Época: América
Inicio: Año 1215
Fin: Año 1433




Comentario

La fecha que se da para la llegada de los aztecas al valle de México es la ya indicada de 1215. Son un grupo bárbaro, pendenciero, depredador y cruel, guiado por los sacerdotes de Huitzilopochtli, su sanguinario dios. Se habían ido fundando ciudades en el valle y los aztecas no hallaban acomodo en ninguna de ellas, ya que sus habitantes los repelían, por falsos y traicioneros. Es una etapa oscura, sobre la que cada fuente discrepa y también los historiadores que las han interpretado. Lo que sí parece claro es que es entonces cuando los aztecas adquieren la herencia tolteca y se van adaptando a los usos urbanos, sin un lugar fijo, empujados por unos o por otros. Algún tiempo estuvieron en Tipazán (sitio de las serpientes), o en Chapultepec (seguramente monte de las langostas o chapulin en nahuatl), de donde los expulsan los xaltonecas o los culhúas, según las fuentes, hasta que buscaron acomodo en unos islotes cercanos a la costa occidental de la laguna de Texcoco, donde ya otros nahua se habían establecido, fundando Tlatelolco (sitio de tierra, de talli, refiriéndose a aquélla con que habían ido llenando los estrechos canales entre los islotes).
El establecimiento de los aztecas en estos islotes de la laguna fue, según la versión tradicional, en 1325 de nuestra era, pero Kirchhoff opina que fue en 1370, lo que cuadra mejor con la cronología de sus futuros jefes. A su nueva fundación la llamaron los aztecas Tenochtitlan, en opinión de algunos por el nombre (Tenoch) del caudillo que los guió hasta allí, o, al parecer de otros, porque significaba el nochtli, nopal, sobre la tetl, piedra. Esto parece lógico, pues según la tradición los sacerdotes hicieron creer a la tribu que allí daba fin su peregrinación, porque se había cumplido la profecía de que hallarían a un águila sobre un nopal, con una serpiente en el pico. La huida de los aztecas hacia los islotes parece haber tenido una causa: la persecución de culhúas, porque la hija de su jefe había sido sacrificada por los aztecas a su dios, desollándola viva.

Es evidente que un pueblo hasta entonces tan miserable, pero al cual le estaba reservado un gran destino histórico, no podría mantener su relativa independencia sin una protección, y parece que ésta fue establecida alternativamente por los señores de Azcapotzalco y los de Culhuacán, los primeros tecpanecas y los segundos culhúas. Los tecpanecas eran sin duda los más importantes en el valle y los aztecas supieron coordinar una sumisión a los señores tecpanecas de Azcapotzalco con un establecimiento de buenas relaciones con Colhuacán, donde se habían instalado los restos de los toltecas de Tollan.

Como el prestigio de la dinastía tolteca era grande en el valle, los aztecas pidieron al señor de Culhuacán les designara un jefe de su estirpe, y así fue designado Acamapichtli como primer tlatoani -el que habla o da órdenes- de Tenochtitlan, primero de la lista de tlacatecuhtli o jefes de hombres de la ciudad-estado. Este nuevo jefe se muestra sometido a los tecpanecas. Su designación en 1376 parece confirmar la reciente fundación (1370) de Tenochtitlan. Huitzilihuitl, que le sucede como jefe de hombres hasta 1417-por más de veinte años-, significa la consolidación de la ciudad y su crecimiento demográfico, así como un trato de igual a igual con sus vecinos, quizá porque Huitzilihuitl casó con una princesa tecpaneca, hija de Tezozomoc de Azcapotzalco. La suerte de Tenochtitlan iría vinculada a la de Azcapotzalco.

Muerto Tezozomoc en Azcapotzalco, se erige a sí mismo como jefe de esta ciudad Maxtla, al que llamaríamos según nuestro modo de decir usurpador, que pretende someter también a Tenochtitlan, asesinando a Chimalpopoca (escudo humeante), sucesor de Huitzilihuitl. En 1427 inicia su actuación de tlatoani Itzcoatl (serpiente blanca), que en trece años da una completa vuelta a toda la situación, gracias a la inspiración del cihuacoatl (o "serpiente-hembra", presidente del tecpan o asamblea) Tlacaelel.

Pero hagamos una breve interrupción, de carácter histórico general, relativa a la crítica que se hace a la historia como simple exposición de las gestas de los jefes. Mientras más pequeño es el pueblo, mientras sus circunstancias le obligan a una mayor cohesión interna, para autodefensa y afirmación de su identidad, mayor es el papel de los caudillos que se identifican con su mentalidad y con sus problemas. De ahí que pueda parecer que seguimos un manido y trillado camino de secuencias reales, y que, incluso, al referirse a los tlatoque aztecas, algunos autores hablen de reinados, como se hace con las dinastías medievales europeas. Son las propias fuentes indígenas, sus tradiciones captadas por los cronistas españoles, las que destacan la decisiva influencia de hombres singulares en el desarrollo de la política en el valle de México y en el engrandecimiento de Tenochtitlan. Itzcoatl inaugura el sistema de alianzas, en este primer caso de cuatro ciudades: Tenochtitlan, Texcoco, Cuauhtitlan y Huexotzingo. Su objetivo era combatir al usurpador y asesino de Chimalpopoca, Maxtla. ¿Había un propósito oculto azteca de acabar con la preponderancia tecpaneca? Es muy posible, ya que entonces es cuando se inicia la grandeza de México-Tenochtitlan.