Comentario
De los valerosos capitanes y fuertes soldados que pasamos dende la isla de Cuba con el venturoso y muy animoso capitán don Hernando Cortés, que después de ganado México fue marqués del Valle y tuvo otros ditados
Primeramente, el mismo marqués don Hernando Cortés murió junto a Sevilla, en una villa que se dice Castilleja de la Cuesta; y pasó don Pedro de Alvarado, que después de ganado México fue comendador de Santiago y adelantado y gobernador de Guatemala y Honduras y Chiapa; murió en lo de Xalisco yendo que fue a socorrer un ejército de españoles que estaba sobre el peñol de Nochitlan, según lo he dicho y declarado en el capítulo que dello habla; y pasó Gonzalo de Sandoval, que fue capitán muy preeminente y alguacil mayor, y fue gobernador cierto tiempo en la Nueva-España cuando Alonso de Estrada gobernada. Tuvo dél grande noticia, y de sus heroicos hechos, su majestad, y murió en la villa de Palos yendo que iba con don Hernando Cortés a besar los pies a su majestad; y pasó un Cristóbal de Olí, esforzado capitán y maestre de campo que fue en las guerras de México, y murió en lo de Naco degollado por justicia, porque se alzó con una armada que le había dado Cortés. Estos tres capitanes que dicho tengo, fueron muy loados y alabados delante de su majestad cuando Cortés fue a la corte, porque dijo el emperador nuestro señor que tuvo en su ejército, cuando conquistó a México y Nueva-España, tres capitanes que podían ser tenidos en tanta estima como los muy afamados que hubo en el mundo. El primero que dijo fue don Pedro de Alvarado, que además de ser esforzado, tenía gracia en su persona y parecer para hacer gente de guerra; y dijo por el Cristóbal de Olí que era un Héctor en el esfuerzo para combatir persona por persona, y que si como era esforzado tuviera consejo, fuera muy más tenido en el esfuerzo que suelen decir de Héctor, mas había de ser mandado; y dijo por el Gonzalo de Sandoval que era tan valeroso y esforzado capitán y de buenos consejos, que podía ser uno de los buenos coroneles que ha habido en España, y que en todo era tan bastante, que osara decir y hacer; y también dijo Cortés que tuvo muy buenos y valerosos soldados, y que peleábamos con muy gran esfuerzo; y lo que sobre ese caso propone Bernal Díaz del Castillo es, que si esto que ahora dice Cortés, escribiera la primera vez que hizo relación a su majestad de las cosas de la Nueva-España, bueno fuera; mas en aquel tiempo que escribió a su majestad, toda la honra y prez de nuestras conquistas se daba a sí mismo, y no hacía relación de cómo se llamaban los capitanes y fuertes soldados, ni de nuestros heroicos hechos; sino escribía a su majestad: "Esto hice, esto otro mandé hacer a uno de mis capitanes"; e quedábamos en blanco hasta ya a la postre, que no podía ser menos de nombrarnos. Volvamos a nuestra relación: pasó otro muy buen capitán y bien animoso, que se decía Juan Velázquez de León, murió en las puentes; pasó don Francisco de Montejo, que después de ganado México fue adelantado de Yucatán, murió en Castilla; y pasó Luis Marín, capitán que fue en lo de México, persona preeminente y bien esforzado, murió de su muerte; y pasó un Pedro de Ircio, era ardid de corazón y de mediana estatura e paticorto, e hablaba mucho que había hecho y acontecido en Castilla por su persona, y lo que veíamos e conocíamos dél no era para nada, y llamábamosle que era otro Agrajes, sin obras; fue cierto tiempo capitán en la calzada de Tepeaquilla en el real de Sandoval; y pasó otro buen capitán que se decía Andrés de Tapia, fue muy esforzado, murió en México de su muerte; pasó un Juan de Escalante, capitán que fue en la Villa-Rica cuando fuimos sobre México, murió en poder de los indios en la batalla que nombramos de Almería, que son unos pueblos que están entre Tuzapan y Cenpoal; también mataron en su compañía siete soldados que ya no se me acuerdan sus nombres, y le mataron el caballo: éste fue el primer desmán que tuvimos en la Nueva-España; y también pasó un Alonso Dávila, fue capitán y el primer contador puesto por Cortés que hubo en la Nueva-España; persona muy esforzada, fue algo amigo de ruidos, y don Hernando Cortés, conociendo su inclinación, porque no hubiese cizañas, procuró de lo enviar por procurador a la isla Española, donde residía la audiencia real y los frailes jerónimos que estaban por gobernadores, y cuando le envió le dio buenas barras y joyas de oro por contentarle. Y los negocios que entonces llevó fue acerca de la manera que se había de tener en nuestras conquistas y en el herrar por esclavos los indios que hubiesen dado primero la obediencia a su majestad y después de dada se hubiesen vuelto a levantar, y en las paces, muerto cristiano por traición; de lo cual, desde que vino el Alonso Dávila de la Española y viendo que traía buenos despachos, le volvió a enviar a Castilla, porque ya teníamos conquistado a México y después que salimos huyendo, porque, como dicho tengo, estaba en la Española, y entonces, por más le contentar y apartar de sí, te dio un muy buen pueblo que se dice Guatitán y barras de oro, porque hiciese bien los negocios y dijese de su persona ante su majestad mucho bien; y entonces también don Hernando Cortés envió en su compañía del Alonso Dávila a un fulano de Quiñones, natural de Zamora, capitán que fue de la guarda de don Hernando Cortés, y les dio poder para que procurasen las cosas de la Nueva-España, y con ellos envió la gran riqueza del oro y plata y joyas y otras muchas cosas que hubimos en la toma de México, y la recámara del oro que solía tener Montezuma y Guatemuz, los grandes caciques de México. Y quiso la ventura que al Quiñones acuchillaron en la isla de Tercera sobre amores de una mujer y murió de las heridas y yendo el Alonso Dávila su viaje cerca de Castilla le topó un armada de franceses, en que venía por capitán de ella un Juan Florín, y le robó el oro y plata y navío y le llevó preso a Francia, y estuvo preso cierto tiempo y, al cabo de dos años, te soltó el francés que le tenía y se vino a Castilla; y en aquella sazón estaba en la corte don Francisco de Montejo, adelantado de Yucatán, y se vino con él, con cargo de contador de Yucatán y entonces o poco tiempo antes, había venido a México un Gil González de Benavides, hermano de Alonso de Ávila, el cual solía estar en la isla de Cuba y como el Alonso Dávila estaba en Yucatán y el Gil González en México, envió poder a su hermano Gil González de Benavides para que tuviese en sí y se sirviese del pueblo de Guatitán, y como el Gil González fue con nosotros en aquel tiempo a las Higüeras, porque nunca fue conquistador de la Nueva-España, y se pasaron ciertos años que se servía y llevaba los tributos del dicho pueblo, y según pareció sin tener título de él más del poder que el hermano le envió; y en aquel tiempo murió el Alonso Dávila; y, según pareció, el fiscal de su majestad puso demanda para que se diese aquel pueblo a su majestad, pues el Alonso Dávila era fallecido; y sobre este pleito hubo los alborotos y rebeliones y muertes que en México se hicieron, y desterrados que hubo, y otros con mala fama; y si todo bien se nota, hubo mal fin y en peor acabó. El Quiñones que iba a Castilla, murió acuchillado en la Tercera; el oro y plata robado por la armada de Juan Florín francés; el Alonso Dávila preso en Francia, el mismo Juan Florín, que lo robó, fue preso en el mar por vizcaínos y ahorcado en el puerto del Pico; el pueblo de Guatitán se quitó a los hijos de Gil González de Benavides y sobre ello fueron degollados, porque según se halló, no tuvieron la lealtad que eran obligados al servicio de su majestad; y con ellos ajusticiaron y desterraron otras personas y otras quedaron con mala fama. He querido poner esto en esta relación aunque no había necesidad paila que se vea sobre qué fue el desasosiego de México. Hartos estarán de haber oído estos malos sucesos. Pasemos adelante y vamos a decir de nuestra materia.
Pasó un Francisco de Lugo, capitán que fue en algunas entradas, hombre bien esforzado; fue hijo bastardo de un caballero de Medina del Campo que se decía álvaro de Lugo el viejo, señor de unas villas que se dicen Fuentecastín y Villalba: murió de su muerte. Y pasó un Andrés de Monjaraz, capitán que fue cierto tiempo en lo de México; estaba muy malo de bubas y dolores que le impedían harto para la guerra, murió de su muerte; y pasó un su hermano que se decía Gregorio de Monjaraz, buen soldado, ensordeció estando en la guerra de México, murió de su muerte; y pasó Diego de Ordás, capitán que fue en la primera vez que fuimos sobre México, y después de ganada la Nueva-España fue comendador de Santiago y fue al río de Marañón por gobernador, donde murió; y pasaron cuatro hermanos de don Pedro de Alvarado, que se decían Jorge de Alvarado, fue capitán cierto tiempo en lo de México y en la provincia de Guatemala, murió en Madrid en el año de 1540; y el otro su hermano se decía Gómez de Alvarado murió en el Perú; y el otro se llamaba Gonzalo de Alvarado murió de su muerte en Oaxaca; Juan de Alvarado era bastardo, murió en la mar yendo que iba a la isla de Cuba a comprar caballos; pasó Juan Jaramillo, capitán que fue de un bergantín cuando estábamos sobre México, y este es el que casó con doña Marina la lengua: fue persona preeminente, murió de su muerte; pasó un Cristóbal Flores, hombre de valía, murió en lo de Xalisco, yendo que fue con Nuño de Guzmán; y pasó un Cristóbal Martín de Gamboa, caballerizo que fue de Cortés, murió de su muerte; pasó un Caicedo, fue hombre rico, murió de su muerte; y pasó un Francisco de Saucedo, natural de Medina de Rioseco, y porque era muy pulido le llamábamos "el Galán": decían que había sido maestresala del almirante de Castilla, murió en las puentes; pasó un Gonzalo Domínguez, muy esforzado y gran jinete, murió en poder de los indios; y pasó un fulano Morón, bien esforzado y buen jinete, murió en poder de indios; y pasó un Francisco de Morla, muy esforzado soldado y buen jinete, natural de Jerez, murió en las puentes; también pasó otro buen soldado que se decía fulano de Mora, natural de Ciudad-Rodrigo, murió en los peñoles que están en la provincia de Guatemala; y pasó un Francisco de Bonal, persona de valía, natural de Salamanca, murió de su muerte; pasó un fulano de Lares, bien esforzado y buen jinete, murió en Las puentes; pasó otro Lares, ballestero, también murió en las puentes; pasó un Simón de Cuenca, que fue mayordomo de Cortés, matáronlo indios en lo de Xicalango; también murieron en su compañía otros diez soldados que no se me acuerdan sus nombres; y también pasó un Francisco de Medina, natural de Aracena, fue capitán en una entrada, murió en lo de Xicalango en poder de indios: también murieron en su compañía otros quince soldados que tampoco me acuerdo sus nombres; y también pasó un Maldonado, que le llamábamos "el ancho", natural de Salamanca, persona preeminente, y había sido capitán de entradas, murió de su muerte; y pasaron dos hermanos que se decían Francisco álvarez Chico y Juan álvarez Chico, naturales de Fregenal: el Francisco álvarez era hombre de negocios y estaba doliente, y murió en la isla de Santo Domingo: el Juan álvarez murió en lo de Colima, en poder de indios; y pasó un Francisco de Terrazas, mayordomo que fue de Cortés, persona preeminente, murió de su muerte; y pasó un Cristóbal del Corral, el primer alférez que tuvimos en lo de México, persona bien esforzada, fuese a Castilla y allá murió; pasó un Antonio de Villa-Real, marido que fue de Isabel de Ojeda, que después se mudó el nombre de Villa-Real, y dijo que se decía Antonio Serrano de Cardona, murió de su muerte; pasó un Francisco Rodríguez Magariño, persona preeminente, murió de su muerte; y Francisco Flores pasó asimismo, que fue vecino de Guaxaca, persona muy noble, murió de su muerte; y pasó un Alonso de Grado, y era hombre más por entender en negocios que guerra, y este, con importunaciones que tuvo Cortés, le casó con doña Isabel, hija de Montezuma, murió de su muerte; pasaron cuatro soldados que tenían por sobrenombres Solíses: el uno, que era hombre anciano, murió en las puentes, y el otro se decía Solís, y porque era algo arrebatacuestiones le llamábamos "casquete", murió de su muerte en Guatemala; el otro se decía Pedro de Solís "tras-de-la-puerta", porque estaba siempre en su casa tras de la puerta mirando los que pasaban por la calle, y él no podía ser visto: fue yerno de Orduña "el viejo", vecino de la Puebla, y murió de su muerte; el otro Solís se decía "el de la huerta", y nosotros le llamábamos "saya de seda", porque se preciaba mucho de traer suyo de seda, y murió de su muerte; e pasó un esforzado soldado que se decía Benítez, murió en las puentes; e pasó otro muy esforzado soldado que se decía Juan Ruano, murió en las puentes; y pasó Bernardino Vázquez de Tapia, persona muy preeminente y rico, murió de su muerte; e pasó un muy esforzado soldado que se decía Cristóbal de Olea, natural de tierra de Medina del Campo, y bien se puede decir que, después de Dios, por éste salvó la vida Cortés la primera vez en lo de Suchimilco, cuando se vio Cortés en gran aprieto, que le derribaron los indios mexicanos del caballo, que se decía "el romo", y este Olea llegó de los primeros a socorrerle, e hizo tales cosas por su persona, que tuvo lugar Cortés de cabalgar en el caballo, y luego le socorrieron tlascaltecas y otros soldados que en aquel tiempo llegamos, y el Olea quedó mal herido; y la postrera vez que le socorrió este Olea, cuando en México en la calzadilla le desbarataron los mexicanos y le mataron sesenta y dos soldados, y a Cortés le tenía ya engarrafado un escuadrón de mexicanos para le llevar a sacrificar, y le habían dado una cuchillada en una pierna, y el buen Olea con su ánimo tan esforzado peleó tan bravosamente que se le quitó, y allí perdió la vida este esforzado varón que ahora que lo estoy escribiendo se me enternece el corazón, e me parece que ahora le veo y se me representa su presencia y grande ánimo cómo muchas veces nos ayudaba a pelear; y de aquella derrota escribió Cortés a su majestad que no fueron sino veinte y ocho los que murieron, y como he dicho, fueron sesenta y dos. Y para que bien se entienda esto que escribo del Olea, y no digan algunas personas que salgo de la orden de lo que pasó, sepan que el uno es Cristóbal de Olea, natural de Castilla la Vieja, y que he dicho: y el otro fue Cristóbal de Olí, que fue maese de campo, natural que fue de úbeda o de Linares, porque estos dos capitanes casi que tienen un nombre. Volvamos a nuestro cuento: que también pasó con nosotros un buen soldado que tenía una mano menos, que se la cortaron en Castilla por justicia, murió en poder de indios; pasó otro soldado que se decía Tobilla, que cojeaba de una pierna, que decía él que se había hallado en la del Garellano con el Gran Capitán, murió en poder de indios; pasaron dos hermanos que se decían Gonzalo López de Jimena y Juan López de Jimena: el Gonzalo López murió en poder de indios, y el Juan López fue alcalde mayor en la Veracruz y murió de su muerte; y pasó un Juan de Cuéller, buen jinete: este casó primera vez con una hija del señor de Tezcuco, la cual se decía doña Ana y era hermana de Estesuchel, señor del mismo Tezcuco, murió de su muerte; y pasó otro fulano que se decía Cuéller, deudo de Francisco Verdugo, vecino de México, murió de su muerte; y pasó un Santos Hernández, hombre anciano, natural de Soria, que por sobrenombre le llamábamos "el buen viejo", jinete batidor, murió de su muerte; y pasó un Pedro Moreno Medrano, vecino que fue de la Veracruz, y muchas veces fue en ella alcalde ordinario, y era recto en hacer justicia, y después fue a vivir a la Puebla fue hombre que sirvió muy bien a su majestad, así de soldado como de hacer justicia, murió de su muerte; y pasó un Juan de Limpias Carvajal, buen soldado, capitán que fue de bergantines, y ensordeció estando en la guerra, murió de su muerte; y pasó un Melchor de Gálvez, vecino que fue de Guaxaca, murió de su muerte; y pasó un Román López, que después de ganado México se le quebró un ojo, persona preeminente, murió en Guaxaca; pasó un Villabrando, que decían que era deudo del conde de Ribadeo, persona preeminente, murió de su muerte; pasó un Osorio, natural de Castilla la Vieja, buen soldado y persona de mucha cuenta, murió en la Veracruz; pasó un Rodrigo de Castañeda, fue naguatato y buen soldado, murió en Castilla; pasó un fulano de Pilar, fue buena lengua, murió en lo de Cuyoacan cuando fue con Nuño de Guzmán; pasó otro soldado que se dice Granado, vive en México; pasó un Martín López, fue un muy buen soldado, este fue el maestro de hacer los trece bergantines, que fue harta ayuda para ganar a México, y de soldado sirvió bien a su majestad, vive en México; pasó un Juan de Nájera, buen soldado y ballestero, sirvió bien en la guerra; y pasó un Ojeda, vecino de los zapotecas, y quebrándole un ojo en lo de México; pasó un fulano de la Serna, que tuvo unas minas de plata, tenía una cuchillada por la cara, que le dieron en la guerra, no me acuerdo qué se hizo dél; y pasó un Alonso Hernández Puertocarrero, primo del conde de Medellín, caballero preeminente, y este fue a Castilla la primera vez que enviamos presentes a su majestad, y en su compañía fue don Francisco de Montejo antes que fuese adelantado, y llevaron mucho oro en granos sacado de las minas, y joyas de diversas hechuras, y el sol de oro y la luna de plata. Y según pareció, el obispo dé Burgos, que se decía don Juan Rodríguez de Fonseca, arzobispo de Rosano, mandó prender al Alonso Hernández Puertocarrero porque decía al mismo obispo que quería ir a Flandes con el presente ante su majestad, y porque procuraba por las cosas de Cortés, y tuvo achaque el obispo para le prender porque le acusaron al Puertocarrero que había traído a la isla de Cuba una mujer casada, y en Castilla murió: y puesto que era uno de los principales compañeros que con nosotros pasaron, se me olvidaba de poner en esta cuenta hasta que me acordé de él. Y pasó otro buen soldado que se decía Luis de Zaragoza. Y también pasó otro muy buen soldado que se decía Alonso Luis o Juan Luis, y era muy alto de cuerpo y le decíamos por sobrenombre "el niño", murió en poder de indios; y pasó otro buen soldado que se decía Hernando Burgueño, natural de Aranda de Duero, murió de su muerte; e pasó otro buen soldado que se decía Alonso de Monroy, e porque se decía que era hijo de un comendador de Santisteban, porque no le conociesen se llamaba Salamanca, murió en poder de indios; y vamos adelante, que también pasó un fulano de Villalobos, natural de Santa Olalla, que se fue a Castilla rico; y pasó un Tirado de la Puebla, era hombre de negocios, murió de su muerte. Y pasó un Juan del Río, fue a Castilla. Y pasó un Juan Rico de Alanís, buen soldado, murió en poder de indios. Y pasó un Gonzalo Hernando de Alanis, bien esforzado soldado. Y pasó un Juan Ruiz de Alanis, murió de su muerte. Y pasó un fulano Navarrete, vecino que fue de Pánuco, murió de su muerte; pasó un Francisco Martín de Vendabal, vivo le llevaron los indios a sacrificar; y asimismo a otro su compañero que se decía Pedro Gallego, y desto echamos mucha culpa a Cortés, porque quiso echar una celada a unos escuadrones mexicanos, y los mexicanos se la echaron al mismo Cortés y le arrebataron los dos soldados, y los llevaron a sacrificar delante de sus ojos, que no se pudieron valer; y pasaron tres soldados que se decían Trujillos: el uno natural de Trujillo, y era muy esforzado y murió en poder de indios, y el otro, natural de Huelva, también fue de mucho ánimo, murió en poder de indios, y pasó un soldado que se decía Juan Flamenco, murió de su muerte; y pasó un Francisco de Barco natural del Barco de Ávila, capitán que fue en la Cholulteca, murió de su muerte; pasó un Juan Pérez, que mató a su mujer, que se decía "la hija de la vaquera", murió de su muerte; y pasó otro buen soldado que se decía Rodrigo de Jara "el corvocado", extremado hombre por su persona, murió en Colima o en Zacatula; e pasó otro buen soldado que se decía Madrid "el corvocado", murió en Colima o Zacatula; y pasó otro soldado que se decía Juan de Inhiesta, fue ballestero, murió de su muerte; y pasó un fulano de Alamillo, vecino que fue de Pánuco, buen ballestero, murió de su muerte; y pasó un fulano Morón, gran músico, vecino de Colima o Zacatula, murió de su muerte; pasó un fulano de Varela, buen soldado, vecino que fue de Colima o Zacatula, murió de su muerte; pasó un fulano de Valladolid, vecino de Colima o Zacatula, murió en poder de indios; e pasó un fulano de Villafuerte, persona de valía, que casó con una deuda de la mujer que primero tuvo Hernando Cortés, y era vecino de Zacatula o de Colima, murió de su muerte; y pasó un Juan Ruiz de la Parra, vecino que fue de Zacatula o Colima, murió de su muerte; y pasó un fulano Gutiérrez, vecino de Colima o Zacatula, murieron de su muerte; y pasó otro buen soldado que se decía Valladolid "el gordo", murió en poder de indios; y pasó un Pacheco, vecino que fue de México, persona preeminente, murió de su muerte; y pasó un Hernando de Lerma o de Lema, hombre anciano, que fue capitán, murió de su muerte; pasó un fulano Xuárez "el viejo", que mató a su mujer con una piedra de moler maíz, murió de su muerte; y pasó un fulano de Angulo e un Francisco Gutiérrez y otro mancebo que se decía Santa-Clara, vecinos que fueron de la Habana, que murieron en poder de indios; y pasó un Garci-Caro, vecino que fue de México, murió de su muerte; y pasó un mancebo que se decía Larios, vecino que fue de México, murió de su muerte, que tuvo pleito sobre sus indios; pasó un Juan Gómez, vecino que fue de Guatemala, fue rico a Castilla; y pasaron dos hermanos que se decían los Jiménez, naturales que fueron de Inguijuela de Extremadura; el uno murió en poder de indios, el otro de su muerte; y pasaron dos hermanos que se decían los Florianes, murieron en poder de indios; y pasó un Francisco González de Nájera e un su hijo que se decía Pero González de Nájera, y dos sobrinos del Francisco González que se decían los Ramírez; el Francisco González murió en los peñoles que están en la provincia de Guatemala, y los sobrinos en las puentes de México; y pasó otro buen soldado que se decía Amaya, vecino que fue de Guaxaca, murió de su muerte; y pasaron dos hermanos que se decían Carmona, naturales de Jerez, murieron de sus muertes; y pasaron otros dos hermanos que se decían los Vargas, naturales de Sevilla; el uno murió en poder de indios, y el otro de su muerte; y pasó otro buen soldado que se decía Polanco, natural de Ávila, vecino que fue de Guatemala, murió de su muerte; y pasó un Hernán López de Ávila, tenedor que fue de los bienes de los difuntos, fue rico a Castilla; y pasó un Juan de Aragón, vecino de Guatemala. Y pasó un Andrés de Rodas, vecino de Guatemala, murió de su muerte; y pasó un fulano de Cieza, que tiraba bien una barra, murió en poder de indios; pasó un Santisteban, "viejo", ballestero, vecino de Chiapa, murió de su muerte; pasó un Bartolomé Pardo, murió en poder de indios; pasó un Bernardino de Coria, vecino que fue de Chiapa, padre de uno que se decía Centeno, murió de su muerte; y pasó un Pedro Escudero y un Juan Cermeño, y otro su hermano que se llamaba como él, buenos soldados; al Pedro Escudero y a Juan Cermeño mandó Cortés ahorcar porque se alzaban con un navío para ir a la isla de Cuba a dar mandado a Diego Velázquez, de cuando enviamos los embajadores, oro y plata a su majestad, para que los saliese a tomar en la Habana, y quien lo descubrió fue el Bernardino de Coria, y murieron ahorcados; y pasó un Gonzalo de Umbría, piloto, muy buen soldado; a este también mandó Cortés cortar los dedos de los pies porque se iba por piloto con los demás, y fuese a Castilla a quejar ante su majestad, y le fue muy contrario a Cortés, y su majestad le mandó dar su real cédula para que en la Nueva-España le diesen mil pesos de oro cada año de renta en pueblos de indios, y nunca volvió a Castilla, porque temió a Cortés; y pasó un Rodrigo Rangel, que fue persona preeminente, y estaba muy tullido de bubas, nunca fue a la guerra para que dél se haga memoria, y de dolores murió; y pasó un Francisco de Orozco, que también estaba malo de bubas y muy doliente, y había sido soldado en Italia, que estuvo ciertos días por capitán en lo de Tepeaca entre tantos que estuvimos en la guerra de México, no sé qué hizo ni dónde murió; y pasó un soldado que se decía Mesa, y había sido artillero en Italia, y así lo fue en la Nueva-España, y murió ahogado en un río después de ganado México; y pasó otro muy esforzado soldado que se decía fulano Arbolanche, natural de Castilla la Vieja, murió en poder de indios; y pasó otro soldado que se decía Luis Velázquez, natural de Arévalo, murió en las Higüeras cuando fuimos con Cortés; y pasó un Martín García, valenciano, buen soldado, murió en lo de Higüeras; y pasó otro bueno soldado que se decía Alonso de Barrientos; este se fue desde Tuztepeque a se acoger entre los indios de Chinanta cuando se alzó México, y en lo de Tuztepeque murieron sesenta y seis soldados y cinco mujeres de Castilla de los de Narváez y de los nuestros, que mataron los mexicanos que estaban en guarnición en aquella provincia; y pasó un Almodóvar "el viejo" e un su hijo que se decía álvaro de Almodóvar, y dos sobrinos que tenían el mismo sobrenombre de Almodóvar, y el un sobrino murió en poder de indios, y el viejo y el álvaro y el sobrino murieron sus muertes; y pasaron dos hermanos que se decían los Martínez, naturales de Fregenal, buenos hombres por sus personas, murieron en poder de indios; y pasé un buen soldado que se decía Juan del Puerto, murió tullido de bubas; y pasó otro buen soldado que se decía Lagos, murió en poder de indios; y pasó un fraile de nuestra señora de la Merced que se decía fray Bartolomé de Olmedo, y era teólogo, y gran cantor y virtuoso, murió su muerte; y pasó otro soldado que se decía Sancho de Ávila, natural de las Garrovillas: este, según decían, había llevado a Castilla de las islas de Santo Domingo seis mil pesos de oro en unos borceguíes, que cogió de unas minas ricas, y como llegó a Castilla lo jugó y lo gastó, y se vino con nosotros, e indios le mataron; y pasó un Alonso Hernández de Palo, ya hombre viejo, y dos sobrinos; el uno se decía Alonso Hernández, buen ballestero, y el otro no se me acuerda el nombre, y el Alonso Hernández murió en poder de indios y los demás murieron de sus muertes; y pasó otro buen soldado que se decía Alonso de la Mesta, natural de Sevilla o del Ajarafe, murió en poder de indios; y pasó otro buen soldado que se decía Rabanal, montañés, murió en poder de indios; pasó otro muy buen hombre por su persona, que se decía Pedro de Guzmán; e se casó con una valenciana que se decía doña Francisca de Valtierra fuese al Perú, e hubo fama que murieron helados él y la mujer y un caballo y unos negros y otras gentes; e pasó un buen ballestero que se decía Cristóbal Díaz, natural del Colmenar de Arenas, murió de su muerte; e pasó otro soldado que se decía Retamales, matáronle indios en lo de Tabasco, e pasó otro esforzado soldado que se decía Ginés Nortes, murió en lo de Yucatán en poder de indios; pasó otro muy diestro soldado e bien esforzado, que se decía Luis Alonso, e cortaba muy bien con una espada, murió en poder de indios; e pasó un Alonso Catalán, buen soldado, murió en poder de indios; e otro soldado que se decía Juan Siciliano, vecino que fue de México, murió de su muerte; e pasó otro buen soldado que se decía Canillas, fue en Italia atambor, y también en la Nueva-España, murió en poder de indios; e pasó un Hernández, secretario que fue de Cortés, natural de Sevilla, murió en poder de indios; pasó un Juan Díaz, que tenía una gran nube en un ojo, natural de Burgos, que traía a cargo el rescate e vituallas de Cortés, murió en poder de indios; pasó un Diego de Coria, vecino que fue de México, murió de su muerte; pasó otro buen soldado, mancebo, que se , decía Juan Núñez de Mercado, que era natural de Cuéllar, otros decían que era natural de Madrigal: este soldado cegó de los ojos, vecino que ahora es de la Puebla; y pasó otro buen soldado, y el más rico de todos los que pasamos con Cortés, que se decía Juan Sedeño, natural de Arévalo, e trajo un navío suyo e una yegua e un negro, e tocinos e mucho pan e cazabe, murió de su muerte e fue persona preeminente; e pasó un fulano de Baena, vecino que fue de la Trinidad, murió en poder de indios; e pasó un Zaragoza, ya hombre viejo, padre que fue de Zaragoza el escribano de México, murió de su muerte; e pasó un buen soldado que se decía Diego Martín de Ayamonte, murió de su muerte; e pasó otro soldado que se decía Cárdenas, decía él mismo que era nieto del comendador mayor don fulano Cárdenas, murió en poder de indios; y pasó otro soldado que se decía Cárdenas, hombre de la mar, piloto, natural de Triana: este fue el que dijo que no había visto tierra adonde hubiese dos reyes como en la Nueva-España, porque Cortés llevaba quinto como rey, después de sacado el real quinto, e de pensamiento dello cayó malo, e fue a Castilla e dio relación dello a su majestad, e de otras cosas de agravios que le habían hecho, e fue muy contrario a Cortés, e su majestad le mandó dar su real cédula para que le diesen indios que rentasen mil pesos: y así como vino a México con ella, murió de su muerte; e pasó otro buen soldado que se decía Argüello, natural de León, murió en poder de indios; e pasó otro soldado que se decía Diego Hernández, natural de Saelices de los Gallegos, ayudó a aserrar la madera de los bergantines, e cegó e murió su muerte; y pasó otro soldado de muchas fuerzas e animoso, que se decía fulano Vázquez, murió en poder de indios; e pasó otro soldado ballestero que se decía Arroyuelo, decían que era natural de Olmedo, murió en poder de indios; e pasó un fulano Pizarro, capitán que fue en entradas, decía Cortés que era su deudo: en aquel tiempo no había nombre de Pizarros ni el Perú estaba descubierto, murió en poder de indios; e pasó un Álvaro López, vecino que fue de la Puebla, murió de su muerte; e pasó otro soldado que se decía Yáñez, natural de Córdoba, y este soldado fue con nosotros a las Higüeras, y entre tanto que fue se le casó la mujer con otro marido, e de que volvimos de aquel viaje no quiso tomar a la mujer, murió de su muerte; e pasó un buen soldado e bien suelto peón que se decía Magallanes, portugués, murió en poder de indios; e pasó otro portugués, platero, murió en poder de indios; e pasó otro portugués, ya hombre anciano, que se decía Martín de Alpedrino, murió de su muerte; e pasó otro portugués que se decía Juan álvarez Rubazo, murió de su muerte; e pasó otro muy esforzado portugués que se decía Gonzalo Sánchez, murió de su muerte; e pasó otro portugués, vecino que fue de la Puebla, que se decía Gonzalo Rodríguez, persona preeminente, murió de su muerte; e pasaron otros dos portugueses, vecinos de la Puebla, que se decían los Villanuevas, altos de cuerpo, no sé qué se hicieron o dónde murieron; e pasaron tres soldados que tenían por sobrenombres fulanos de Ávila; el uno, que se decía Gaspar de Ávila, fue yerno de Hortigosa, el escribano, murió de su muerte; y el otro Ávila se allegaba con el capitán Andrés de Tapia, murió en poder de indios; el otro Ávila no me acuerdo adónde fue a ser vecino; e también pasaron dos hermanos, hombres ancianos, que se decían los Vandadas, decían que eran naturales de tierra de Ávila, murieron en poder de indios; e pasaron otros tres soldados que tenían por sobrenombres Espinosas; el uno era vizcaíno, e murió en poder de indios; y el otro se decía Espinosa "de la bendición", porque siempre traía por plática "con la buena bendición", era muy buena aquella plática, e murió de su muerte; y el otro Espinosa era natural de Espinosa de los Monteros, murió en poder de indios; e pasó un Pedro Perón, de Toledo, murió de su muerte; e vino otro buen soldado que se decía Villasinda, natural de Portillo, que se metió fraile francisco, murió de su muerte; e pasaron dos buenos soldados que se decían por sobrenombre San Juan; al uno llamábamos San Juan "el entonado", porque era muy presuntuoso, murió en poder de indios; y el otro se decía San Juan de Uchila, era gallego, murió de su muerte; e pasó otro buen soldado que se decía Izquierdo, natural de Castromocho, fue vecino en la villa de San Miguel, sujeta a Guatemala, murió de su muerte; e pasó un Aparicio Martín, que casó con una que se decía "la Medina", natural de Medina de Rioseco, vecino que fue de San Miguel, murió de su muerte; e pasó un buen soldado que se decía Cáceres, natural de Trujillo, murió en poder de indios; e pasó otro buen soldado que se decía Alonso de Herrera, natural de Jerez; este fue capitán en los zapotecas, e acuchilló a otro capitán que se decía Figueroa sobre ciertas contiendas de las capitanías, e por temor del tesorero Alonso de Estrada, que en aquella sazón era gobernador, porque no le prendiese se fue a lo de Marañón, y allá murió en poder de indios, y el Figueroa se ahogó en la mar yendo a Castilla; e también pasó un mancebo que se decía Maldonado, natural de Medellín, estuvo malo de bubas, e no sé si murió de su muerte: no lo digo por Maldonado de la Veracruz, marido que fue de doña María del Rincón; e pasó otro soldado que se decía Morales, ya hombre anciano, que cojeaba de una pierna: decían que fue soldado del comendador Solís, fue alcalde ordinario en la Villa-Rica, e hacía recta justicia; e pasó otro soldado que se decía Escalona, el mozo, murió en poder de indios; e pasaron tres soldados, que todos tres fueron vecinos en la Villa-Rica, que nunca fueron a guerra ni a entrada ninguna de la Nueva-España: al uno decían Arévalo e al otro Juan León e al otro Madrigal, murieron de su muerte; e pasó otro soldado que se decía por sobrenombre Lencero, cuya fue la venta que ahora se dice "de Lencero", que está entre la Veracruz e la Puebla, que fue buen soldado y se metió fraile mercedario; e pasó un Alonso Durán, que era algo bisojo, que no veía bien, que ayudaba de sacristán, murió de su muerte; e pasé otro soldado que se decía Navarro, que se allegaba en casa del capitán Sandoval, e después se casó en la Veracruz, murió de su muerte; e pasó otro buen soldado que se decía Alonso de Talavera, que se allegaba en casa del capitán Sandoval, murió en poder de indios; e pasaron dos soldados, que se decía el uno Juan de Manzanilla y el otro Pedro Manzanilla; el Pedro Manzanilla murió en poder de indios, el Juan de Manzanilla fue vecino de la Puebla, murió de su muerte; e pasó un soldado que se decía Benito Bejel, fue atambor de ejércitos en Italia, y también lo fue en la Nueva-España, murió de su muerte; e pasó un Alonso Romero, que fue vecino de la Veracruz, persona rica y preeminente, murió de su muerte; e pasó un Nuño Pinto, su cuñado; vecino que fue de la Veracruz, persona rica y preeminente, murió de su muerte; e pasó un soldado que se decía Síndos de Portillos, natural de Portillo, e tuvo muy buenos indios y estaba rico, e dejó sus indios y vendió sus bienes, e los repartió a pobres e se metió fraile francisco, e fue de santa vida; e otro buen soldado que se decía Francisco de Medina, natural de Medina del Campo, se metió fraile francisco y fue buen religioso; e otro buen soldado que se decía Quintero, natural de Moguer, e tuvo buenos indios y estuvo rico, e lo dio por Dios e se metió fraile francisco y fue buen religioso; e otro soldado que se decía Alonso de Aguilar, cuya fue la venta que ahora llaman "de Aguilar", que está entre la Veracruz y la Puebla, y fue persona rica y tuvo repartimiento de indios, todo lo vendió y dio por Dios, e se metió fraile dominico y fue muy buen religioso, e otro soldado que se decía fulano Burguillos, tenía buenos indios y estuvo rico, e lo dejó e se metió fraile francisco, y este Burguillos después se salió de la orden y no fue tan buen religioso como debiera; e otro buen soldado que se decía Escalante, era galán y buen jinete, metióse fraile francisco, que después se salió del monasterio, e ahí obra de un mes se tornó a tomar los hábitos y fue buen religioso; otro buen soldado que se decía Lintorno, natural de Guadalajara, se metió fraile francisco y fue buen religioso, y solía tener indios de encomienda, y era hombre de negocios. Otro soldado que se decía Gaspar Díaz, natural de Castilla la Vieja, e fue rico, así de sus indios como de sus tratos, todo lo dio por Dios, e se fue a los pinares de Guaxocingo, en parte muy solitaria, e hizo una ermita e se puso en ella por ermitaño, e fue de tan buena vida e se daba a ayunos y disciplinas, que se paró muy flaco e debilitado, e decían quo dormía en el suelo en unas pajas; e de que lo supo el obispo don fray Juan de Zumárraga le mandó que no hiciese tan áspera vida, e tuvo tan buena fama el ermitaño Gaspar Díaz, que se metieron en su compañía otros ermitaños, e todos hicieron buenas vidas, e a cuatro años que allí estaban fue Dios servido llevarle a su santa gloria. E pasó otro buen soldado que se decía Alonso Bellido, murió en poder de indios; e vino un fulano Peinado, que se tullió de mal de bubas después de ganado México, murió en la Veracruz; e pasó otro soldado que se decía Ribadeo, gallego, que por sobrenombre le llamábamos Meberreo, porque bebía mucho vino, murió en poder de indios en lo de Almería; pasó otro soldado que llamábamos "el galleguillo" porque era chico de cuerpo, murió en poder de indios; pasó un esforzado soldado que se decía Lerma; este fue uno de los que ayudaron a salvar a Cortés, como dicho tengo en el capítulo que dello habla, y se fue entre los indios como aburrido de temor del mismo Cortés, a quien había ayudado a salvar la vida, por ciertas cosas de enojo que Cortés contra él tuvo, que aquí no declaro por su honor; nunca más supimos dél vivo ni muerto: mala sospecha tuvimos; también pasó otro buen soldado que se decía Pinedo, criado que había sido de Diego Velázquez, gobernador de Cuba, y cuando vino Narváez se iba de México para el mismo capitán Narváez, y en el camino le mataron indios, sospechóse que por mandado de Cortés; pasó otro soldado y buen ballestero que se decía Pedro López, murió de su muerte; y asimismo paso otro Pedro López, ballestero, que fue con Alonso de Ávila a la isla Española, e allá se quedó; e pasaron tres herreros, el uno se llamaba Juan García y el otro Hernán Martín, que casó con la Bermuda, que se llamaba Catalina Márquez, y el otro no me acuerdo su nombre: el uno murió en poder de indios e los dos de sus muertes; e pasó otro soldado que se decía álvaro Gallego, vecino que fue de México, cuñado de unos Zamoras, murió de su muerte; e pasó otro soldado, ya hombre anciano, que se decía Paredes, padre de un Paredes que ahora está en lo de Yucatán, murió en poder de indios; e pasó otro soldado que se decía Gonzalo Mejía Rapapelo, porque decía él mismo que era nieto de un Mejía que andaba a robar en el tiempo del rey don Juan en compañía de un Centeno, murió en poder de indios; pasó un Pedro de Tapia, y murió tullido después de ganado México; e pasaron ciertos pilotos que se decían Antón de Alaminos e un su hijo que también tenía el mismo nombre que su padre, eran naturales de Palos; e un Camacho de Triana, e un Juan álvarez, "el manquillo", de Huelva; e un Sopuerta del Condado, ya hombre anciano: e un Cárdenas; éste fue el que estuvo malo de pensamiento cómo sacaban dos quintos del oro, el uno para Cortés; e un Gonzalo de Umbría; e hubo otro piloto que se decía Galdin, e también hubo más pilotos, que ya no se me acuerdan sus nombres; mas el que yo vi que se quedó para vecino en México fue el Sopuerta, que todos los demás se fueron a Cuba e Jamaica e a otras islas e a Castilla a ganar pilotajes: por temor a Cortés, porque estaba mal con ellos porque dieron aviso a Francisco de Garay de las tierras que demandó a su majestad que le hiciese mercedes; y aun fueron cuatro pilotos dellos a se quejar de Cortés delante de su majestad, los cuales fueron los Alaminos y el Cárdenas y el Gonzalo de Umbría, e les mandó dar cédulas reales para que en la Nueva-España diesen a cada uno mil pesos de renta; y el Cárdenas, vino, e los demás nunca acá vinieron. E pasó otro soldado que se decía Lucas, genovés, y era piloto, murió en poder de indios; y pasó otro soldado que se decía Juan, genovés: murió en poder de indios; e también pasó otro Lorenzo, genovés, vecino que fue de Guaxaca, marido de una portuguesa vieja, murió de su muerte; e pasó otro soldado que se decía Enrique, natural de tierra de Palencia: este soldado se ahogó de cansado e del peso de las armas e del calor que le daban; e pasó otro soldado que se decía Cristóbal Jaén, era carpintero, murió en poder de indios; e pasó un Ochoa, vizcaíno, hombre rico y preeminente, vecino que fue de Guaxaca, murió de su muerte; e pasó un bien esforzado soldado que se decía Zamudio, fuese a Castilla porque acuchilló a unos en México: en Castilla fue capitán de una capitanía de hombres de armas, murió en lo de Castilnovo con otros muchos caballeros españoles; e pasó otro soldado que se decía Cervantes, el loco, era chocarrero e truhán, murió en poder de indios; e pasó uno que llamaban Plazuela, matáronlo indios; e pasé un buen soldado que se decía Alonso Pérez "Maite", que vino casado con una india muy hermosa de Bayamo, murió en poder de indios; e pasó un Martín Vázquez, natural de Olmedo, hombre rico e preeminente, vecino que fue de México, murió de su muerte; pasó un Sebastián Rodríguez, buen ballestero, y después de ganado México fue trompeta, murió de su muerte; e pasó otro ballestero que se decía Peñalosa, compañero del Sebastián Rodríguez, murió de su muerte; e pasó un soldado que se decía álvaro, hombre de la mar, natural de Palos, que decían que tuvo en indias de la tierra treinta hijos en obra de tres años, matáronlo indios en lo de las Higüeras; e pasó otro soldado que se decía Juan Pérez Malinche, que después le oí nombrar Arteaga, vecino de la Puebla, fue hombre rico y murió de su muerte; pasó un buen soldado que se decía Pedro González Sabiote, murió de su muerte; pasó otro buen soldado que se decía Jerónimo de Aguilar: este Aguilar pongo en esta cuenta porque fue el que hallamos en la Punta de Cotoche, que estaba en poder de indios, e fue nuestra lengua, murió tullido de bubas; e pasó otro soldado que se decía Pedro, valenciano, vecino de México, murió de su muerte; pasaron tres soldados que tenían por sobrenombre Tarifas: el uno fue vecino de Guaxaca, marido de una mujer que se decía Catalina Muñiz, murió de su muerte; el otro se decía Tarifa "el de los servicios", porque siempre andaba diciendo que servía a su majestad e que no le daban nada, y era natural de Sevilla, hombre hablador, murió de su muerte; y el otro llamaban Tarifa "el de las manos blancas", también era natural de Sevilla: llamábamosle así porque no era para la guerra ni para cosa de trabajo, sino hablar de cosas pasadas que le habían acaecido en Sevilla, murió en el río del Golfo-Dulce en el viaje de Higüeras, ahogóse él e su caballo, que nunca parecieron más; pasó otro buen soldado que se decía Pedro Sánchez Farfán, que estuvo por capitán en Tezcuco entre tanto que andábamos en la guerra, murió de su muerte; e pasó otro soldado que se decía Alonso de Escobar, el paje que fue de Diego Velázquez, de quien se tuvo mucha cuenta, matáronlo indios; e pasó otro soldado que se decía el bachiller Escobar, era boticario, e curaba así de cirugía como de medicina, enloqueció y murió su muerte; e pasó otro soldado que se decía también Escobar, bien esforzado, mas fue tan bullicioso, que murió ahorcado porque forzó a una mujer casada y por revoltoso; e pasó otro soldado que se decía fulano de Santiago, natural de Huelva, fuese a Castilla rico; pasó otro su compañero del Santiago que se decía Ponce, murió en poder de indios; pasó un fulano Méndez, ya hombre anciano, matáronlo indios; otros tres soldados que murieron en las guerras que tuvimos en lo de Tabasco: el uno se decía Saldaña, los otros dos no me acuerdo sus nombres; e pasó otro buen soldado e ballestero, era hombre ya anciano, que jugaba mucho a los naipes, murió en poder de indios; e pasó otro soldado anciano que trajo un su hijo que se decía Orteguilla, paje que fue del gran Montezuma, así al viejo como al hijo mataron los indios; e pasó otro soldado que se decía fulano de Gaona, natural de Medina de Rioseco, murió en poder de indios; e pasó otro soldado que se decía Juan de Cáceres, que después de ganado México fue hombre muy rico y vecino de México, murió de su muerte; pasó otro soldado que se decía Gonzalo Hurones, natural de las Garrovillas, murió de su muerte; e pasó otro soldado, ya hombre anciano, que se decía Ramírez "el viejo", que renqueaba de una pierna, vecino que fue de México, murió de su muerte; pasó otro soldado, y muy esforzado, que se decía Luis Farfán, murió en poder de indios; e pasó otro soldado que se decía Morillas, murió en poder de indios; e pasó otro soldado que se decía fulano de Rojas, que después pasó al Perú; e pasó un Astorga, hombre anciano y vecino que fue de Guaxaca, murió de su muerte; pasaron dos hermanos que se llamaban Tostados, el uno murió en poder de indios y el otro de su muerte; y pasó otro buen soldado que se decía Baldovinos, murió en poder de indios; también quiero aquí poner a Guillén de la Loa e a Andrés Núñez e a maese Pedro el de la Harpa e a otros tres soldados que tomamos del navío que venían de los de Garay, como dicho tengo, e por esta causa los pongo aquí con los de Cortés, por ser todo en un tiempo, el Guillén de la Loa murió de un cañazo que le dieron en México en un juego de cañas, y los otros dellos de su muerte, y otros en poder de indios; y pasó un Porras, muy bermejo y gran cantor, murió en poder de indios; e pasó un Ortiz, gran tañedor de vihuela, y enseñaba a danzar; y vino un su compañero que se decía Bartolomé García, fue minero en la isla de Cuba: este Ortiz y el Bartolomé García pasaron el mejor caballo de todos los que pasaron en nuestra compañía, el cual caballo les tomó Cortés, o se lo pagó, murieron entrambos compañeros en poder de indios; pasó otro buen soldado que se decía Serrano, era buen ballestero, murió en poder de indios; y pasó un hombre anciano que se decía Pedro de Valencia, natural de un lugar que cabe Plasencia, murió de su muerte; pasó otro soldado que se decía Quintero, fue maestre de navío, matáronle indios; pasó un Alonso Rodríguez, que dejó buenas minas en la isla de Cuba y estaba rico, murió en poder de indios en los peñoles, que ahora llaman "los peñoles que ganó el marqués"; e también murió allí otro buen soldado que se decía Gaspar Sánchez, sobrino del tesorero de Cuba, con otros seis soldados que fueron de los de Narváez; e también pasó un Pedro de Palma, primer marido que tuvo Elvira López, "la larga", murió ahorcado él y otro soldado que se decía Trebejo, natural de Fuenteguinaldo: los cuales mandó ahorcar Gil González de Ávila o Francisco de las Casas, y juntamente con ellos a un clérigo de misa, por revoltosos y hombres amotinadores de ejércitos cuando se venían a la Nueva-España desde Naco, después que hubieron degollado a Cristóbal de Olí, como dicho tengo en el capítulo que dello habla. Estos soldados y clérigos eran de los que habían ido con Cristóbal de Olí, puesto que eran de los que pasaron con Cortés. A mí me enseñaron un árbol o ceiba donde los ahorcaron, viniendo que veníamos de las Higüeras en compañía de Luis Marín. E volviendo e nuestro cuento, también pasó un Andrés de Mola, levantisco, murió en poder de indios; e también pasó un buen soldado que se decía Alberca, natural de Villanueva de la Serena, murió en poder de indios. Pasaron otros muy buenos soldados que solían ser hombres de la mar, como fueron pilotos, maestres y contramaestres: de los más mancebos de los navíos que dimos al través, muchos dellos fueron animosos en las guerras y batallas, y por no me acordar de todos no pongo aquí sus nombres. E también pasaron otros soldados, hombres de la mar, que se decían los Peñates, y otros Pinzones, los unos naturales de Gibraleón y otros de Palos: dellos murieron en poder de indios, y otros fueron a Castilla a quejarse de Cortés, También me quiero yo poner aquí en esta relación a la postre de todos, puesto que vine a descubrir dos veces primero que Cortés, y la tercera con el mismo Cortés, según lo tengo ya dicho en el capítulo que dello habla; mi nombre es Bernal Díaz del Castillo, y soy vecino y regidor de Santiago de Guatemala, y natural de la muy noble e insigne y muy nombrada villa de Medina del Campo, hijo de Francisco Díaz del Castillo, regidor de ella, que por otro nombre le nombraban "el galán", que haya santa gloria; y doy muchas gracias y loores a Dios nuestro señor y a nuestra señora la virgen Santa María, su bendita madre, que me ha guardado que no sea sacrificado, como en aquellos tiempos sacrificaron todos los más de mis compañeros que nombrados tengo, para que ahora se descubran muy claramente nuestros heroicos hechos: y quiénes fueron los valerosos capitanes y fuertes soldados que ganamos esta parte del Nuevo-Mundo, y no refieran la honra y prez y nuestra valía a un solo capitán.