Comentario
Señala Blunt que "el gusto italiano lo barrió todo en la arquitectura, la escultura y la pintura decorativa durante el reinado de Francisco I, pero en el retrato perduraba una tradición distinta". Alude a la tradición flamenca, con las figuras de Jean Clouet (hacia 1475-1540 y su hijo François Clouet (hacia 1516-1572), cuyas producciones, en determinadas obras no discernible, representan la retratística de corte durante el siglo XVI en Francia. Con ellos, que expresamente ostentaban el título de pintores de cámara, parece haberse querido compensar, dado el creciente nacionalismo ya señalado, la presencia e influjo italianos dominantes en la corte; en el caso del sagaz Francisco I sería muy creíble. La razón básica parece similar a la que en España llevó a Felipe V, a inicios del siglo XVIII, a mantener una prudente política de formas, que no de fondo, hacia su casa española, frente a su casa francesa.
Jean Clouet, flamenco de origen, mantiene los caracteres del retrato flamenco del siglo XV (realismo, minuciosidad detallista, empleo muy contrastado del claroscuro) en toda su producción, a la que incorpora algún rasgo de la retratística italiana -el retrato de Francisco I realizado por Tiziano, algo pudo sugerirle- en cuanto a valorar gestos y ademanes, así como el colorido y calidades de las vestimentas. Su versión de retrato ecuestre a lo italiano del mismo Francisco I, resulta algo rígida y pesada. Cotejada su producción con la de Jean Fouquet, del tercer tercio del cuatrocientos, nos evidencia que los avances y aportaciones son realmente escasos.
La misma línea sigue su hijo François, casi sin otra variación que no sea la de insistir algo más, sin demasiado éxito, en el distanciamiento preconizado por el retrato manierista. El retrato de la reina Isabel de Austria, esposa de Carlos IX, realizado hacia 1560-65 y, por tanto, una de sus últimas obras, lo pone de manifiesto.
Más interesante es la retratística -ahora fuera de los círculos cortesanos- de Corneille de Lyon (hacia 1500-hacia 1575), también oriundo de los Países Bajos, a base de cuadros de pequeño formato que asumen, de manera admirable, lo mejor de la tradición retratística flamenca. Sin los condicionamientos cortesanos y mediante una técnica que conoce, domina y emplea con libertad, sus retratados transmiten mediatez y veracidad.