Época: GreciaClásicaII
Inicio: Año 413 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
La Guerra del Peloponeso



Comentario

La noche antes de que la expedición partiera fueron mutilados las hermas de la ciudad, bustos sobre basas portadoras de símbolos sexuales colocadas en cruces de calles y lugares específicos, representación del traslado al centro urbano de la simbología reproductora de la tierra y, por tanto, de la historia de la ciudad misma. Ello por tanto tuvo que despertar una viva indignación en los ciudadanos, escandalizados por el sacrilegio hacia la representación de su propia identidad, en ambiente democrático. Por otro lado, en el momento crítico vivido, crece la superstición y el miedo a los peligros que pudieran estar fraguándose en torno a una expedición de por sí conflictiva. Así, surgieron las preguntas sobre si los causantes eran los mismos que querían evitar que la expedición se llevara a cabo.
Por otro lado, a esta superstición se unió la procedente de otra acción que se atribuía a Alcibíades y a algunos jóvenes de la aristocracia. Se decía que habían celebrado una parodia de los misterios de Eleusis, cuyos contenidos estaban absolutamente vedados y no podían revelarse a los no iniciados, con lo que la violación se hacía doble. El conjunto se interpretó como una conspiración contra la democracia, en un momento en que se acusaba a Alcibíades de posible aspirante a la tiranía. En las comedias de Aristófanes se equipara su deseo irrefrenable de acción a la posible aspiración al ejercicio de la tiranía. De momento, el miedo a que la expedición fuera suspendida trajo como reacción en el demos la decisión de acelerar la marcha de la flota, a cuya partida acompañaron grandes manifestaciones de entusiasmo popular. Alcibíades y la expedición se convierten en el eje de las tensiones del demos.

Desde el principio, en la expedición surgieron diferencias con motivo de los distintos planes defendidos por cada uno de los estrategos. Nicias sólo pretendía conseguir la protección de Segesta, mientras que Alcibíades y Lámaco planeaban el ataque a Siracusa. Sin embargo, la mayor complicación procede de que entonces llegara a la flota la llamada que ahora hacía el pueblo ateniense para que regresara a someterse a juicio. Las tensiones, con los thetes mayoritariamente en la flota, se habían resuelto en ese sentido.

Por su parte, los siracusanos piden ayuda a Corinto y Esparta, pero en ello interviene Alcibíades, que ha escapado y buscado refugio en Esparta, donde, según Tucídides, pronunció un significativo discurso. Según Alcibíades, Atenas pretende dominar el mundo, por lo que recomienda colaborar a ponerle freno. En lo que a él personalmente respecta, dice que sólo se ha manifestado como demócrata por conveniencia, porque, en una ciudad como Atenas, ése era el único medio de hacer carrera política para los jóvenes de la aristocracia. Aunque expresado de modo cínico, refleja la verdad de ciertos individuos de la mencionada aristocracia.

Alcibíades proponía la invasión del Ática, pero pretendía que se hiciera con más profundidad, con la ocupación y fortificación de Decelia, para poder llegar a paralizar la explotación de las minas de Laurio. Era mucho más ambicioso que el plan de Arquidamo. Las defecciones que se esperaban más la falta de recursos, podrían traer consigo el final de Atenas. En el año 413, de hecho, se produjo la derrota ateniense en Sicilia, con la esclavización de buena parte del ejército y la muerte de Nicias y Demóstenes, estratego que había ido en una segunda expedición.