Comentario
A finales del siglo XVI era la más rica y más poblada de España, con cerca de 150.000 habitantes, así como la más cosmopolita del Imperio hispánico. Estas características se debían en gran medida a que gozaba del monopolio del comercio con América por real decreto, lo que provocaba que allí existiera una rica colonia de comerciantes y mercaderes en especial flamencos y genoveses para negociar con los galeones que llegaban de las Indias. En esta interesante urbe convivían las clases sociales más dispares, desde la nobleza de alto abolengo y cultura, la clase burguesa de comerciantes y los más vividores de aquel entonces, los aventureros y pícaros que se mantenían al margen de la sociedad y llenaban con frecuencia las cárceles, inspirando obras tan célebres como algunas de las novelas ejemplares de Cervantes, así como en comedias de autores del Siglo de Oro español como Lope de Vega y Tirso de Molina e indiscutiblemente en importantes representaciones pictóricas como por ejemplo Los Borrachos de Velázquez. Pero según fue creciendo la importancia de Madrid fue decayendo la prosperidad de Sevilla, la población de la primera creció hasta superar la de la segunda, muchos aristócratas abandonaban las provincias para construir sus palacios en Madrid, y con ello también Madrid sustituyó a Sevilla en centro del mecenazgo artístico lo que atrajo a muchos pintores y artistas a la capital, muchos de ellos llamados por importantes personajes de la corte o por el mismo monarca. Velázquez y Zurbarán son algunos de los pintores que se trasladaron en aquellos momentos a Madrid.