las posibilidades de supervivencia económica de la URSS; por otra parte, la importante concentración de las fábricas de armas en los Urales y en Siberia, fuera del radio de acción de la aviación alemana.
En noviembre de 1942 se le notificó al general alemán von Paulus que organizara la Fortaleza de Stalingrado mientras se estudiaban planes de ayuda para él. Mientras tanto, el 11 Ejército de von Manstein fue desplazado del frente de Leningrado con la intención de abrir un corredor para el 6º Ejército (Paulus), de restablecer las líneas de abastecimiento terrestres así como el frente original. Los planes de Manstein, dictados en gran parte directamente por el Führer, eran atacar el frente de Stalingrado de Eremenko, replegarse rápidamente y lanzarse nuevamente en el barullo junto con Paulus, quien tendría que haber atacado desde Stalingrado el frente del Don de Rokossovsky. Al comienzo, la ofensiva de Manstein hizo rápidamente tales progresos que el 23 de diciembre se encontraba a tan sólo 30 millas de Stalingrado; sin embargo, al llegar a esta posición su situación se hizo muy crítica, tanto que Manstein se vio obligado a desafiar las órdenes de Hitler: mandó a Paulus un mensaje con la orden de abandonar la empresa que él mismo no había sido capaz de llevar a término, retirándose de la "Fortaleza de Stalingrado" y uniéndose a las fuerzas del Grupo Hoth, en Myshkova. Paulus, por su parte, hizo saber que no abandonaría Stalingrado si no se lo ordenaba el mismo Hitler.
Un día después de que Manstein enviara su mensaje a Paulus (el 24 de diciembre de 1942), los Ejércitos de los frentes rusos sur-oriental y de Stalingrado irrumpieron en la formación de las fuerzas de Manstein, las cuales se encontraban ya extenuadas. Sus tropas, a final de mes, fueron totalmente derrotadas.
Mientras tanto, en la ciudad, la posición de Paulus era desesperada: su petición inicial de 700 toneladas diarias de abastecimientos se basaba en las reservas reales que ya no existían. Una vez agotadas dichas reservas, la cantidad de abastecimientos que necesitaba era por lo menos el doble. A pesar de los esfuerzos realizados, la Luftwaffe no pudo mantener las promesas que le diera Göring. Entre noviembre y enero del año siguiente, cuando los rusos ocuparon los aeropuertos, el abastecimiento aéreo alemán sobre Stalingrado no superó nunca las 70-80 toneladas diarias.
El 8 de enero, Rokossovsky instó a Paulus a que se rindiera: después de que éste lo rechazara, dos días después fue lanzada una ofensiva contra el perímetro defensivo alemán. El destino del 6º Ejército, rodeado por seis Ejércitos soviéticos, estaba señalado; sin embargo, para Hitler, considerar la posibilidad de rendirse estaba fuera de discusión.
El 13 de enero, los rusos conquistaron el extremo occidental de las posiciones alemanas y al día siguiente ocuparon el aeropuerto de Pitomnik. A finales de mes, los alemanes habían perdido todos los aeródromos que le quedaban: para Paulus significaba el final del contacto con el mundo exterior. Ya no le quedaba nada que defender; seguir combatiendo significaría enviar a una masacre a las tropas supervivientes. Se rindió el 31 de enero. De los 200.000 soldados alemanes asediados al principio, 100.000 murieron en combate y 34.000 fueron evacuados en avión. Los restantes se rindieron. Por su parte, la Luftwaffe perdió casi 500 aviones de transporte.
Hay que subrayar el hecho de que más importante que las pérdidas humanas y de medios fue el efecto psicológico de la rendición de Stalingrado. La "Invencible Wehrmacht" había sido derrotada: ¿con qué repercusiones? Junto al éxito de los aliados en África, este desastre anticipaba para los aliados y para las potencias del Eje el probable resultado de la Segunda Guerra Mundial.