Comentario
La esplendorosa Carthago Nova púnica y romana, capital de la Carthaginenese, conoce con las invasiones bárbaras un periodo de ostracismo y decadencia. Se sabe que en los últimos años del reinado de Sisebuto, hacia los años 621-623, o durante los primeros de Suintila, la ciudad fue destruida por los visigodos, tras una breve etapa de dominio bizantino. Denominada Carthago Spartaria -la fama de sus extensos campos de esparto se extendía por todo el Mediterráneo-, durante esta etapa pasa a un segundo plano, arrasada por las luchas entre visigodos y bizantinos. San Isidoro, en sus Etimologías (XV, I, 7), dice de Carthago Nova o Spartaria que "hoy día, destruida por los godos, apenas quedan ruinas".
La decadencia de Carthago se prolonga durante todo el periodo visigodo, comenzando tímidamente a ser repoblada durante la etapa de dominación árabe, especialmente a partir del siglo X. La ciudad atraviesa, pues, un periodo oscuro entre los siglos VIII-X, hasta el punto que la primera noticia sobre ella tendrá que esperar al siglo XII, cuando al-Idrisi nos diga que "es el fondeadero obligado de la ciudad de Murcia. Es una ciudad antigua, que data de tiempos remotos. Su puerto sirve de refugio para navíos grandes y pequeños. Es atractiva y llena de recursos".