Época: India
Inicio: Año 700
Fin: Año 1035

Antecedente:
India



Comentario

A partir del siglo VIII y hasta finales de la Edad Media, la historia de la India está marcada por el reiterado fracaso de las tentativas por establecer un Imperio unificado, por la expansión del Islam y por la creciente importancia del Sur como refugio del hinduismo puro frente a los invasores musulmanes. Mohamed ibn Qasim, y con él el islamismo, penetra en el año 711 hasta el Sind, después de una marcha a través del desierto de Maram. Sus posteriores intentos de conquista sobre el Sind son rechazados por el Reino de Cachemira, lo que marcará una constante en la lenta y espasmódica penetración de los conquistadores musulmanes ya que, cuando pueden, los hindúes también reconquistan parte de los territorios perdidos.
El éxito de los conquistadores musulmanes hay que justificarlo por su ventaja en armamento moderno y por sus técnicas de combate, a pesar de ser inferiores en número. Después de la conquista de Sind, sigue la del Punjab hacia el año 1000, la de todo el norte de la India hacia el 1200, la de Gujarat, Malwa y Dekán hacia el 1300 y, por último, la de la India meridional aproximadamente en el 1700.

En el Oeste, el último soberano hindú de Sind sucumbe en 712 ante las tropas árabes procedentes de Beluchistán, pero las castas de caballería de los rajputas (hijos de reyes) impidieron un mayor avance de los invasores islámicos. La aparición de esta nueva nobleza debió de ocurrir a lo largo del siglo VII. Los rajputas, como casta guerrera organizada, dominan sobre una región que comprende los cursos fluviales del Indo, el Jumma y el Chambal. Su mítico origen lo entroncaban con las dinastías del Sol, de la Luna o del fuego, aunque en realidad eran en su mayor parte descendientes de hordas de guerreros extranjeras como los hunos.

Las cuatro familias rajputanas mas conocidas fincan las de Paramara, Pratihara, Chahamana y Calukya. Los pratiharas obligaron, con su rey Nagabhata, en el año 725, a retirarse hasta Sind a los árabes, que habían penetrado en la India occidental.

El rey Vatsaraja de Avanti (770-800 aprox. ) conquisto Rajputana, la región de donde procedían los gurjaras. Este rey unificó las dos dinastías Gurjara, creando el gran Reino Gurjara-Pratihara (775-910), en donde el arte y la cultura alcanzan un gran esplendor y refinamiento gracias a la tendencia de otorgar la misma veneración a todos los dioses, por lo que aparecieron templos con capillas e imágenes para los diversos cultos.

En el Dekán la poderosa familia de los Rashtrakutas domina ya, como vasallos de los calukyas, en el norte de Gujarat, Berar y Nasyk, hasta que el soberano Krishna I (756-772) vence al último rey calukya, Kirtivarmam II, y sus sucesores continúan ampliando sus dominios en Malwa y Bengala. El rashtrakuta más poderoso, Govinda II (793-813) vence a las pratiharas en el Norte y a los pallavas en el Sur, teniendo los vencidos que pagarle un tributo.

A pesar de las continuas guerras entre las diferentes dinastías y de la fragmentación de los Estados, la vida económica fue bastante próspera, con un artesanado numeroso y activo, una vida urbana intensa y una agricultura sin apenas transformaciones, que producía trigo, arroz, caña de azúcar, frutas, hortalizas y algodón. Pero en las fronteras septentrionales del subcontinente indio, en el mundo islámico, la hegemonía había pasado de los abbasíes a las iranios y después a los turcos, procedentes del Turquestán occidental y convertidos al Islam.

En Gazna (Afganistán) el general turco Altegin, gobernador militar de Khorasán bajo los samaníes, fundó la dinastía de los gaznavíes cuando cayó en desgracia al subir al trono el califa Al-Mansur (961-976). Este nuevo Reino independiente tuvo su capital en la recién conquistada ciudad de Gazna.

Tras la muerte de Altegin (963) los soldados turcos eligen como soberano a un yerno suyo, Subuktegin, que completó la islamización de las zonas central y oriental del Afganistán. A su muerte, y como consecuencia de la falta de unidad entre sus hijos Ismail y Mahmud, estalla una guerra civil en el país (997-999). El victorioso Mahmud, el destructor de imágenes, se hace cargo de la soberanía sobre Gazna y Khorasán (998-1030) y se lanza a la conquista del Punjab, realizando incursiones hasta la cuenca del Ganges. Mahmud realizó unas diecisiete expediciones a la India, resultando siempre vencedor, gracias a su ágil caballería que se enfrentó con éxito a los pesados ejércitos indios, cuya arma mas notable eran sus pesados elefantes. El imperio de Mahmud de Gazna que se extendió desde el mar Caspio hasta el Indo y que fue un verdadero Estado de nacionalidades, no le sobrevivió. Y aunque el Islam se instaló en el Punjab, los gaznavíes no afectaron en nada a la cultura india de la cuenca occidental del Ganges.