Época: Islam
Inicio: Año 610
Fin: Año 2003

Antecedente:
La vida urbana



Comentario

La única parte de la ciudad islámica que fue bulliciosa, aunque sólo a ratos, es el mercado, en el que se acumulan una multitud abigarrada de toldos y tenderetes que han crecido por doquier, tullidos, parados y vendedores de gangas, mostradores de ropa vieja, de altramuces y aceitunas, chucherías, pescados y un sinfín de objetos, todo ello en un ambiente luminoso, ruidoso, sucio e inundado por fuertes olores.
En las ciudades anteriores a la expansión otomana los comercios estaban organizados en zocos, es decir, conjuntos de calles en cuyos edificios los artesanos vivían, producían y vendían, de la misma manera que había ocurrido en las ciudades romanas, se agrupaban según los productos y se localizaron a partir de la aljama, de tal manera que un síntoma de la proximidad de ésta es el incremento de la densidad de los comercios, y que sus calles fuesen por lo general cubiertas, incluso abovedadas. Pero no todos los comercios se localizaron en zocos, pues el hecho de que los tejidos de lujo fuesen objeto de un cierto monopolio estatal y que el comercio de las importaciones requiriese la colaboración del poder establecido, propició que los lugares donde su comercio se realizó estuviesen intervenidos por el monarca y sus agentes; así pues se denomina alcaicería (de al-Qaysariyya, derivado del griego Kaisareia, como abreviatura de mercado imperial) a un lugar de mercado, perteneciente o auspiciado por el monarca, concebido como un recinto cerrado, de planta cuadrada o rectangular, con varias puertas que se cerraban por la noche, durante la cual lo vigilaban unos guardas específicos y en la que se almacenaba género de lujo, especialmente tejidos y, sobre todo, elaboraciones de seda. Se deduce que estos conjuntos se prestaban a una configuración unitaria y coherente, dotada de características espaciales de mucho mayor interés que las de un simple zoco. Al contrario que éstos la alcaicería solía ser única, bien próxima a la aljama, con la que a veces constituía una cierta unidad compositiva. En época tardía la alcaicería cambió su nombre, sobre todo por influencia otomana, por el de bazar, uno de cuyos elementos más característicos fue la de una parte aislada, cerrada y cubierta con cupulillas, denominada bedestán, que fue como una alcaicería metida en el corazón de un gran zoco. Los ejemplos más notables son orientales; éste es el caso del Gran Bazar (Büyük Garsi) de Estambul, cuyo bedestán fue fabricado en tiempos del sultán Mehmet II, es decir, cuando éste, tras la conquista de Constantinopla, concibió un ambicioso programa de renovación edilicia, incluyendo como pieza básica el Gran Bazar, que estableció sobre un mercado bizantino; se construyó de madera, por lo que hubo que renovarlo en 1651, 1701 y 1894. Un bazar raro fue el de 5 km de largo que unía el palacio samaní de Laskari Bazar con la ciudad de Bust, siguiendo la orilla del río Hilmend, levantado en la primera mitad del XII y destruido en 1221.