Comentario
A partir de la segunda mitad del siglo XIX Sevilla, inicia una nueva expansión, apoyada en la construcción del ferrocarril y aprovechando el derribo de parte de sus murallas antiguas. En este momento la ciudad crece en dirección este y sur, completando el característico ensanche de las ciudades del siglo XIX. Esta reorganización urbanística se verá culminada en las primeras décadas del siglo siguiente, y a él se deben excelentes monumentos edificados con motivo de la celebración de la Exposición Iberoamericana de 1929, como la Plaza de España, del arquitecto Aníbal Álvarez, la Plaza de América, el Casino de la Exposición, el teatro Lope de Vega o el hotel Alfonso XIII. También se edificaron nuevos barrios, como Heliópolis o El Porvenir.
Como en el resto del país, los movimientos obreros tuvieron un papel importante en la Sevilla de las primeras décadas del siglo XX, en particular el anarquismo. También el anticlericalismo de estas primeras décadas del siglo pasado, en especial del periodo republicano, tuvo en Sevilla uno de sus más importantes focos.
Sevilla fue uno de los puntos donde triunfo el intento de golpe de Estado del general Franco, siendo tomada por Queipo de Llano, por lo que no sufrió los devastadores efectos de la guerra civil en la medida en que lo hicieron otras ciudades.
La década de los 50 y, sobre todo, la de los 60 suponen el crecimiento de la ciudad, a la que llegan emigrantes que se instalan en nuevas barriadas de la periferia.
En 1992, con motivo del quinto centenario del descubrimiento de América, se celebró la Exposición Universal en la Isla de la Cartuja. Este acontecimiento supuso la construcción de nuevas y modernas infraestructuras, como los puentes del Alamillo y la Barqueta o la estación del AVE de Santa Justa, que hacen de Sevilla una ciudad abierta al siglo XXI.