Época: Civilización helenís
Inicio: Año 323 A. C.
Fin: Año 200 D.C.

Antecedente:
Sociedad helenística



Comentario

Las tensiones propias de un momento en que se llevan a cabo nuevas formas de supeditación de las poblaciones, en el tránsito de la ciudad clásica al mundo helenístico, favorecieron el apoyo de las clases dominantes al poder autoritario de los reyes. Ahora bien, en éstos apareció pronto la tendencia a completar la acción de la fuerza con un programa ideológico que los representa como salvadores de las poblaciones oprimidas, a veces porque conseguía liberarlas de la esclavitud a que podían someterlas las acciones de otros reyes o de los piratas, otras porque conseguía aliviar la presión de las clases dominantes sobre ellas, lo que creaba nuevas formas de enfrentamiento, que sólo se resolverían con la presencia romana, única garantía de que se podía conservar el sistema en paz, aumentando las posibilidades de mejorar el aprovisionamiento de esclavos.
Reyes o pretendientes obtenían en sus luchas dinásticas el apoyo popular al presentarse como auténticos demagogos, provistos de un programa como el de Demetrio Poliorcetes, que hizo que lo enalteciera el mismo pueblo de Atenas, hasta alturas insospechadas en una ciudad de tradición democrática. Pero era precisamente el demos el que así actuaba.

Caso especialmente significativo fue el de los reyes de Esparta. Agis aparece como restaurador de la tradición que prohibía las posibilidades de enriquecimiento por acumulación de tierras, la difusión del oro y de la plata. Para ello propone abolir las deudas y llevar a cabo un nuevo reparto de tierras. El otro rey, Leónidas, amigo de Seleuco, lo que lleva a cabo como contrapartida es una dura restricción de la ciudadanía. Serían las dos formas típicas de la realeza helenística, la que se presenta como salvadora del pueblo y la que restringe sus derechos, ambas significativas del período de conflictos, entre las que cabe inclinarse en uno u otro sentido, aunque también pueden coincidir de modo dialéctico. La primera agudiza los enfrentamientos del rey con la clase dominante, la segunda sólo circunstancialmente aplaza los problemas sociales.

Más tarde, Cleómenes, inspirado en la doctrina estoica, según Plutarco, espera que la guerra sirva para solucionar los problemas de la tierra, los instrumentos de la polis en manos de sus ejércitos hoplíticos. Se hallaba entre el tirano arcaico, que Esparta no había soportado, y el rey helenístico. Nabis sería, según Polibio, un tirano, capaz de colaborar con los piratas cretenses. Tras la abolición de deudas y el reparto de tierras, pretendía exportar su revolución como salvador de los griegos. Sólo la presencia romana acabaría en Esparta con las expectativas de cambio de algunos sectores de la población, empobrecidos al cambiar los modos de explotación de la tierra, sin derechos dentro de la ciudad que les permitieran reconstituir un sistema isonómico, mirando nostálgicamente hacia una polis hoplítica.