Época:
Inicio: Año 328 A. C.
Fin: Año 290 D.C.

Antecedente:
Expansión romana
Siguientes:
Tercera Guerra Samnita
Guerras de Pirro y Magna Grecia



Comentario

Las guerras samnitas son presentadas por Livio como una guerra de razzias jalonada de continuas incursiones a la búsqueda de botín y de tierras y, como fin último, el logro de la supremacía romana en Italia. La realidad no debió de ser muy distinta. Estrabón, citando a Fabio Pictor, el primer analista romano que vivió durante la segunda mitad del siglo III a.C., dice que éste consideraba estas expediciones como el comienzo de las riquezas de Roma.
Las guerras se desarrollaron en varias fases, con intervalos de relativa tranquilidad y con algunas batallas importantes y la ampliación por parte de Roma del sistema de alianzas.

Los acontecimientos políticos principales parten del 328 a.C., cuando los samnitas se habían infiltrado en Nápoles y, desde allí, hostigaban y saqueaban los campos de Capua. Esta ciudad recurre a Roma buscando su protección y en el 327 a.C. un ejército romano, mandado por el dictador Publio Filón -que tuvo que continuar la batalla como procónsul cuando terminó el plazo de sus poderes dictatoriales- consiguió apoderarse de la vieja ciudad de Paleópolis, pero no de Nápoles o Neápolis. Ambas ciudades constituían dos ciudades gemelas aunque habían sido fundadas por Rodas y Cumas en épocas diversas. En el 326 a.C., Roma suscribió con Nápoles un tratado de alianza (foedus aequum) en plano de igualdad. Esta ciudad conservaba entonces su lengua griega, su constitución, sus arcontes y sus fratrías y el tratado del 326 era tan respetuoso con las exigencias de Nápoles que ésta todavía en el 90 a.C. dudaba si aceptar la ciudadanía romana o mantener la condición anterior, la que se derivaba del foedus suscrito.

Un año después de suscribir el tratado con Nápoles, tuvo lugar el desastre de las Horcas Caudinas, en las que fueron atrapadas las dos legiones de los cónsules Veturio y Postumio. La derrota se produjo durante su incursión en la Apulia, en el año 325 a.C. El acuerdo que el Senado se vio obligado a suscribir a resultas de la derrota supuso la entrega a los samnitas de colonias fronterizas como Fregellae. Pero pocos años más tarde, los ejércitos romanos retomaron el camino de la Apulia. Saquearon la Daunia y concluyeron un acuerdo con las ciudades apulias de Canusium, Arpi y Teanum. Liberaron también la ciudad de Luceria, sitiada por los samnitas, donde los romanos dejaron una guarnición. Esta ciudad pasó a ser colonia en el 311 a.C.

La victoria de Lautulae (315) sobre los samnitas supuso para Roma una advertencia sobre la fragilidad de algunas anexiones. Antes de la batalla, Capua, los Auruncos y Satricum intentaron volverse contra Roma. Posteriormente, reprimió la insurrección de Capua. A partir de este momento, el pretor romano delegó a prefectos (praefecti Capuam Cumas) para controlar la administración de las ciudades campanas. Roma confiscó además las ricas tierras del ager Falernus, que pasaron a formar parte del ager Romanus y recompensó a los 1.600 caballeros campanos que habían tomado partido por Roma durante las operaciones. Los Auruncos fueron masacrados y la recuperada Fregellae e Interamna de Liris, colonias latinas, pasaron a ser los enclaves vigilantes del sur del Lacio. En el 312, Apio Claudio abrió la vía campana o vía Apia de Roma a Cumas.

Después de la victoria de Terracina (314), Roma intensificó la ocupación territorial con una amplia colonización latina. Creó las colonias de Ostia, Anzio, Terracina y, al año siguiente, añadió las colonias de Ponza, Suessula y Saticula. Desde el 311 Roma nombra a magistrados encargados de la marina (duoviri navales). Su todavía pequeña flota fue derrotada cuando intentaba atacar Nocera que, no obstante, fue ocupada poco tiempo después.

A partir del 312 a.C. se abrió de nuevo el frente etrusco. Allí los romanos habían sido bastante cautos hasta entonces y sus relaciones eran reguladas en sustancia por las indutiae o treguas convenidas, durante las cuales ambas partes acordaban no atacarse mutuamente.

No obstante, las luchas entre Roma y los samnitas implicaron toda una serie de alianzas contra o a favor de Roma. En definitiva, se iba afianzando la conciencia entre los diversos pueblos en el sentido de que se trataba de pasar al control de Roma o de mantener la independencia. Ante el poder amenazante de Roma, se estrechaban las alianzas entre los demás pueblos itálicos. En el 311 se creó un frente etrusco, encabezado tal vez por Volsinii (Orvieto). En el año 311 se concentraron los enfrentamientos en torno a la ciudad de Sutri, tan importante estratégicamente. Tras la victoria, el ejército romano comandado por el cónsul Fabio Rulliano pasó por primera vez los Montes Ciminos, logrando penetrar en el interior de Etruria. No mucho después, entre 309-308 a.C., tres ciudades-estado etruscas del interior (Perugia, Cortona y Arezzo) pidieron una tregua. También los demás estados etruscos depusieron las armas. Roma estableció una política de tratados (como el foedus con Camerino), y no se conocen expropiaciones de tierras en Etruria.

Muy diferente fue la actitud de Roma con los hérnicos, que entraron en guerra contra Roma en el 306 a.C. En ese mismo año cayó la principal ciudad hérnica de Anagnia. El resto de su territorio fue incorporado en gran parte a través de confiscaciones y concesiones de civitas sine sufragio.

En el 304 a.C. se estipuló la paz con los samnitas, si bien ésta no fue resolutiva. Roma continuó la política de alianzas e incorporaciones, confiscando parte del territorio de los ecuos, tras arrasar treinta pagi de éstos. En el 303 a.C. se estableció la colonia latina de Alba Fucens que junto con Carseoli, reducida en el 298 a.C., servirían posteriormente para sus operaciones contra el Samnio.

Entre el 302-299 a.C., Roma intensifica, además, su relación con el mundo de la Magna Grecia. La Lucania estaba habitada por tribus belicosas que frecuentemente realizaban incursiones de pillaje sobre las ciudades griegas, siendo Tarento uno de sus objetivos preferidos. Esta colonia espartana se había visto frecuentemente obligada a solicitar la ayuda de mercenarios lacedemonios o epirotas. Los lucanos tenían un tramo de frontera común con los samnitas, que aún no había sido controlado por Roma. Así, la Lucania se convertía en una pieza importante para la complicada política de Roma. En el 302 a.C. Roma protegió a los salentinos contra un condottiero de Tarento llamado Cleónimo y en el 299 a.C. Roma apoyó a los lucanos, que habían sido atacados por los samnitas. Roma concluyó con los lucanos un tratado. Así comienza la última fase de las luchas romanas por el control de Italia.