Época: Almorávides
Inicio: Año 1086
Fin: Año 1146

Antecedente:
Difusión cultural almorávide



Comentario

La trigonometría esférica había sido ampliamente desarrollada durante la época de las taifas por Ibn Muad y fue utilizada ahora por el astrónomo Chábir ibn Aflah, quien escribió un tratado general de astronomía y pretendió enmendar el Almagesto. Las correcciones, de no mucha entidad, muestran el error en que se incurre frecuentemente al considerar a la ciencia islámica como mero trasunto de la griega. Los científicos musulmanes, cuando lo creyeron justo, no vacilaron en apartarse del aforismo de "el maestro dijo" y expusieron nuevas teorías considerando (así se expresa Alhacén) que si Dios hubiera concedido el conocimiento de la Verdad a todos los sabios, éstos no discreparían entre sí. En consecuencia, los grandes científicos andalusíes y musulmanes creyeron en la libertad de investigación y de cátedra.Personaje polifacético fue Abu Salt de Denia (m. 1134), quien pasó buena parte de su vida en el Norte de África (Alejandría, Túnez) y, aparte de construir un nuevo modelo de ecuatorio, aparato o nomograma destinado a conocer las posiciones de los planetas geométricamente y sin cálculos, escribió una casida en la que describía el astrolabio. Durante su estancia en Egipto intentó rescatar, por encargo del gobierno, el cobre de un pecio hundido frente a Alejandría: a pesar del empleo de polipastos y fuertes cuerdas de seda fracasó cuando estaba a punto de tener éxito y verse ya el casco del buque. Este desastre le llevó a la cárcel, que, en su caso, se escogió que fuera la biblioteca de la ciudad, lo cual contribuyó a su enriquecimiento cultural.Fue en época almorávide cuando los andalusíes se dieron cuenta de la gran superioridad de su cultura con respecto a la occidental e, incluso, oriental. Lo hemos apuntado más arriba al hablar de la prohibición de vender libros árabes a no musulmanes. Pero no basta sólo con prohibir, sino que hay que tener la autoridad suficiente para hacer cumplir lo dispuesto. Y ésta, en la Península, no existía: la caída de Toledo, Zaragoza y Almería puso en manos enemigas gran cantidad de obras que pronto fueron traducidas al latín, en su mayor parte, a petición de clérigos ultramontanos. Los textos que se tradujeron fueron los que encontraron en las bibliotecas de los territorios ocupados o los que les facilitaban los musulmanes voluntariamente; otras veces los obtuvieron por coacción. Es el caso del esclavo de Ramón Llull que, forzado por éste, tuvo que enseñarle el árabe y cuanto sabía. O el del científico Abu-l-Qásim Muhammad ibn Abd al-Rahmán al-Ruwayt quien, hecho prisionero por un clérigo en la toma de Almería por Alfonso VII de Castilla (1147), fue coaccionado por aquél, según testimonio de al-Zuhrí, quien dice: "Abu-l-Qásim... al-Ruwayt, uno de los amigos de al-Mustain... Sayf al-Dawla, nos informó que fue hecho prisionero y transportado a Roma y Constantinopla. Era hombre de claro entendimiento, experto en jurisprudencia, literatura y ciencias exactas. El cristiano que se adueñó de él era un sacerdote de su país quien le dijo: "Ven conmigo a Santa María y allí te dejaré en libertad." Se lo llevó consigo tanto por su sabiduría como por sus conocimientos científicos. Refiere este hombre que en su compañía visitó Jerusalén en el año 1146, año en que estaba en manos de los cruzados. En el año 1154 le pregunté en la ciudad de Segura..."