Época: Cristianismo
Inicio: Año 1
Fin: Año 2000




Comentario

Una de las grandes novedades en el campo de la piedad popular de la Plena Edad Media cristiana fue, junto con el culto eucarístico, la devoción mariana. Globalmente considerada, la figura de la Virgen conoció una evidente humanización, en la que tuvieron destacado papel figuras como san Bernardo, santo Domingo y, obviamente, sus respectivas órdenes religiosas. La triple faceta de Maria como Madre de Dios, Reina del cielo e Inmaculada, se cimentó sobre todo en su destacado papel como misericordiosa intercesora entre Cristo y los hombres, evidenciado en una creciente devoción popular.
Sin duda la más importante plasmación del culto a la Virgen se reflejó en una serie de oraciones que han formado parte fundamental hasta nuestros días de la religiosidad católica. Tal es el caso de la "Salve Regina", surgida en la segunda mitad del siglo XI en el contexto de la primera cruzada, y cuyo autor parece haber sido el legado pontificio Aldemar de Puy. Por otro lado, con la sustitución, a partir del XI, de los antiguos ejercicios penitenciales, consistentes en la repetición de salmos y genuflexiones, por el rezo del "Pater" y, desde el XII, también del "Ave María", surgieron los llamados "Salterio del Pater Noster" y "Salterio mariano", de cuya combinación surgiría a su vez el rosario.

Mas sin duda la más importante de todas estas oraciones fue la del "Ave María", cuya primera formulación, añadiendo al conocido pasaje evangélico las palabras "Jesús, amén", se generalizaría a mediados del siglo XIII.

Otra de las expresiones más claras de piedad mariana fueron los santuarios, de los que en la época destacaron sobre todo dos: Rocamadur y Loreto. Rocamadur, situado en la región francesa de Lot, era lugar de paso obligado para los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela. Pero sin duda fue Loreto el que gozó de mayor prestigio. Por lo demás, el culto a la Virgen alcanzaría su cenit con la fijación, a lo largo del siglo XIII, de una serie de fiestas con rango universal, como la Inmaculada Concepción o la Anunciación.

El culto a la Virgen continuó creciendo a lo largo de los siglos siguientes, surgiendo numerosos santuarios marianos al calor de los testimonios sobre sus apariciones. En América, la devoción de conquistadores y misioneros trasladó el catolicismo a las poblaciones indígenas, surgiendo devociones como la de la Virgen de Guadalupe, en México.

La devoción mariana cuenta actualmente con importantes santuarios, centros de peregrinación a la Virgen, como Lourdes, Fátima, Czestochowa o Medjugorje. Algunos de estos centros son objeto de populares peregrinaciones y romerías, como Almonte, en Huelva, donde anualmente se celebra la tumultuosa romería del Rocío.