Época: EuropaRevolucionaria
Inicio: Año 1848
Fin: Año 1850

Antecedente:
Las Revoluciones de 1848

(C) Federico Lara Peinado y Joaquín Córdoba Zoilo



Comentario

La fase de concesiones a las demandas de demócratas y reformadores sociales había sido también breve en Prusia en donde, pese a la elección de una Asamblea constituyente en mayo, pronto se advirtieron signos de reacción conservadora. Eso fue patente desde mediados de junio, cuando el asalto al arsenal de Berlín intensificó el miedo de los sectores conservadores, que aumentaron su presión sobre el monarca. La camarilla cortesana se convirtió en un importante factor de influencia en la vida política. El príncipe Guillermo regresó de su exilio en Inglaterra y los hermanos Gerlach iniciaron la publicación del periódico contrarrevolucionario Gaceta de la Cruz, que se identificaba con los puntos de vista de la nobleza prusiana (junkers).En esas circunstancias, unas manifestaciones populares fueron aprovechadas por Guillermo IV, en los primeros días de noviembre, para despedir a los liberales y establecer un gobierno de excepción bajo la presidencia del general conde Brandenburgo, con Otto von Manteuffel en el Ministerio del Interior. El nuevo Gobierno llamó a las tropas del general Wrangel a Berlín y ordenó que la Asamblea constituyente abandonara la ciudad. A comienzos del mes de diciembre el rey disolvía la Asamblea a la vez que otorgaba una nueva Constitución, de carácter bicameral, en la que todas las atribuciones quedaban reservadas al monarca.Mientras se producía esta reacción conservadora, el Parlamento de Francfort, que había dedicado cuatro meses a la discusión de los derechos políticos individuales, inició las tareas de configurar un Estado alemán unitario. La primera gran cuestión, en torno a la extensión territorial del futuro Estado, enfrentaba a los que eran partidarios de integrar a todos los Estados con poblaciones germanas (Gran Alemania), lo que suponía también integrar otras nacionalidades dentro del futuro Imperio, frente a los que se manifestaban partidarios de una fórmula unitaria que abarcase exclusivamente a los Estados en los que sólo había población alemana (Pequeña Alemania). La cuestión debatida, en la que los sentimientos nacionalistas se mezclaban con consideraciones históricas y estratégicas, equivalía a optar entre un Estado liderado por Austria o bien por Prusia.Aunque la opinión inicialmente predominante se inclinaba por la Gran Alemania, la voluntad austriaca de fortalecer sus nexos con las otras nacionalidades del Imperio y sus pretensiones de establecer una gran alianza con la Confederación germánica, para fortalecer su papel en Centroeuropa, desagradaron a los parlamentarios de Francfort, que terminaron por inclinarse hacia la solución pequeño-alemana. A finales de marzo se votó la nueva Constitución y, por 290 votos favorables frente a 248 abstenciones, se acordó ofrecer la nueva Corona imperial al rey Federico Guillermo IV de Prusia.Sin embargo, cuando una comisión se desplazó a Berlín para informarle del acuerdo, el monarca rechazó un ofrecimiento que podía ser visto con recelo por otros soberanos, de dentro y fuera de Alemania. En una carta de diciembre del año anterior había advertido: "Quieren que un Rey legítimo, que lo es por la gracia de Dios y que, además, es el Rey de Prusia; que tiene el honor de llevar una. Corona que, si no es la más antigua es por lo menos la más noble, ya que no ha sido ursurpada a nadie, acepte una diadema imaginaria, hecha de mugre y de barro . ... Os lo digo claramente, si la Corona milenaria de la nación alemana, que ha reposado durante cuarenta y dos años, debe ser conferida de nuevo, lo será por mí y por mis iguales, y desgraciado será el que se la arrogue sin pertenecerle".La renuncia de Federico Guillermo se refería, por lo tanto, al procedimiento de la oferta y el rey pretendería en los meses siguientes, con el recelo de Austria, que los príncipes alemanes le reiterasen la oferta. El Parlamento de Francfort, en cualquier caso, veía arruinada su tarea. En los meses siguientes caería en manos de los más radicales, hasta que se disolvió por la presión de los diversos Gobiernos. Las revueltas populares, en la primavera de 1849, para imponer la Constitución fueron sometidas con las armas en Sajonia, Baden y el Palatinado.