Época: Almohades
Inicio: Año 1163
Fin: Año 1228

Antecedente:
Los almohades en al-Andalus



Comentario

Según las fuentes árabes de la época, a la vuelta de Ibn Qasi del Magreb llegó con él un destacamento militar enviado por Abd al-Mumin, primer califa almohade (1130-1163), al mando de Barraz ibn Muhammad al-Masufi, al que siguieron otros dos ejércitos. Estas primeras tropas, que llegaron en el verano de 1146, ocuparon las bases fronterizas de Tarifa y Algeciras, desde donde partió el proceso de ocupación del territorio. En primer lugar, se dirigieron al Algarve, donde previamente se les había reconocido, y después marcharon a Sevilla, ciudad que se erigió como capital del Imperio en al-Andalus.A partir de entonces, los almohades continuaron su proceso conquistador, aunque no instauraron un principio de acción coherente ni ordenado. Se limitaron, por el contrario, a recorrer y fijar guarniciones en los enclaves en los que contaban con partidarios. De esta forma, dominaron Sevilla en 1148, Córdoba en 1149, Málaga en 1153, Granada y otras ciudades vecinas hasta 1156, el Algarve en 1157-58, Almería en 1157, seguida de Baeza, Jaén, Ubeda y otras. Pero en algunas zonas los andalusíes se resistieron a la ocupación, como fue el caso de Levante y las Baleares, por lo que la unificación total nunca fue posible.Incluso en zonas ya ocupadas surgieron problemas, por ejemplo, en Sevilla, donde los hermanos del Madhi Ibn Tumart, el fundador del movimiento almohade, Abd al-Aziz e Isa, cometieron abusos desmedidos de negativas consecuencias para la nueva dinastía. La desconfianza creció no sólo en el ámbito sevillano sino que se extendió por las circunscripciones vecinas. De esta forma, algunos personajes adeptos en un principio volvieron la espalda a los nuevos dirigentes magrebíes. Este es el caso de Yusuf al-Bitruyi, señor de Niebla, a quien incluso habían intentado asesinar. Su ejemplo fue seguido de inmediato por Ibn Qasi, en Silves; por Alí ibn Isa ibn Maymun, en Cádiz, y por Muhammad ibn Hachcham, en Badajoz.Otros puntos como Jerez, Ronda y sus comarcas mantuvieron la obediencia. Por otra parte, Ibn Ganiya ocupó Algeciras, los habitantes de Ceuta se insubordinaron y la situación se agravó hasta el punto de que los hermanos del Mahdi volvieron a Marrakech y Abd al-Mumin envió para hacerse cargo de la situación a Yusuf ibn Sulayman, quien, de hecho, consiguió la sumisión de todos ellos.No hay que olvidar que la amenaza castellana oprimía insistentemente a la población andalusí, no sólo en lo político y territorial sino también moralmente. Alfonso VII de Castilla ayudó a Ibn Ganiya a tomar Córdoba, pero, a cambio, le obligó a ceder Baeza y Ubeda, penetrando así en el espacio enemigo. Jugadas de esta categoría ocurrían con frecuencia y, además, dicha presión política y territorial se traducía en exigencias económicas materializadas en el pago de tributos cada vez más cuantiosos.