Época:
Inicio: Año 1805
Fin: Año 1805

Antecedente:
Austerlitz, la batalla de los tres emperadores



Comentario

Mientras tanto, la Grande Armée atravesaba por crecientes dificultades. La rápida marcha a través de Baviera y Austria había alargado peligrosamente sus líneas de aprovisionamiento y comunicación, y en el camino el número de rezagados tomó proporciones alarmantes. Cuando Napoleón estableció su campamento al sur de Olmütz, apenas le acompañaban 50.000 hombres, mal alimentados y enfrentados a un durísimo invierno que dificultaba sus movimientos. En Bohemia y en el sur de Austria, tres ejércitos austriacos se disponían a converger sobre Moravia. En estas condiciones, el Emperador recibió la peor de las noticias: Prusia iba a integrarse en la coalición anti-francesa y el peso de sus tropas, situadas a pocos kilómetros, podía ser decisivo para la suerte de la campaña.
A Napoleón no le quedaban muchas soluciones. La retirada, tras haberse internado centenares de kilómetros en territorio enemigo, era imposible. Un ataque frontal a los aliados, muy superiores en número, era un riesgo excesivo. Decidió, por tanto, atraer al adversario y hacerle frente en un terreno y en un momento que le fueran favorables. Para ello ordenó el repliegue ostensible de su vanguardia, y él mismo trasladó su cuartel general varios kilómetros al sur, a Austerlitz. Y por si los comandantes aliados aún no creían que arrojaba la toalla, les solicitó la apertura de negociaciones de paz.

Alejandro I cayó en la trampa, y dio la orden de marchar hacia el sur, desoyendo las llamadas a la prudencia que le hacían Kutuzov y el emperador Francisco. El 1 de diciembre, las divisiones austriacas y rusas alcanzaron Austerlitz.

Mientras tanto, los franceses se reagrupaban al oeste del río Goldbach. Napoleón había hecho regresar a toda velocidad al 1° Cuerpo de Bernadotte desde su posición avanzada de Iglau, y de Viena acababa de llegar el 3° Cuerpo, del mariscal Davout. Reforzado hasta alcanzar unos 60.000 hombres y 139 cañones, el ejército francés cubría un frente de unos 8 Km. desde la colina fortificada de Santon, al norte, hasta los lagos helados de Telnitz.

La táctica del Emperador consistía en concentrar el grueso de las tropas sobre el centro y la izquierda de su dispositivo, semiocultas entre las ondulaciones del terreno que descendía hacia el Goldbach. El flanco derecho, en torno a Telnitz, quedaba encomendado a Davout, con efectivos bastante más reducidos. Napoleón confiaba en que los aliados se lanzarían sobre su ala más débil, dedicados a cortarle la retirada hacia Viena. Entonces su masa de maniobra ocuparía la meseta de Pratzen, que se alzaba entre los ríos Goldbach y Litava, y envolverían al enemigo por la izquierda.

El plan de los aliados fue concebido sobre la marcha por el jefe del Estado Mayor austríaco, Weyrother, y era plenamente apoyado por el zar. Preveía que una parte del ejército, a las órdenes de Buxhowen, atravesara el río al norte de los lagos, para cortar la esperada retirada enemiga hacia Viena. Mientras se ejecutaba esta maniobra, la infantería del general Bragation y la caballería del príncipe de Liechtenstein, atacarían en dirección a la colina de Santon. En el centro, Kutuzov se movería a través de Pratzen para cortar la retirada al grueso del ejército francés. Con casi 90.000 hombres, los aliados esperaban aplastar a un adversario que creían muy inferior a su número real. El plan, comunicado a los jefes militares pocas horas antes de la batalla, respondía casi punto por punto a la estrategia supuesta por Napoleón.

Al amanecer del 2 de diciembre, los dos ejércitos se pusieron en marcha envueltos por una densa y fría niebla. En el norte, los franceses cruzaron el Goldbach y ocuparon posiciones en la orilla izquierda, a ambos lados de la carretera de Brünn a Olmütz. Al sur, las tres columnas de Buxhowen atacaron a las tropas de Davout. Éstas estaban muy fatigadas tras su rápida marcha desde Viena, pero aún así rechazaron el ataque, lo que obligó al general ruso a pedir refuerzos. Parte de los regimientos de Kutuzov comenzaron entonces a avanzar por la meseta de Pratzen hacia Telnitz.