Época: Almorávides
Inicio: Año 1086
Fin: Año 1146

Antecedente:
Los almorávides en al-Andalus



Comentario

Cuando el Magreb oriental (al-Adna) fue invadido, y su capital, Qairuán, ocupada por los hilalíes (árabes nómadas llegados de Egipto) en 1057, en el Magreb occidental (al-Aqsá) que era, hasta la caída del califato cordobés, un protectorado andaluz, surgió un movimiento político de carácter religioso animado por el espíritu de un reformismo del islam sobre un planteamiento ortodoxo, sunni y maliki.La unificación político-administrativa del gran Magreb, por primera vez, bajo la ideología de Ibn Yasin en un malikismo de estricta ortodoxia, formó un unidad estatal independiente, con centro en Marrakech capaz de mantener firmemente el estandarte del islam magrebí y salvar el islam andalusí de la creciente amenaza del cristianismo español.Tras el triunfo de Zallaqa/Sagrajas, Yusuf regresó a Marrakech sin proseguir la reconquista de Toledo y sin liberar el castillo de Aledo, muy adentrado en las tierras del reino sevillano. De nuevo, los cristianos -el Cid en Levante y Alfonso VI en la zona de Murcia- presionan con sus exigencias de parias y sus incursiones territoriales; Yusuf regresa a la Península (junio 1088) para asediar, junto a las hopas andalusíes, la fortaleza de Aledo, pero sin conseguir un éxito rotundo debido a la rencillas personales de los reyes de taifas y sus divisiones. Yusuf volvió a Marrakech (noviembre 1088) tras enviar un cuerpo de ejército a Valencia, para socorrer la región levantina donde operaba el Cid Campeador, por su cuenta, sometiendo a sangre y fuego a toda la región.En 1090, Yusuf decidió destronar a los régulos andalusíes porque eran para él unos traidores que habían vuelto a pactar con Alfonso VI, tratos que reducían a la nada el alcance de las intervenciones armadas almorávides. Por esta política vacilante de estos reyezuelos y la desunión existente entre ellos, Yusuf se dio cuenta de que estos señores eran incapaces de lograr éxito en la lucha contra los cristianos, mientras permanecieran en el poder. Entretanto, se iba formando un partido andalusí numeroso en favor del emir almorávide acaudillado por los alfaquíes y ulemas de la escuela jurídica maliki.La decisión de deponer a las taifas se materializó tras obtener las fectuas o dictámenes jurídicos de los alfaquíes en los que se declaraba la necesidad de la conquista almorávide de los reinos taifas: "Para llenar el vacío de poder y la nulidad legal del presunto derecho de unos príncipes que habían violado los principios fundamentales de la legalidad islámica". En junio de 1090, Yusuf desembarcó en al-Andalus para hacerse con el poder de hecho y de derecho. Desde esta fecha hasta la conquista de Sevilla (septiembre de 1091), las taifas del Sur cayeron en el poder de los almorávides, bajo el mando de Sir ibn Ali Bakr. Por aquellas fechas, un cuerpo del ejército, mandado por Muhammad ibn Aisa, hijo de Yusuf, siguió adelante por Levante, sometiendo Murcia, Denia y Játiva. El avance almorávide sólo fue detenido por la presencia del Cid alrededor de Valencia, que se rindió al Campeador el 15 de julio 1094, quedando bajo su autoridad y después bajo la de su viuda doña Jimena, hasta que fue conquistada por los almorávides (mayo de 1102).En el mismo año de la toma de Valencia por el Cid, el rey al-Mutawakkil de Badajoz, que mantenía buenas relaciones con el gobernador almorávide Sir ibn Ali Bakr, a cambio de ayuda en hombres y material, pero sentía el peligro de los almorávides, pactó con Alfonso VI. Sir se dirigió con su ejército para apoderarse de Badajoz, llegando hasta Lisboa en noviembre de 1094. Al-Mutawakkil con sus dos hijos fueron asesinados, mientras, antes, los régulos Abd Allah de Granada, Tamim de Málaga y Mutamid de Sevilla habían sido desterrados al Magreb, en 1091. Así todo al-Andalus se incorporó al Imperio almorávide magrebí, excepto la taifa de los Banu Hud en la Marca Superior.Ahmad al-Mustasin de los Banu Hud, entonces rey de Zaragoza, fue obligado, por las circunstancias de su alejada posición y vecindad con los cristianos pirenaicos, a seguir una política neutral, que resultaba favorable para ambas partes, Al-Mustasin conservó excelentes relaciones con Yusuf, el cual pudo percibir la crítica situación del reino hudí, que pudo servir como línea defensiva frente a los vecinos cristianos, auxiliados por los francos, quedando así un solo enemigo a quien combatir, el rey Alfonso VI. Yusuf, poco antes de morir (diciembre de 1106), recomendó a su hijo y heredero Alí que no hostilizara a los Banu Hud y que mantuviese la paz con ellos y los dejase interpuestos entre él y el país de los cristianos, porque estos andalusíes conocían mejor su situación y sabían luchar mejor con el enemigo y algarearles.Al comenzar el siglo XII, tras la muerte de al-Mustasin en la batalla de Valtierra (enero 1110) contra Alfonso I el Batallador, se abre una nueva era: un cambio notable de retroceso de la frontera hudí bajo la presión del reino aragonés, y la intervención almorávide en el Valle del Ebro llevando adelante la guerra santa.