Comentario
Al igual que en otros países europeos en España el final de la Primera Guerra Mundial supuso el nacimiento de una ilusión democrática que a la larga resultaría decepcionada. Con la única excepción de Checoslovaquia, la Dictadura se convirtió en el fenómeno más habitual en los países del Este europeo: la escasa industrialización, la debilidad de la tradición liberal, la decepción sufrida por unas masas campesinas que habían puesto sus esperanzas en la reforma agraria y la fragmentación de todos estos países en minorías étnicas de difícil convivencia y con un exaltado nacionalismo, hicieron imposible el mantenimiento de las instituciones democráticas y liberales en unos países en donde habían aparecido por vez primera en esta época. A comienzos del año 1923 probablemente en España la revolución no era ya posible, pero el problema de Marruecos había exacerbado las tensiones del sistema político mientras que los partidos que lo protagonizaban se mostraban incapaces de llevar a cabo una renovación, hundiéndolo en el desprestigio y la radical inestabilidad. El golpe de Estado del general Primo de Rivera no fue provocado por el temor a la revolución, sino por la incapacidad del propio sistema parlamentario en un momento en que la derrota de Marruecos daba una especialísima relevancia al Ejército.