Época: Neolítico
Inicio: Año 6500 A. C.
Fin: Año 6000 D.C.

Antecedente:
Desarrollo de los poblados



Comentario

A partir del 6500 a.C., coincidiendo con las fases finales del horizonte cultural del PPNB, se producen una serie de fenómenos que muestran con mayor fuerza la movilidad de los grupos humanos y el rol creciente del nomadismo pastoril. Los cambios atañen en primer lugar a los patrones de asentamiento. De este modo, estudiando las diferentes zonas analizadas, se produce el abandono de poblados, con la creación de nuevos núcleos de población a menudo próximos a los antiguos. El número de instalaciones, de manera general, es superior y frecuentemente de mayor extensión, haciéndose más patentes las evidencias de una ordenación de su estructura. En efecto, se produce el abandono, al menos provisional, de poblados como Jericó, Beidha, Munhata, Aswad o Cafer, a veces en beneficio de nuevas instalaciones cercanas como Ghoraife y Ramad, cerca de Tell Aswad en el oasis de Damasco. Esta multiplicación de poblados afecta ahora con mayor fuerza a áreas que habían conocido una débil ocupación, como sería el caso de Anatolia central, en la que se desarrollan ahora los importantes poblados de Catal Huyuk, Can Hasan III, Suberde y Erdaba.
Tecnológicamente, el aspecto más novedoso es la expansión de las artes del fuego, que comporta la generalización del uso del yeso y la cal como materiales de construcción y su empleo para la fabricación de recipientes (vaiselle blanche).

La cerámica empieza a aparecer esporádicamente en algunos yacimientos de Siria como Bouqras, Tell Assouad o en Anatolia, y principalmente en Catal Huyuk.

Económicamente, en estos poblados se comprueba una mayor maestría de las técnicas agrícolas, lo que explicaría la consolidación de nuevas especies de cereales (trigos hexaploides), como por ejemplo el trigo duro (Triticum aestivum/durum), localizado anteriormente sólo en el oasis de Damasco y que ahora se halla presente en Anatolia central (Erdaba, Can Hasan III), en zonas periféricas de Siria (Bouqras, El Kowm) y que aparecerá ligeramente más tarde en la zona del litoral. La expansión afecta también al cultivo de las leguminosas y hay que señalar el inicio del cultivo del lino, en Tell Ramad (Siria). La consolidación de las prácticas económicas afecta también a las prácticas ganaderas, sobre todo las relacionadas con los ovicápridos que en estos momentos cubren la mayor parte de la zona de Oriente Próximo. A finales de esta etapa, hacia el 6000 a.C., el buey aparecerá domesticado a la vez en el litoral sirio (Ras Shamra), en Turquía (Hayaz, Gritille) y en las zonas de estepa desértica (Bouqras).

Opuestos a estos poblados sedentarios con una economía agro-pastoril, aparecen por primera vez con cierta nitidez nuevas formas de explotación económica y de modo de vida. En efecto, las recientes investigaciones llevadas a cabo en el Sinaí, en el oasis de Azraq (Jordania) o en el oasis de El Kowm (Siria) han proporcionado restos de campamentos de arquitectura simple (estructuras circulares en piedra) o incluso sin ningún tipo de restos, que se han interpretado como un retorno a las construcciones ligeras para campamentos transitorios nómadas. El examen del registro material ha proporcionado la evidencia, en cuanto a explotación de recursos económicos se refiere, de la existencia de ovicápridos domésticos o bien, exclusivamente, de especies cazadas, en particular las gacelas. La hipótesis de que se trate de manifestaciones de un nomadismo pastoril prevalece sobre la posibilidad de considerarlas como simples estaciones especializadas en la caza. La existencia de unos grupos dedicados a un nomadismo pastoril podría explicarse como la adaptación particular a la vida y a la explotación económica en zonas áridas. La explicación de su origen sigue incierta, en el sentido de si estas poblaciones han sido excluidas de las zonas más aptas para las prácticas económicas por razones de presión demográfica o bien correspondería a unos cambios socioeconómicos más amplios, entre los cuales se observa el citado de los patrones de asentamiento, o la expansión hacia las zonas del litoral en estos mismos momentos.

Indudablemente, en los casi dos milenios de desarrollo del horizonte PPNB se producen avances importantes y significan el final del proceso de neolitización, como etapa dinámica de formación de las sociedades agro-pastoriles. Las innovaciones tecnológicas se hallan vinculadas, por una parte, a la consolidación de las técnicas de talla laminar y, por otra, a la notable expansión de las artes del fuego aplicadas tanto a las arcillas, con las producciones cerámicas, como a las rocas sedimentarias que permiten la utilización del yeso y la cal principalmente. Se produce, asimismo, la consolidación de las nuevas formas económicas (agricultura y ganadería). Pero uno de los aspectos más significativos es la plena consolidación de la estructura de poblado como unidad socioeconómica. El desarrollo, a este nivel, de la arquitectura y, sobre todo, de la ordenación del espacio del poblado son elementos altamente significativos. De este modo, para analizar la síntesis de la arquitectura de este periodo se revisarán tres aspectos complementarios: materiales, concepción del hábitat y análisis del poblado como globalidad.

Los materiales usados indican una dualidad caracterizada por continuidad e innovación. Así, la tierra, las piedras y la madera seguirán siendo mayoritarias en las construcciones. Las innovaciones están vinculadas a materiales obtenidos gracias a la transformación de materias básicas por medio de las artes del fuego. Se trata del yeso y de la cal, que se utilizarán aprovechando su capacidad como aisladores y se aplicarán para revestir suelos, paredes y estructuras domésticas (hogares, silos...).

La concepción del hábitat viene caracterizada por una duplicidad en los modelos de construcción. Un primer tipo de construcción es el monocelular, caracterizado por una sola habitación, de amplias dimensiones y de utilización multifuncional. El segundo tipo es el pluricelular, es decir, se efectúa una división del espacio construido ya sea a nivel horizontal, con la aparición de habitaciones pluricelulares, ya a nivel vertical con construcciones a dos niveles. Destaca como novedad importante esta división del espacio, con el inicio de una funcionalidad diferenciada. La documentación de la división del espacio en el sentido vertical es, sin duda, una de las novedades más significativas del último decenio.

Este tipo de construcciones adquiere un desarrollo específico, aunque no exclusivo, en el mundo anatólico y los mejores ejemplos han sido descubiertos en Cayonu y Cafer Huyuk, en las cabeceras del Tigris y Éufrates, respectivamente. El estudio de las importantes secuencias estratigráficas con los vestigios arquitectónicos conservados permite observar soluciones variadas y proponer una fuerte vinculación de este tipo arquitectónico con la necesidad de elevar el nivel de habitación del suelo natural, por causas no plenamente definidas, pero que podían ser la humedad u otros motivos vinculados con el medio ambiente. En efecto, el primer tipo, bien ilustrado en el yacimiento de Catal Huyuk y contrastado sobre todo en el mundo anatólico, se caracteriza por la yuxtaposición de las diferentes unidades, sin espacios domésticos abiertos, formando un solo bloque. El segundo presenta una distribución independiente de las habitaciones, permitiendo la creación de espacios libres destinados a la circulación y a su uso para las actividades domésticas externas. Conviene recordar que en las zonas cálidas, como es el caso del Oriente Próximo, estos espacios libres externos al hábitat construido no son espacios muertos o simplemente vinculados a la circulación, sino que se han de considerar como centros de fuerte actividad doméstico-cotidiana.