Comentario
La esplendorosa ciudad que fue Segovia durante la romanización vive una larga etapa de ostracismo con las invasiones visigoda y musulmana, en la que los datos que tenemos son escasos y apenas permiten conocer nada acerca del conjunto urbano y de su población. Parece ser que muchos de sus habitantes, ante la invasión visigoda, la abandonaron y se establecieron junto a los ríos Eresma y Clamores.
El periodo de dominio musulmán no deja grandes vestigios. En el año 1088 la ciudad fue conquistada por los cristianos de la mano de Alfonso VI, durante la campaña por la toma de Toledo. A partir de entonces comenzó a ser reconstruida su fortaleza, que posteriormente pasará a ser el Alcázar, y empieza la erección de sus numerosas iglesias románicas.
La toma de Segovia hace que hasta allí lleguen numerosas gentes repobladoras, especialmente gallegos, asturianos, leoneses, vizcaínos y riojanos. El crecimiento de la ciudad motiva el que Alfonso VI le conceda fuero propio. Comienza entonces una etapa dorada, en la que Segovia se convierte en una de las principales ciudades castellanas, más aun con el advenimiento de la dinastía Trastámara con Enrique II. Segovia se beneficia del activo negocio de la lana castellana, constituyéndose en uno de los centros productores principales. Esta intensa actividad económica beneficia a la ciudad, situación que se mantendrá durante los siglos XIV, XV y primera mitad del XVI, gracias a la demanda de los nuevos territorios americanos.
En Segovia Isabel la Católica es proclamada reina de Castilla, ante la iglesia de San Miguel, en el año 1474.