Época: Renacimiento5
Inicio: Año 1400
Fin: Año 1500

Antecedente:
El arte en las cortes
Siguientes:
Las reuniones en Villa Careggi
La obra de Botticelli
Florencia, cuna del Renacimiento
Nace un arte nuevo
La arquitectura, faro de todas las artes

(C) Victor Nieto y Alicia Cámara



Comentario

La culta y rica sociedad florentina de la época de Lorenzo el Magnífico, que fue celebrada por Ghirlandaio en sus frescos, se convirtió con el tiempo casi en un mito. Se ha escrito mucho sobre cómo se llegó a crear ese mito de una nueva Edad de Oro en tiempos de Lorenzo el Magnífico y una de las conclusiones es que si en el siglo XVI se pudo crear tal mito, fue, entre otros factores, por el esplendor artístico alcanzado en la Florencia de fines del siglo XV.
El carácter experimental del arte florentino a lo largo de todo el siglo, que tuvo su culminación en Leonardo, hizo de Florencia un centro cultural con prestigio en toda Europa. A pesar de que las ideas y formulaciones artísticas, científicas o filosóficas fueran patrimonio de una pequeña elite cultural, cuyos miembros además solían pertenecer a las clases sociales superiores, se puede decir que toda la ciudad se sintió implicada en ese clima de esplendor cultural.

La familia Médici fue una familia de la burguesía, enriquecida con la Banca. La tradición de mecenazgo de esta familia arrancaba desde Cosme el Viejo, para quien trabajaron artistas de la fama de Michelozzo, Donatello, Fra Angelico, Benozzo Gozzoli o Filippo Lippi. Si Cosme invirtió sobre todo en obras de arquitectura, su hijo Pedro fue un gran coleccionista de objetos preciosos. Se ha apuntado que ello quizá se debió a una voluntad de demostrar con ese refinamiento que era diferente de otros poderosos. Para él trabajaron Luca della Robbia, Alberti o Piero della Francesca. A la muerte de Pedro, en 1469, le sucedió su hijo Lorenzo en el gobierno de la ciudad. El período de paz que coincidió con su gestión ha contribuido también a la creación del mito de la Edad de Oro. Tanto poder en manos de esta familia provocó, sin embargo, el consiguiente rechazo de otros miembros influyentes de la ciudad. En ese sentido el hecho más grave que se produjo fue la conspiración de la familia Pazzi, que en 1478 intentó asesinar a Lorenzo el Magnífico y a su hermano Giuliano, consiguiéndolo tan sólo con el segundo. De nuevo, pues, hay que recordar la presencia de la violencia y la guerra en estas cortes que, desde otro ángulo, pueden parecer remansos de paz y de culto a la belleza.

En ese aspecto, una de las obras más famosas de Botticelli, Palas y el centauro, conmemora el éxito diplomático de Lorenzo, al haber convencido en 1480 al rey de Nápoles de abandonar la liga de Sixto IV contra Florencia. La figura de Palas, diosa de la inteligencia, sería el signo por el cual se representaría tanto a Florencia como a Lorenzo; el centauro en cambio sería Roma y Sixto IV, y el paisaje marino del fondo, tan protagonista como las dos figuras, sería una alusión a Nápoles. El explícito mensaje político encontró en la obra de arte el medio más adecuado para expresarse. Si en esta obra se exaltaba la figura de Lorenzo como gobernante, en la que pintó Perugino con el tema de Apolo y Dafne, la referencia era en tanto que humanista. Lorenzo se identificaría con Dafne, cosa que ya había hecho él mismo en un escrito, por su amor a la poesía y a la belleza. La sensación de serenidad y la referencia a modelos clásicos en las obras de Perugino estarían reflejando también el espíritu que impregnaba la corte de Lorenzo. También Luca Signorelli celebró la época de los Médici en una obra con el tema de La educación de Pan, hoy desaparecida, en la que por un lado se exaltaba la música como camino para que el alma alcanzara la armonía y por otro reflejaba la nueva Edad de Oro de la Florencia de Lorenzo, pues Pan era el dios pacificador que se había encarnado en los Médici.

La paz, la belleza y el amor fueron los conceptos en torno a los cuales giró esta corte de humanistas, rápidamente desintegrada tras la muerte de Lorenzo. Fue Lorenzo coleccionista de códices, de monedas antiguas, de objetos orientales...,fue poeta, amigo de humanistas, como mecenas de artistas procuró que esa labor de mecenazgo no se limitara a sí mismo sino que su ejemplo fuera seguido por otros, y reunió en el palacio Médici de la Vía Larga una corte que ha pasado a la historia como arquetipo del humanismo en el Renacimiento. La ciudad podía mostrarse orgullosa no sólo de este presente, sino también de un pasado propio, como era el etrusco, cuyos restos comenzaron a ser objeto de atención e incluso de colección, aunque fue en el siglo siguiente cuando este fenómeno de recuperación arqueológica alcanzó su mayor entidad.