Comentario
Las funciones artesanales y de mercado singularizaron a las ciudades musulmanas, contribuyeron a la complejidad de su estructura social y requirieron algunos criterios de organización que llegaron a la madurez entre los siglos IX y XI. Los tratados de hisba suelen contener algunos de ellos, ya que el responsable de su cumplimiento era el muhtasib, secundado por maestros de cada profesión (amín, arif) especialmente cualificados, y se refieren a calidades, precios y condiciones requeridas para la práctica del oficio con taller abierto. No formaban los artesanos gremios o corporaciones autónomas pero aquellas formas de control en manos de autoridades exteriores les daban, con todo, cierta cohesión por oficios, así como la costumbre, heredada de épocas anteriores a menudo, de que los talleres y tiendas de cada oficio estuvieran en las mismas calles o sectores urbanos, o dispusieran a veces de mercadillos propios, lo que es lógico dentro de un sistema que no pretende fomentar la competencia entre los artesanos sino controlar sectores de la producción manufacturera y del mercado urbano.