Comentario
Tampoco en este caso podríamos seguir adelante sin mencionar brevemente la importancia de la difusión. Y ésta, en un doble sentido: como causante del cosmopolitismo, pero también de la vulgarización. Porque esa tentativa internacional de crear un nuevo estilo quizá sea conocida por muchos de nosotros por la cantidad de réplicas y paráfrasis que suscitó -el inevitable kitsch-. Lo que había nacido para luchar contra la estética vulgar y ramplona del cauto burgués acabará siendo un remedo de sí misma.
Pero detengámonos en ese otro concepto: difusión como propaganda. Propaganda y promoción. Así debemos entender el Grupo de los XX, las revistas ilustradas y literarias, el cartel comercial, el libro ilustrado, la fundación de talleres, las comunidades de producción, las sociedades de artistas, las escuelas y academias privadas que desbancarán a los Salones y Academias oficiales. Además surgieron nuevos canales de promoción y de venta más acordes con la sociedad industrial en la que viven (en Italia la denominación de Liberty alude a la casa de decoración del mismo nombre de Londres. Samuel Bing, un marchante de Hamburgo, abre en París una tienda en 1895. Vendía muebles, telas y estampas japonesas. Se llamaba "L'Art Nouveau"...) El crítico Julius Meier-Graefe inaugura en 1896 "La Maison Moderne". En 1890 Ambroise Vollard organizó un comercio de arte en su buhardilla de Montmartre; tres años más tarde fundó su célebre tienda de cuadros en la Rue Lafitte, verdadero ámbito de propaganda del nuevo estilo.
En 1881 se publica por primera vez en Bruselas la revista "L'Art Moderne", interesada en todas las formas nuevas de expresión artística. Esta revista va a promover una agrupación de artistas independientes que lucharán contra el academicismo y el arte oficial. En octubre de 1883 anuncia el nacimiento del Grupo de los XX. La Société o Cercle des Vingt se había constituido con el único objetivo de organizar exposiciones anuales en las que se invitaría a los artistas extranjeros "representativos de las tendencias más nuevas y audaces". También organizaban conciertos y conferencias. Octave Maus, secretario del Círculo, procuraba mantener viva la combatividad de un grupo carente de programa, cuya única obsesión era el "deseo de ser modernos a cualquier precio". Debía controlar las diferencias que separaban a los miembros y a una opinión pública que les acusaba de atentar contra el buen gusto y las buenas costumbres. Los XX oscilan en sus preferencias: pasan de una fuerte inclinación por el arte de Seurat, al reconocimiento de aquéllos que como Rops, Khnopff, Mellery o Groux se "dirigen al sentimiento y a la inteligencia más que a los sentidos". La intervención de Maus se irá haciendo más personal. Los XX se disuelven en la primavera de 1893 y en octubre "L'Art Moderne" anuncia la creación de un nuevo grupo: "La libre Esthétique" que se mantiene hasta 1914. Toda esta actividad hace de la Bruselas Fin de Siglo, un verdadero campo magnético y un foco cultural en continua efervescencia. En esta ciudad se conocerán, con saludable puntualidad, las obras de Rodin, Whistler y Khnopff en 1884; dos años más tarde Odilón Redon y Georges Minne, al que seguirán Seurat, Toulouse-Lautrec y Signac; en 1889 Gauguin, Cézanne y Van Gogh. Un año más tarde, apareció en "L'Art Moderne" la única crítica que tuvo Van Gogh durante su vida: un artículo de Alber Aurier titulado "Les isolés-Vincent van Gogh". En 1892 se expondrán por primera vez objetos de artesanía artística y libros decorados. Esto sin olvidar la presencia de Mallarmé, Villiers de L'Isle-Adam, Verlaine, Fauré, Vincent d'Indy, Borodine, Rimsky-Korsakov...
Las revistas son las responsables de las estrechas relaciones internacionales; revolucionan la tipografía y hacen intervenir en ella a los mejores artistas que fueron en contra de lo convencional. En Francia "La Revue Blanche" (1891), revista de la vanguardia artística y literaria, recoge todas las aportaciones que fueran en contra de lo convencional. Participaron en ella Mallarmé, Dujardin, Valéry, Jules Renard, Ibsen, Proust, André Gide, etc. Dirigida por el crítico Fénéon, facilitará a los Nabis la difusión de sus dibujos originales. En Inglaterra "The Yellow Book" (1894) y "The Savoy" (1896). En Munich "Jugend" (1896), muy popular, con la portada dibujada en forma de cartel. En Berlín "Pan" (1898) (a la que estaba suscrito ¡el zar de Rusia!) y "Ver Sacrum" publicada en Viena desde 1898. En todas ellas, pese a una evidente heterogeneidad (en el caso de "Pan" se habla desde de Nietzsche a Toulouse Lautrec), existe una intención de modernidad y una preocupación por recoger las novedades tipográficas, así como de contar con los representantes de las últimas tendencias literarias. Se deben valorar también las pequeñas ediciones de las revistas simbolistas, de tirada limitada y de lectura en círculos cerrados. En "Le Mercure de France" aparecerá el importante artículo de Aurier: "Le symbolisme en peinture-Paul Gauguin". "La Revue Wagnérienne", fundada en 1885, se hace eco de las preocupaciones, como veremos más adelante al hablar del sintetismo, entre música y poesía y entre música y pintura, o "La Revue Indépendante", de la que se borraron los nombres de los escritores naturalistas, en la que participaba el crítico Felix Fénéon, organizador en la sede editorial de pequeñas pero importantes exposiciones (Pissarro, Rodin, Seurat, Signac, Van Gogh ...).
Caso aparte es la revista "The Studio", especializada en artes aplicadas, vehículo fundamental para la difusión del modernismo inglés. Aparece en 1893 y publica en su primer número los dibujos de Beardsley.