Comentario
Los designios dirigidos hacía la ocupación permanente de la región de Manchuria por parte del Imperio japonés eran evidentes para todos los observadores llegados los primeros años de la década treinta. Esta extensa región, contigua a la ocupada península de Corea, presentaba todos los elementos adecuados para convertirse en el espacio físico que el expansionismo nipón precisaba. Por una parte era un espacio estratégico situado entre dos adversarios de Japón: China y Unión Soviética. Por otra, era un importante centro de producción de materias primas, fundamentales para la prosecución de la guerra que se preveía inmediata.
Así, ante la inacción de la Sociedad de Naciones, el día 9 de marzo de 1932, cinco meses de ocupación militar de Manchuria por parte japonesa se verán culminados por la proclamación del Estado independiente de Manchukuo. A nadie se le ocultaba que se trataba de un régimen títere creado con el fin de ofrecer una imagen aceptable a un mero estado de ocupación y explotación. El último emperador de la dinastía manchú, Pu Yi, que residía en Tientsin, fue trasladado a la capital del nuevo Estado, Mukden, para ser situado a la cabeza del mismo. Mediante esta evidente maniobra, los japoneses pretendían obtener un cierto grado de legitimidad a su acción. Estados Unidos no reconocería al nuevo régimen, mientras que la Sociedad de Naciones ni siquiera consideraba necesario decretar sanciones contra Japón, que de todas formas acabaría retirándose de la organización.
El día 31 de mayo de 1933, Japón consiguió establecer un acuerdo con el Gobierno chino, creándose una zona desmilitarizada entre la ciudad de Pekín y la Gran Muralla. Pero para afirmar todavía más su poder sobre Manchuria proclamó, el 1 de marzo de 1934, el Imperio de Manchukuo. El comandante en jefe del Ejército de Kwantung, que asimismo ejercía las funciones de gobernador de aquella región, fue nombrado embajador japonés arte las autoridades imperiales. De hecho, él era quien se hallaba en posesión de los supremos poderes militares y políticos, siendo única fuente de autoridad.
El Gobierno independiente de Mukden tenía todos sus puestos decisorios ocupados por militares ocupantes. Al mismo tiempo, Tokio presionaba sobre las autoridades soviéticas para que cediesen a Manchukuo las instalaciones del ferrocarril de la China Oriental. A partir de este momento, el ejército japonés de ocupación se dedicaría de forma sistemática y racionalizada a convertir a Manchuria en la base fundamental, industrial y militar, para la expansión del Japón sobre territorio asiático.
La Compañía de Ferrocarriles de Manchuria del Sur se convirtió así en el agente principal de explotación económica de la región. Se organizó con posterioridad una Compañía de Industria Pesada que, a partir de 1937, se dedicó a la masiva instalación de factorías metalúrgicas, eléctricas, químicas, de extracción minera, de sistemas de transportes y de comunicación, etc. Al mismo tiempo, gran cantidad de familias de campesinos japoneses y coreanos fueron instaladas en la región, mientras se limitaba drásticamente la entrada de contingentes chinos. Estos granjeros debían servir además para actuar militarmente en caso de agresión procedente del exterior, es decir, de China o de la Unión Soviética. En este plano agrícola, las nuevas autoridades impulsaron la diversificación en los cultivos y su tratamiento intensivo, con el fin de dotar a Japón de una autonomía alimenticia suficiente para el momento en que diesen comienzo las hostilidades.
Sin embargo, la resistencia antijaponesa se mantendría viva durante todo este periodo, sustentada tanto por el Kuomintang como por el partido comunista opuesto a éste. Solamente en el año 1934, los japoneses debían reconocer haber sufrido un total de más de cincuenta mil bajas en sus enfrentamientos con la guerrilla patriota. El día 9 de agosto de 1945, cuando ya habían sido lanzadas las bombas atómicas sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, la Unión Soviética declaro la guerra al Japón ya vencido. El Ejercito Rojo atravesó las fronteras y penetro en el territorio de Manchuria. El 14, fue firmado un tratado chino-soviético, y la paz llegó en la siguiente jornada.
El emperador Pu Yi fue apresado por los soviéticos, que al mismo tiempo se lanzaron a desmantelar y transportar hacia su territorio la mayor parte de las instalaciones industriales existentes en la región, a la que consideraban enemiga. No se conoce con exactitud el monto total de los bienes producto de este expolio, pero una aproximación arroja cifras cercarías a los varios centenares de millones de dólares debido a la envergadura del sistema que los japoneses habían dispuesto en Manchuria, convirtiéndola en una verdadera prolongación de su propio aparato productivo.
A partir de estos momentos, Manchuria, será escenario de repetidos y violentos choques habidos entre la guerrilla comunista sostenida por Moscú y el ejército del Kuomintang, La región se verá de forma inmediata organizada según las directrices de un Gobierno Popular del Nordeste, de inspiración comunista, que el régimen de Chiang Kai-Chek se verá obligado a aceptar debido a su misma debilidad. Tras el triunfo de los comunistas de Mao Zedong y la huida a Formosa de las autoridades hasta entonces vigentes, será proclamada la República Popular China. Manchuria pasará a integrarse en ella, manteniendo, a pesar de todas las vicisitudes sufridas, el más destacado lugar del país en lo referente a niveles de desarrollo agrícola e industrial.