Época: Stalingrado
Inicio: Año 1942
Fin: Año 1943

Siguientes:
Convertir Stalingrado en una fortaleza

(C) Andrés Ciudad y María Josefa Iglesias



Comentario

Alfred Rosenberg, nombrado por Hitler ministro de los Territorios Orientales hasta la vigilia de la "Operación Barbarroja", el 16 de julio de 1941, en una conferencia secreta sobre el futuro de Rusia, anunció, según las palabras del Führer, que "(...) mientras los métodos y los objetivos alemanes tienen que estar escondidos al mundo, podemos y debemos tomar todas las precauciones necesarias: ejecuciones, deportaciones, etc. La orden es esta: 1) conquistar; 2) dominar; 3) aprovechar".
El ideólogo nazi, que terminará colgado en Nuremberg, afirma que la Unión Soviética ha de ser declarada "zona militar administrativa" y dividida en dos "Comisariados del Reich": Ostland y Ucrania. En la "zona militar administrativa" se impuso un régimen de feroz ocupación. Los "koljos" soviéticos, renombrados "poderes estatales", fueron confiados a funcionarios alemanes; los soviet fueron abolidos y sustituidos por "juntas", siendo presididas por burgomaestres elegidos por los nazis; los pueblos volvieron a tener los "starosta" y los policías locales. A los ciudadanos, fichados mediante las partidas de nacimiento y los lugares de trabajo, se les prohibió alejarse del propio centro sin el permiso de la autoridad militar; la circulación por las carreteras se permitía sólo durante las horas diurnas.

Creadas estas condiciones de esclavitud, se hizo posible a los ocupantes realizar el último de los tres puntos de Rosenberg: el aprovechamiento total.

Entre mediados de 1941 y finales de 1943 más de cinco millones de ciudadanos soviéticos -según datos rusos- fueron deportados a Alemania para realizar trabajos forzados, de los cuales 3.104.000 eran hombres, 1.498.000 mujeres y 633.000 niños menores de 16 años.

El cálculo global de las pérdidas humanas, según el Archivo Central ruso, es de 8.000.000 de víctimas entre ciudadanos y prisioneros de guerra (excluidos los caídos en combate), 4.000.000 en Ucrania, 2.500.000 en Bielorrusia, 1.700.000 en la República socialista federativa rusa.

De los prisioneros de guerra soviéticos (en total 5.100.000), sólo 1.800.000 escaparon de la muerte por frío, hambre y asesinatos indiscriminados. No se sabe el número de víctimas entre los judíos, asesinados inmediatamente y en donde se encontraban: en Babi Jar, en Kiev, fueron masacrados 100.000 en una sola fosa. Las trágicas condiciones de vida en los "lager" llevaron a muchos prisioneros soviéticos a pasar a las filas del "Ejército de liberación ruso", creado por el traidor Vlassov.

Andrej Andreevich Vlassov, un general cosaco nacido en 1900 en Lomakino, había participado en la victoriosa contraofensiva rusa de Moscú. El verano siguiente, su 2º Ejército fue aniquilado por los alemanes en Volkhov y él mismo cayó prisionero. Después, empujado por la ambición, el general predilecto de Stalin aceptó pasar al bando de los alemanes haciéndose jefe del "Comité para la liberación de los pueblos rusos". Eran sobre todo uzbekos y cosacos ucranios quienes componían su Ejército de Liberación: en cifras globales, unos 825.000 hombres, si bien debido a las frecuentes deserciones tuvieron que ser transferidos a Francia y a Bélgica.

Su base de adiestramiento estaba en Heuberg, en los alrededores de Ulma. Sólo a comienzos de 1945, cuando el máximo esfuerzo de Hitler se dirigió a impedir el avance soviético, Vlassov de desplazó hacia oriente con dos divisiones y combatió en Silesia y en Praga. Capturado por los americanos y enviado a los rusos, fue colgado en Moscú con otros once generales traidores el 1 de agosto de 1946.

El comportamiento de Vlassov no fue único: los alemanes llegaron a organizar otras "legiones extranjeras" compuestas por hombres de Azerbaiyán, Osetia o Ingushetia, por ejemplo. En total, cien o doscientos mil hombres que se dispersaron con la ofensiva rusa de 1944 y con la expansión, en los territorios ocupados, del movimiento partisano.

La lucha contra los alemanes en las retaguardias comenzó en el verano de 1942 debido al rapidísimo avance alemán que aplastó a muchas divisiones soviéticas, en total 250.000 soldados.

Fue la batalla de Stalingrado la que transformó el movimiento partisano en un segundo frente, especialmente en Ucrania y Bielorrusia, con divisiones adiestradas, dotadas de campos de aviación, de organizaciones para el traslado de los heridos y el aprovisionamiento de armas pesadas (morteros, cañones, piezas anticarro) y con una estructura político-administrativa: en la zona de Orel, 18.000 partisanos controlaban 490 poblados; en el distrito de Baturinska (Smolensk), a comienzos de 1943, la organización partisana poseía depósitos de víveres con 207 toneladas de centeno, 700 toneladas de patatas y 1.000 cabezas de ganado.

El número de partisanos "regulares" llegó a 360.000. La orden de Stalin a los partisanos de atacar la línea ferroviaria en Bielorrusia, entre julio y noviembre de 1943, dio estos resultados: 200.000 vías destruidas, 1.014 trenes descarrilados, 814 locomotoras inutilizadas y 72 puentes demolidos.

Los sabotajes, las emboscadas y los atentados se transformaron rápidamente en batallas en campo abierto. En Bielorrusia, la acción de los partisanos eliminó medio millón de alemanes, entre los que se encontraban 47 generales y el alto comisario de Hitler, Wilhelm Kube, muerto al colocarle una bomba debajo de la cama de su camarera rusa.