Comentario
Para muchos arqueólogos, lo que caracteriza a la civilización maya es el conjunto de los cuatro rasgos culturales siguientes: una escritura jeroglífica que tiene más de setecientos signos diferentes, un procedimiento particular de cubrir los edificios mediante la aproximación de hiladas y el hormigón, un complejo escultórico y ritual que incluye en asociación estelas y altares, y un sistema de medir el tiempo que parte de un punto inicial o "comienzo de era". Es evidente que hay que reconocer además como típicamente maya el estilo artístico que se desarrolló en una región de las tierras bajas tropicales mesoamericanas durante más de mil años, así como ciertos patrones de asentamiento sociales, políticos y religiosos. El territorio cubierto por tales manifestaciones es el de los estados mexicanos actuales de Yucatán, Campeche, Quintana Roo y zonas de Chiapas y Tabasco, con los departamentos guatemaltecos del Petén e Izabal, el noroeste de Honduras y la antigua colonia británica de Belice. Todo él se sitúa por debajo de los 1.000 metros de altitud, tiene altas temperaturas durante todo el año y una abundante vegetación natural que no tolera las heladas.
Los tres períodos en que se divide la evolución de la cultura maya son: el Formativo o Preclásico, entre el siglo X a.C. y el siglo III d.C.; el Clásico, entre los siglos III y X d.C.; y el Posclásico, entre el siglo X d.C. y la conquista española.
Durante el Formativo, gentes que bajan del altiplano de Guatemala van ocupando las orillas de los grandes ríos y lagos del Petén. Vestigios de sus aldeas han sido identificados en sitios como Altar de Sacrificios y Ceibal, en los ríos de la Pasión y Usumacinta. Estos grupos igualitarios, que cultivan la tierra y poseen cerámica, se extienden poco a poco hacia las selvas interiores fundando nuevos poblados, y en ese momento, pocos siglos antes de la Era cristiana, reciben aportaciones de la cultura de Izapa, cuyo ámbito de expansión llegaba desde la costa del Pacífico de Chiapas hasta el lugar de Kaminaljuyú en los altos. Estimulados por estas influencias, los mayas construyen los primeros templos sobre basamentos piramidales e inician los procesos de diferenciación social que habían de culminar en el período siguiente.
Por otra parte, en la fecha maya 8. 12. 14. 8. 15, es decir, en el año 292 de nuestra Era, se talla la primera estela de piedra de que tenemos noticia. El ritmo de homogeneización de la cultura de las tierras bajas viene marcado por la extensión que va alcanzando, a partir de ese momento, la costumbre de erigir estelas fechadas y el culto que acompaña a estas esculturas. Hasta el año 435 sólo se encuentran estelas en Tikal, Uaxactun, Balakbal y Uolantun, o lo que es igual, en una región que comprende los alrededores del lago Petén Itzá y el noreste del Petén. La ideología que emana de estos centros focales llega prontamente y es aceptada en el inmenso territorio; hacia finales del siglo V ya hay estelas dedicadas en Toniná, Copán y Oxkintok, desde Chiapas hasta el norte de la península de Yucatán.
Políticamente, el área maya se encontraba dividida durante el período Clásico en varios "distritos" de tamaño desigual, pero cada uno bajo el gobierno seguramente absoluto de un señor o Halach Uinic. Hoy en día, después de importantes avances en el desciframiento de la escritura jeroglífica, se han identificado los signos o emblemas de algunos de esos distritos y sabemos los nombres de sus gobernantes. Por ejemplo, el señor Escudo-solar reinaba en la ciudad y distrito de Palenque hacia mediados del siglo VII, y en 671 aproximadamente llegó al poder su sucesor Jaguar-serpiente. Otras listas dinásticas van siendo obtenidas de las inscripciones de Tikal, Quiriguá, Naranjo, Yaxchilán o Piedras Negras, y con ellas los mayas entran en la historia política tradicional.
A lo largo de los siglos IX y X, y por razones todavía desconocidas, son abandonados los centros ceremoniales del Petén, Belice y valles del Motagua y Usumacinta. No se vuelven a grabar fechas completas en las estelas, y la civilización, localizada ahora en el norte y la parte media de la península de Yucatán, toma nuevos derroteros. Este último período, el Posclásico, se suele dividir en tres fases:
1. Predominio de Chichén Itzá:
Esta vieja ciudad clásica fue ocupada hacia el año 987 por un grupo étnico procedente del sur, de la costa de Tabasco probablemente, que se conoce como Itzá. Algo más tarde, otras gentes, mandadas quizás por un señor de nombre Kukulcán, fundan Mayapán. Todos ellos introducen en tierra maya rasgos culturales toltecas originados en el altiplano de México. Los linajes Itzá, Cocom y Xiú se imponen a las poblaciones preexistentes y modifican de manera sustancial sus costumbres y creencias religiosas.
2. Predominio de Mayapán: Después de algunas intrigas, Hunac Ceel, señor de Mayapán, declara la guerra a Chichén Itzá y, posiblemente con la ayuda de mercenarios mexicanos, destruye la ciudad hacia 1200. El poder del linaje Cocom durará hasta 1441 en que, aliados varios jefes maya-toltecas bajo la dirección de Ah Xupán Xiú, saquean Mayapán y matan al Halach Uinic y a sus hijos.
3. Desintegración: Con la caída de Mayapán desaparece la última poderosa ciudad-estado de Yucatán. Sigue en la mitad norte de la península un tiempo de guerras y desorganización política, durante la cual más de veinte pequeñas provincias se mantienen en conflicto permanente. A pesar de ello, los españoles tardarán casi veinte años (1527-1546) en conquistar y pacificar el territorio. El último reducto maya en las tierras bajas, Tayasal, logrará mantenerse independiente hasta 1697 amparado en la densa selva petenera.