Época: Edad Moderna
Inicio: Año 1476
Fin: Año 1600


(C) Teodoro Martín Martín



Comentario

Durante la primera mitad del siglo XVI, poco antes de convertirse en capital, Madrid apoyó el Movimiento Comunero (1518), al igual que habían hecho otras ciudades castellanas. Sin embargo, la derrota de éstos dos años después, en la batalla de Villalar, la obligó a rendirse. En esta primera mitad del XVI, se continuó con la construcción de monasterios, como el de San Felipe Neri, el de la Trinidad Descalza o la ermita de San Isidro.
El reinado de Felipe II marcó un hito trascendental en la historia de la ciudad, ya que fue él quien decidió el traslado definitivo de la Corte, sólo interrumpido en contadas ocasiones, a Madrid (1561). En esos momentos, la urbe estaba habitada por unas veinte mil personas aproximadamente, extendiéndose hasta las Puertas de Santo Domingo, Sol y Antón Martín. La reciente capitalidad atrajo especialmente a la nobleza, junto con numerosos hidalgos, pícaros, soldados o licenciados, entre otros, que buscaban hacer fortuna. Fue a partir de este momento cuando se inició el verdadero crecimiento, bastante caótico y desordenado, de la capital. El aumento brusco de la inmigración triplicó la población, produciéndose una enorme escasez de viviendas, que se pretendió solucionar con la "Ley de Regalía y Aposento" y "el Bando de Policía y Ornato", de 1591, creada con el cometido de que "aya limpieza, ornato y policía que conviene" a la Villa de Madrid. Nombróse a Francisco de Mora Maestro Mayor de Obras, apareciendo así, por primera vez, la figura del arquitecto municipal. De esta época es también la aparición de la conocida "Regalía de Aposento y casas a la malicia" que, como señala José del Corral, son genuinamente madrileñas. La referida regalía fue una de las cargas, y no la única, que ha tenido que soportar Madrid a cambio de la muy discutible ventaja de ser Corte. Era ésta la obligación que tenían todos los madrileños de dar la mitad de su casa para que sirviera de aposento a los miembros de la Corte. La consecuencia fue construir edificios que no sirvieran fácilmente a este doble fin, casas que se llamaron "de incómoda repartición", y a las que el pueblo llamó "casas de malicia". Se estima que a comienzos del siglo XVII existían unas seis mil viviendas de estas características.

Lo anterior explica que nuestra ciudad fuera la capital europea de la época con menos ornato y monumentos públicos. La belleza e interés arquitectónico de sus edificios eran mínimos. Las calles y plazas eran estrechas, asimétricas, tortuosas y carentes de racionalidad. No era mejor la salubridad y el alcantarillado que brillaba por su ausencia.

La actuación de la Junta se va a centrar prioritariamente en la mejora de los accesos a la capital. En este sentido, el arquitecto real Juan de Herrera construyó el Puente de Segovia sobre el río Manzanares, el cual facilitaba las comunicaciones con el Escorial y la Real Casa de Campo. Las antiguas calles de la Almudena y las Platerías se unificaron en una sola llamada Mayor, que se convirtió así en la arteria principal de la ciudad. Se conservaron las Puertas de Atocha, Toledo, Segovia, San Luis y Santo Domingo.

En 1566 el monarca ordenó la construcción de una muralla, la tercera de su historia, y otra serie de edificaciones, como la Casa de la Panadería (1590), el Convento de los Agustinos Recoletos (1592) o el primer Hospital General de la Villa (1596); un año después de la muerte del monarca se iniciaron las obras de la primera Puerta de Alcalá. Fuera de la capital, la obra más espectacular mandada edificar durante su reinado fue el Monasterio de El Escorial, cuyo arquitecto fue Juan de Herrera.

Para una mejor comprensión del Madrid de los Austrias en el siglo XVI, seguimos a Teodoro Martín Martín: "Escasas son las modificaciones urbanísticas que Madrid experimenta bajo el reinado del primer Austria. Carlos I visita a menudo la Villa, a causa de su afición a la caza. Estas estancias le llevan a modificar y reformar el Alcázar, renovando su fachada y construyendo en las inmediaciones una plaza. El conjunto adoptó una fisonomía de palacio-residencia que antes no tenía.

A imitación del Emperador los estamentos privilegiados construyen sus propias residencias o edificios de culto. Tal es el caso de la Casa de Cisneros o el palacio del tesorero del Rey Alonso Gutiérrez, que sirvió de base para el actual monasterio de las Descalzas Reales. De esta época es también la Capilla del Obispo en estilo gótico tardío.

Durante el reinado de Felipe II las modificaciones urbanísticas van a ser importantes. Dos razones las justifican; de una parte el traslado de la Corte a Madrid en 1561 con el consiguiente aparato burocrático que ello conllevaba; de otro lado, el incremento constante de la población que desbordaba sus posibilidades espaciales. La ciudad pasa de 20.000 a cerca de 60.000 habitantes en 1598.

En este espacio urbano se situaron innumerables iglesias y conventos como fueron los de Carmelitas Calzados, la iglesia de San Ginés, el Colegio Imperial de los jesuitas, que se inicia en este reinado, y el Monasterio de las Descalzas Reales, que se concluye ahora. Como ejemplo de palacio civil merece citarse la Casa de las Siete Chimeneas, construida en 1577, de cuyo original edificio resta la parte que mira a la plaza del Rey".