Comentario
En este período la república genovesa comienza una enorme declinación debido a la esclerotización de sus instituciones, a la falta de innovaciones y al temor exterior representado por la influencia austríaca en el norte italiano y al expansionismo sardo. Su propia posición geográfica, punto estratégico fundamental, le hacía adoptar la neutralidad internacional aunque, en la práctica, todas las guerras de la época le afectaron. Así pues, participó en la Guerra de Sucesión austríaca contra el Piamonte y Austria, por su dependencia hacia Francia. En la Guerra de los Siete Años intervino en el bloque antifrancés, lo que le condujo a la ruptura diplomática con España, asestando un duro golpe a su comercio.
En el plano social el poder estaba detentado por una oligarquía nobiliaria poderosa, poco proclive al reformismo lo que, en un momento en que la propia evolución histórica demandaba cambios, hará aparecer conflictos sociales y movimientos de oposición popular. El deterioro de la situación llegó a su cenit en varios momentos: en 1729 hubo una sublevación corsa y poco después aparecen conatos de rebelión en Liguria con reivindicaciones independentistas. En 1746 hubo un levantamiento en la capital, protagonizado por portuarios, zapateros, aprendices y comerciantes que protestaban por la ocupación austríaca de la república con la aquiescencia del patriciado local; tras seis días de cruentos combates, las tropas extranjeras fueron expulsadas y la nobleza recuperó el poder controlando la situación. En los años sesenta aparece un cierto reformismo bajo el mandato del dux Agostino Lomellini (1760-1762), hábil político y lúcido intelectual formado en la Ilustración; entonces se concede una cierta autonomía a Córcega; se limita la mano muerta eclesiástica al tiempo que se imponen gravámenes fiscales a los legados testamentarios realizados a favor de la Iglesia; se inicia una reorganización de las finanzas del Estado y un sistema aduanero nuevo.
Desde el punto de vista económico la dedicación tradicional a la actividad financiera fue continuada y, de hecho, en la segunda mitad del siglo encontramos inversiones de capital genovés en Francia, Austria, Alemania y otras zonas más distantes como los países nórdicos o Rusia. Las actividades náuticas, que habían sido relanzadas en las últimas décadas del siglo XVII, ahora decaen en cierto sentido, asoladas constantemente por la piratería berberisca; esto se tradujo en un receso del comercio por lo que éste deja de ser la principal fuente de ingresos. La intensificación del alza de precios de las últimas décadas provocó un enorme malestar entre los grupos sociales. Así, la burguesía y pequeña nobleza, que querían ampliar su participación política, adoptan la filosofía ilustrada y un cierto liberalismo político para respaldar sus postulados. Ellos serían, en el futuro, motor del cambio.