Comentario
El momento clave del que parte la historia de la conquista de Italia por Roma fue el 338 a.C. En este año Roma derrotó a los pueblos latinos que, alarmados por la creciente preponderancia que Roma iba alcanzando, habían intentado reafirmar su independencia. Tras la derrota, todas estas comunidades, salvo las más alejadas o las más grandes, fueron incorporadas al cuerpo ciudadano romano. A partir de este momento, las comunidades del Lacio dejaron de tener un destino propio desligado del de Roma. Esta se constituyó en cabeza del Lacio y la Liga Latina dejó de tener razón de ser y se desintegró. Así, aparte de algunas comunidades como Tibur, Preneste y Laurentum (que tuvieron tratados de alianza con Roma), todo el Lacio y parte de las tierras hacia el sur campano formaron un territorio compacto, habitado por ciudadanos romanos que recibieron asignaciones de tierras y por indígenas cuya asimilación debió ser rapidísima.
El predominio de Roma se realizó de forma política y aplicando diversas fórmulas a cada una de las distintas ciudades latinas. En algunos casos se recurrió a la anexión, en otros a confiscaciones o a pactos (foedera), etc. Roma debió conceder pronto la civitas optimo iure, la plena ciudadanía romana, a las ciudades del Latium Vetus. Pero inicialmente la ciudadanía latina implicaba: el ius connubii o derecho de casamiento mixto (latino-romanos), el ius commercii o derecho a realizar intercambios bajo la protección de la ley romana y el ius migrandi o derecho a cambiar de domicilio sin perder la ciudadanía. Pero no contemplaba el ius suffragi o derecho de voto en Roma, lo que impedía la completa asimilación política de éstos y ofrecía a Roma la ventaja de ejercer un control directo sobre los contingentes militares de estas colonias, que pasaban a ser tropas auxiliares del ejército romano.
Pero además, Roma tomó la decisión de seguir fundando nuevas comunidades con la categoría de ciudades latinas. La primera de estas colonias fundadas por Roma fue Cales (334 a.C.), situada al norte de Campania, que junto con Fregellae (fundada en el 329 a.C.) protegían los nuevos límites del sur del territorio romano.
Las colonias latinas cumplieron, al menos, tres funciones esenciales:
-Económico-sociales, ya que la ocupación de tierras en las nuevas colonias por ciudadanos romanos, sirvió para que se aligeraran las tensiones sociales existentes en Roma, colocando en las colonias elementos jóvenes de los estratos sociales más bajos y proporcionándoles una nueva autonomía económica.
- Militares, ya que en la posterior expansión por Italia, algunas de ellas sirvieron de bases de operaciones. Además cumplieron permanentemente la función de defender el territorio romano contra cualquier invasión.
-Además las colonias latinas fueron enclaves urbanos que contribuyeron en gran medida a la romanización de Italia. Poseían, desde los comienzos, constituciones calcadas de la de Roma y servían, por tanto, para difundir el modelo romano de gobierno. La importancia de esta colonización queda patente si tenemos en cuenta que, según algunos estudiosos, debió de absorber a más de 38.000 jóvenes, que se instalaron en las colonias, lo que atestigua, por otra parte, la gran disponibilidad demográfica de Roma en esa época.
Paralela en el tiempo fue la incorporación de una serie de comunidades de la Campania, a las que Roma concedió la categoría de civitas sine sufragio, o comunidades sin derecho a votar en Roma, pero con todos los demás derechos de los ciudadanos romanos y los deberes de pagar impuestos y de suministrar tropas auxiliares. Por este procedimiento fueron incorporadas en el 338: Capua, Cumas, Acerra, Suesula, Calatia, Casilinum, Fondi, Atella y Formia. Los detalles del proceso por el que Capua y gran parte de Campania fueron incorporadas al Estado romano son bastante oscuros. En esencia, Roma había acudido llamada por Capua, para expulsar a los samnitas que amenazaban a los sidicinos de Capua. El tratado romano-samnita del 341 contemplaba que Roma abandonaba todo apoyo a los sidicinos, pero el Samnio dejaba a Roma las manos libres en Campania. Tras la batalla de Trifanum (340) Roma conseguía consolidar sus posiciones en Campania y acorralar a los pueblos rebeldes del Lacio que, como hemos visto, los consiguió derrotar en el 338. No obstante, lo esencial es que la zona más rica y desarrollada de Italia pasó en esta época a formar parte del Estado romano.
Por último, y dentro de este proceso colonizador, es necesario señalar que tanto antes del 338 como después, Roma fundó una serie de colonias, las llamadas colonias marítimas, cuyos miembros poseían la ciudadanía romana. Eran colonias de pequeña extensión y con intereses muy concretos, tanto estratégicos como comerciales. Así, por ejemplo, Ostia, en la desembocadura del Tíber o Minturna, en la del Liris.