Época: Al-Andalus omeya
Inicio: Año 711
Fin: Año 1031

Antecedente:
De al-Mansur a la revolución de 1009



Comentario

El ascenso de Muhammad b. Abi Amir, el futuro al-Mansur, comenzó en época de al-Hakam II, gracias a la protección de personalidades muy allegadas al califa; por su ingenio y su don de gentes, logró, de una forma u otra, seducir a Subh, la esposa favorita de al-Hakam. Atrajo la atención de yafar b. Uthman al-Mushafi, el poderoso ministro del califa. Pertenecía a la pequeña aristocracia de origen árabe y pasó primero a la secretaría del cadí de la capital y más tarde al puesto de intendente de los bienes del príncipe heredero Abd al-Rahman. Las fuentes árabes insinúan que, rápidamente, se hizo amante de Subh, madre de los dos príncipes herederos sucesivos. En el 967, fue nombrado director de la moneda (sahib al-sikka), puesto al que adjunta otros cargos como el de cadí de Sevilla. En el 972 se le promocionó a la magistratura de la shurta mediana (orden público). Ya no controlaba directamente la moneda, que, al parecer, pasó a manos del visir Ibn Hudayr, amigo suyo. Un año más tarde partió a Marruecos encargado de una especie de inspección general de las tropas de ocupación, transformadas posteriormente en una cadicato general de la zona controlada por el califato. Incluso antes de volver a la Península, a final del 974, fue nombrado nuevamente director de la sikka.
Es evidente que las emisiones monetarias fueron una baza decisiva en la conquista del poder por Ibn Abi Amir. Las acuñaciones de los años 356 a 365 (967-976) atestiguan cambios sorprendentes, que debían traducir modificaciones importantes en las esferas del poder. Hasta que accedió Ibn Abi Amir a la dirección de las acuñaciones, no se observan emisiones de monedas de oro, interrumpidas desde el final del reinado de Abd al-Rahman III. Ibn Abi Amir fue nombrado al frente de la sikka en el mes de shawwal del año 356/21 de septiembre del 967. Desde el año 357 -correspondiente al 7 de diciembre del 967- es decir, dos meses y medio después de su nombramiento, se reanudaron las acuñaciones de dinares en cantidades notables y se mantuvieron en un nivel relativamente elevado hasta el 361/971-972. El nombre de emir figuró primero en el anverso de los dinares y dirhams que no llevaba el nombre del califa, pero luego, a partir del 360/970 encontramos su nombre asociado inmediatamente al de éste. Desde yumada II 361/marzo-abril del 972, hasta shawwal 363/julio del 974, se nombraron otros funcionarios al frente de la moneda, de tal forma que, según los textos, el único año en que Ibn Abi Amir no estuvo del todo a cargo de la sikka fue el 362. Las monedas de este año son poco abundantes, mucho menos que los dinares. No llevan el nombre de emir, que no vuelve a aparecer hasta el 363, año en que según los textos él está de nuevo al frente de la sikka y en el que se constata de nuevo importantes acuñaciones de dinares. La reanudación de las acuñaciones de oro durante el reinado de al-Hakam II parece, por tanto, directamente vinculada al control que el futuro dictador iba a ejercer sobre la actividad monetaria.

Se pueden hacer algunas observaciones más, igualmente sugestivas sobre la lucha por el poder que implicaba el control de la emisión de moneda a lo largo de los años del final del reinado del segundo califa (muerto en yumada II 365/octubre 976). A partir del 364/974-975, el número de emisiones se redujo considerablemente y el oro, abundante en los años precedentes, desaparece otra vez casi totalmente de la moneda. Hasta entonces todas las acuñaciones se realizaban en Madinat al-Zahra', pero en los años 365 y 366/975-977 parte de las monedas a nombre de al-Hakam II se acuñaron en al-Andalus, es decir en Córdoba (llevan el nombre de Amir). A la muerte del califa, el ministro al-Mushafi y Muhammad b. Abi Amir, protegido del primero y hacia quien demostraba públicamente fidelidad, fueron más rápidos que los oficiales esclavones del palacio que habrían querido proclamar califa a al-Mughira, un hermano de al-Hakam. Apoyándose en la antigua aristocracia omeya y en los beréberes, ejecutaron a al-Mughira -fue el propio Abi Amir el que se encargó de esta operación- e impusieron el respeto a las decisiones de al-Hakam, que tiempo atrás había proclamado príncipe heredero a Hisham, su hijo menor, y con el apoyo de Subh se hicieron con las riendas del poder. El traslado de la moneda de fuerza de Madinat al-Zahra' se hizo de forma inmediata, si es que no había tenido lugar incluso antes de la muerte de al-Hakam II, y desde entonces se acuñaron todas las monedas en al-Andalus.