Comentario
En el caso de Mallorca, las corrientes de la Ilustración se difundieron asimismo a partir de las actividades de la Sociedad Económica Mallorquina de Amigos del País, que inicia su andadura en 1778. En realidad, la sociedad fue la heredera del salón de Buenaventura Serra, erudito enciclopédico, seguidor de los escritos de Feijoo y por ello muy dado a los debates, a la información procedente de Europa y a las novedades científicas, extremo este último que le llevó a organizar un Gabinete de Historia Natural y a escribir una Flora de Mallorca y una Historia Natural de la Isla de Mallorca, junto a las Glorias de Mallorca, que publicó en 1755.
La Económica Mallorquina siguió la senda de otras similares, dedicándose especialmente a la enseñanza, tanto en sus niveles elementales, con la creación de tres escuelas de primeras letras, como en el nivel superior de las ciencias consideradas útiles y de inmediata aplicación a las necesidades insulares, con el establecimiento de una Academia de Nobles Artes y de sendas Escuelas de Matemáticas y Náutica, aparte de contribuir a la apertura de otros centros, como la Escuela de Física y Química o la Academia Médico-Práctica. Especial trascendencia tuvo la creación en su seno de una Academia de Economía Política (1793), donde su principal impulsor, José Antonio Mon Velarde, explicaba las Lecciones de Economía Civil de Genovesi que había traducido, del mismo modo que Jacobo Espinosa había hecho la introducción a la edición mallorquina de la obra del abate Coyer, antes que otro de los miembros de la Academia, Guillermo Ignacio de Montis, fundase una Cátedra de Economía Política.
Esta inclinación a la economía se manifestó asimismo, a nivel teórico, en la elaboración de memorias que pudiesen contribuir al perfeccionamiento de los diversos sectores productivos de la isla (como fueron las dedicadas a la fabricación de aceite o a las manufacturas de seda) y, a nivel práctico, en el proyecto fallido de creación de una compañía mercantil para el tráfico con el Báltico y con América.
Aunque la Económica no monopolizó el espíritu ilustrado de las Baleares, ninguna de las restantes instituciones en funcionamiento a lo largo del Setecientos puede presentar un cuadro de realizaciones semejantes, por más que algunas jugaran cierto papel en la fermentación cultural de la capital, como es el caso de la llamada Universidad Literaria, que integraba entre sus miembros a hombres como Miguel Serra, padre de Buenaventura, jurista y adelantado de las ideas de reforma penal antes de la aparición de la obra de Beccaria.
En resumen, un movimiento ilustrado más teórico que práctico, con algunas consecuciones concretas a partir esencialmente de los Amigos del País y que estuvo a la altura del modesto proceso de revitalización económica que conoció la isla especialmente a partir de las últimas décadas del siglo XVIII.