Comentario
A la muerte de Luis XIV en 1715 y al ser nombrado regente su sobrino Felipe de Orleans se produce un cambio radical en la sociedad francesa que ya había empezado a anunciarse en los comienzos del siglo. Los últimos años de la vida del Rey Sol no fueron realmente felices, las continuas guerras, las revueltas populares, el hambre, eran noticias que llegaban asiduamente al avejentado esposo de la austera Madame de Maintenon, recluido en Versalles. Para mayor desgracia, entre abril de 1711 y marzo de 1712, morían sus tres sucesores: hijo, nieto y biznieto. La paz de Utrecht, de 1713, supuso una inyección de esperanza pero de la que apenas pudo disfrutar. Un mes después de su firma el director de la revista mensual literaria el "Mercure Galant" escribía que entre Francia y sus aliados no había más que fiestas y regocijos públicos... "es de esperar que una alegría semejante alcance al resto de Europa y produzca la paz general".Europa tenía necesidad de paz y ansia de diversión y esto es lo que les ofrecía el Regente, hombre culto y amante del buen vivir. Continuó viviendo en el Palacio Real, su residencia en París y trasladó al pequeño Luis XV de Versalles a las Tullerías. El palacio de Versalles, que había sido un extraordinario laboratorio de creación artística, languidece y permanece vacío hasta que en 1722 vuelve el monarca. Los nobles desempolvan sus residencias en la capital y sus alrededores y organizan cortes paralelas en las que se celebran grandes fiestas. Las más sonadas fueron las "Grands Nuits" de la duquesa del Maine en Sceaux, famosas ya desde 1710.A ello contribuía también una cierta tranquilidad entre las naciones europeas y un saneamiento, que a la larga fue falso, de la situación financiera. El escocés Law crea en 1716 la "Banque Générale" e incita a la inversión en la Compañía del Occidente o del Missisipi y en las Compañías de Indias, comenzando a circular los primeros billetes de banco garantizados por las empresas. El Systéme Law favorece la creación rápida de inmensas fortunas, aunque esta prosperidad fingida acabó en desastre en 1720; sólo se salvaron de la ruina los especuladores mejor informados y los príncipes de sangre, como los Conti. Estos fulminantes enriquecimientos produjeron una profunda renovación de la sociedad, el ascenso de una burguesía formada por financieros y comerciantes que participaron junto con la nobleza en la formación del nuevo gusto; éstos eran los clientes que protegieron a Watteau. El aumento del nivel de vida de esas clases acomodadas produce una mayor demanda de lo superfluo que hace la vida más agradable.En 1723, al año siguiente del regreso de Luis XV a Versalles, muere el Regente. Pero el camino estaba ya trazado, el joven monarca prefiere continuar el estilo gracioso y ligero por aquél iniciado que recuperar la grande manière pesada y ostentosa de Luis XIV. Todas las reformas que se hacen en el palacio tienden a hacerlo más cómodo, con habitaciones más pequeñas y alegres.Su matrimonio con María Lesczyríska, hija del rey de Polonia, mujer de poca personalidad, no influyó para nada en la Corte frente a lo que ocurrió años después con Madame de Pompadour. Procedente de la burguesía, la conoce el rey hacia 1740 y pronto se convierte en su amante. A partir de esos momentos participará muy activamente en la vida de la Corte, influye en la política y en el arte; mujer culta -La Tour la retrata con una partitura en la mano y al fondo varios libros, uno de ellos la Enciclopedia- se rodea de artistas que decoran sus residencias e interviene en las manufacturas reales. Protege a Boucher, máximo representante del gusto rococó, consigue que le nombren director de la fábrica de los Gobelinos y recibe de él lecciones de grabado al aguafuerte.Curiosamente es ella a la vez la impulsora de la reacción contra el Rococó. Por su intervención es nombrado Abel Poisson, su hermano, el futuro marqués de Marigny, director de los Edificios del Rey, a quien recomienda que marche a conocer el arte italiano para su preparación. En efecto, emprende el viaje a Italia en 1750 acompañado del abate Le Blanc, del grabador Cochin y el arquitecto Soufflot. Si bien la conversión personal de Marigny será lenta, Cochin afirmará después que este viaje preludiaba la regeneración del arte francés; publica en 1754 la "Supplication aux orfèvres" en la que lanza sus invectivas contra el estilo rocalla, defendiendo una vuelta al buen gusto y a la medida del siglo de Luis XIV.Parte de la sociedad está ya ahíta de tanta decoración y tanto exceso que ha terminado en una repetición y una monotonía bien ajenas al propio gusto rococó. A mediados del siglo se produce un movimiento contrario a los abusos de libertad que había supuesto la ornamentación rococó, al tiempo que se adivina una obsesiva insistencia por la renovación del gusto antiguo. Los partidarios de una reforma del arte se encuentran en el mismo terreno que los adoradores del arte antiguo, pero no necesariamente tienen que formar parte del mismo grupo.Entre los años 50 y 60 París acoge con tal ansia la nueva moda que bien puede hablarse de una grecomanía. Grimm escribe en la "Correspondance littéraire" del mes de mayo de 1763: "todo se hace hoy a la griega. Este gusto ha pasado de la arquitectura a las tiendas de modas, nuestras damas se peinan a la griega; nuestros petimetres se considerarían deshonrados si no llevan una caja que no sea a la griega". En 1762 Marigny, desde su puesto de director de los Edificios Reales, se ve en la obligación de llamar la atención al director de la Academia de Francia en Roma: "Me gustaría que nuestros arquitectos se ocupasen más de lo que hacen, de las cosas relativas a nuestros usos y costumbres, que de los templos griegos".De lo anteriormente expuesto podría colegirse que se estaba firmando el acta de defunción del Rococó. No es exactamente cierto, pues a artistas como Falconet o Fragonard les quedaban por delante todavía muchos años.Muerta la Pompadour en 1764 encontrará el rey una nueva compañía en la persona de Madame du Barry, favorita que aunque no con la intensidad de la anterior amante, influirá también en las artes. Acogió bajo su protección al arquitecto Claude-Nicolás Ledoux, pero esta es ya otra historia ajena al Rococó y propia del Neoclásico. De todas formas es bueno recordar que esto se estaba produciendo todavía durante el reinado de Luis XV.