Época: Arte Español del Siglo XVIII
Inicio: Año 1700
Fin: Año 1800

Antecedente:
El Real Sitio de Aranjuez

(C) José Luis Sancho Gaspar



Comentario

La idea de un lugar para la fiesta regia que tenía Fernando VI acerca de Aranjuez exigía, sin embargo, un número de actores/espectadores -de cortesanos- más elevado, y alojado también de manera escenográfica. Así, hacia 1748 concibió la idea de derogar las ordenanzas que prohibían habitar en Aranjuez a quien no fuese criado en activo del rey y formar una nueva población. En 1749 Bonavia emprendió la traída de aguas desde los manantiales de Aldehuela, y al año siguiente ya había formado el plano definitivo para la nueva urbanización y se empezaban las obras de la nueva plaza principal, donde se colocó una fuente de mármoles coronada por la estatua del rey, que dotaba al espacio de un contenido ideológico-representativo a la manera de las "places royales" francesas.
La posición de esta plaza venía forzada por las estructuras preexistentes, que eran la Casa de Oficios, el Parterre de Palacio y el puente de barcas que daba entrada al Sitio. La primera constituye el costado derecho del nuevo espacio público, el parterre marca -a partir del centro de su estanque circular- su eje central, y el puente señala el emplazamiento del costado izquierdo junto al cual corre la calzada de Andalucía que, siendo uno de los paseos laterales arbolados de la plaza, es el verdadero eje generador de la composición.

La configuración arquitectónica de este espacio deriva de extender a lo largo de los laterales los soportales herrerianos de la Casa de Oficios literalmente, mientras que, al fondo, una versión de los mismos sobre planta curva y a modo de doble pantalla de arcos une la iglesia circular de San Antonio -y su pórtico convexo y cóncavo- con los laterales. Se forma así una especie de escenario, heredero de la planificación urbanística humanística, basada en la aplicación de la perspectiva como norma reguladora.

Perpendicular a este eje de la plaza e iglesia de San Antonio, se extiende el formado por el tridente o "patte d'oie" que nacía de las tres puertas de la cabecera del Parterre. En realidad una de estas tres calles, la más cercana al Tajo, es del XVI, y las otras dos venían obligadas por simetría respecto al eje del Palacio. De este modo, la planificación surge merced a un cuidado acuerdo entre las preexistencias y la voluntad de lo nuevo. La trama urbana, en retícula y con un espacio libre en el centro, se dispone entre la plaza y el tridente, quedando los dos lados exteriores libres para una posible ampliación que, de hecho, tuvo lugar en el reinado de Carlos III, cuando el paseo de ronda pensado por Bonavia se convirtió en un boulevard interior.

Los terrenos para edificar eran cedidos por el rey con ciertas condiciones, para garantizar el cumplimiento del programa urbanístico propuesto. El planeamiento del nuevo Real Sitio de San Fernando de Henares (Madrid), con dos plazas -circular en el centro del pueblo, y rectangular ante el palacio -unidas por una avenida, es más simple que el de Aranjuez, pero tiene el interés de ser una nueva población no cortesana, sino productiva, creada en torno a una fábrica, luego convertida en dependencia del Hospicio de Madrid. Ello la emparenta con otras experiencias económico-urbanísticas de la Ilustración, como anteriormente Nuevo Baztán o, ya en el reinado de Carlos III, las nuevas poblaciones agrícolas de Sierra Morena.