Comentario
El registro fósil peninsular es en estos momentos de los más numerosos de Europa, aunque se encuentra muy desigualmente repartido ya que un solo yacimiento, la Sima de los Huesos en la Cueva Mayor de la Sierra de Atapuerca (Burgos), supone cuantitativamente la mayor parte. En este yacimiento, que está siendo investigado desde 1976 por un equipo de paleoantropólogos dirigido primero por el E. Aguirre y luego por J. L. Arsuaga y J. M. Bermúdez de Castro, se han descubierto restos correspondientes a más de una veintena de individuos, asociación que define a la población de homínidos mejor conocida de Europa. Datada en más de 300.000 años, sus características se consideran típicas de los homínidos europeos del Pleistoceno Medio en vías de transformación en los futuros neandertales. Anteriores a este conjunto se conocen restos del mismo yacimiento que se han datado en una antigüedad cercana e incluso superior a los 800.000 años. Otros, poco elocuentes o de cronología conflictiva, son el fragmento craneal de Venta Micena (Orce, Granada), datada por bioestratigráfía en el Pleistoceno Inferior avanzado, o una falange de Cueva Victoria (Murcia). Mucho más interesante, aunque sólo se conocen resultados preliminares, parecen ser los hallazgos de Cabezo Gordo (Murcia), dado que se escalonan en una estratigrafía comprendida entre 500.000 y 50.000 años. A una cronología posterior a Atapuerca corresponden también los restos encontrados en Villafamés (Castellón).
La mayor parte de los yacimientos ibéricos que han proporcionado restos humanos fósiles corresponden al inicio del Pleistoceno Superior y se pueden atribuir al hombre de Neandertal, aunque la mayoría son pequeños fragmentos, a veces incluso sólo alguna pieza dental, como ocurre con La Pinilla del Valle (Madrid), Lezetxiki, Axlor (País Vasco), el Abrí Agut (Barcelona) o la Cueva de los Casares (Guadalajara). Los yacimientos con hallazgos neandertalenses más importantes son la cantera Forbes y Devil's Tower (Gibraltar), ambos con cráneos completos, la cuenca lacustre de Bañolas (Gerona), donde apareció una mandíbula completa, la cueva del Boquete de Zafarraya (Málaga) y los restos aparecidos en las estratigrafías de Cova Negra (Valencia) y la Cueva de la Carihuela (Píñar, Granada).
Por lo que respecta al hombre moderno, los restos son mucho más escasos. Los principales son los procedentes de la Cueva de El Parpalló, de Barranc Blanc (Valencia) y los de la Cueva de El Castillo (Puente Viesgo, Cantabria), todos ellos de aspecto cromañoide. Ya en el Epipaleolítico destaca la sepultura de la Cueva de los Azules (Cangas de Onís, Asturias) y los cráneos de Urtiaga, en ambos casos asociados a industrias azilienses.