Época: Roma
Inicio: Año 753 A. C.
Fin: Año 476




Comentario

Las ciudades romanas estaban llenas de talleres y tiendas. Orfebres, tejedores, zapateros, etc. vendían sus productos al público en su mismo lugar de trabajo. Había también muchos comercios dedicados a la venta de alimentos, algunos de ellos especializados en la comida preparada.
Buena parte de la actividad comercial era realizada por los mismos productores. Los excedentes agrarios eran llevados a la ciudad por el campesino, quien adquiría o cambiaba en los talleres los productos necesarios. El propio Estado era el encargado de llevar a los campamentos militares todo lo necesario para su manutención. Pero a pesar de estas limitaciones ya existía la figura del intermediario, dedicándose a las actividades comerciales un buen puñado de romanos e itálicos. El comercio se realizaba preferentemente por vía marítima -más rápido y más barato- siendo hombres libres los propietarios de los barcos, habitualmente organizados en sociedades mercantiles. Para evitar desplazamientos continuos, el armador solía delegar cierta responsabilidad en un esclavo de su confianza, que representaba jurídicamente al comerciante. Los grandes emporios comerciales del Imperio eran las principales ciudades -Roma, Alejandría, Marsella, Antioquía- y en ellas podíamos encontrar expertos de diferentes orígenes -judíos, hispanos, sirios-. La manera de conseguir una fortuna con mayor facilidad era dedicarse al comercio.