Época: Imperi Japón
Inicio: Año 1868
Fin: Año 1945

Siguientes:
La ascensión de Japón
La plenitud de la expansión exterior
Los fundamentos del imperialismo

(C) Jesús Hernández Perera



Comentario

La historia del Japón contemporáneo, marco en el que situar la formación del imperialismo japonés, se divide en tres fases.
La primera, entre 1868 y 1912, es la época de la revolución Meiji. Significa la modernización y occidentalización. Liberado Japón de la incipiente dependencia colonial occidental, se permite un completo desarrollo que le transforma en gran potencia mundial.

Hay dos momentos en este proceso: de 1868 a 1881 es el período de las reformas y la consolidación de la revolución Meiji; reformas que tienden a transformar ampliamente la sociedad japonesa, aunque manteniendo su base tradicional. El segundo momento, de 1881 a 1912, corresponde al apogeo del Japón Meiji, con la nueva organización e institucionalización del Estado y la sociedad, y a los comienzos de la expansión territorial e imperial que, en su plenitud, configura un imperialismo propio, rival del occidental.

La segunda fase, de 1912 a 1937, es la época del Japón potencia mundial: entre la Primera y Segunda Guerra Mundial se suceden las llamadas era Taisho, entre 1912 y 1926, y era Showa, desde 1926. Japón se convierte en un nuevo centro de poder mundial. Su vida política y económica está dominada por los grupos oligarcas, financieros y militares, que mantienen el crecimiento capitalista y la prosperidad económica, el control político y la expansión exterior. Con ello, en el orden interno, desde las bases de un sistema que se considera liberal, se tiende a formar un régimen autoritario, y en el plano externo, a construir un Nuevo Orden en Asia oriental que consagre el poderío japonés.

La tercera fase, de 1937 a 1945, es durante la Segunda Guerra Mundial: en el orden interno se llega al gobierno de los militares, y en lo internacional, a la alianza con las potencias del Eje, llevando el proceso bélico a la derrota japonesa en el año 1945.

A lo largo de este proceso se formula el imperialismo nipón, que entra en rivalidad y conflicto con los imperialismos occidentales hasta entonces dominantes en Extremo Oriente.

Configuran este imperialismo tres factores: la ascensión diplomática e internacional de Japón a potencia mundial, la concreta expansión territorial exterior impulsada por las necesidades de ese mismo crecimiento económico y político que lleva al país a construirse un imperio colonial propio en Asia oriental y, por último, los fundamentos ideológicos y sociales del ultranacionalismo e imperialismo japoneses en el seno de su propia identidad histórica. Resultado de todos estos elementos es la construcción del Nuevo Orden japonés en Extremo Oriente.