Comentario
Al periodo que se prolonga hasta los acontecimientos revolucionarios de marzo de 1848 se le denomina en Alemania como periodo de la Restauración o Vormärz (anterior a marzo), aunque no se trate de una Restauración tan rotunda como hubieran deseado los firmantes del Congreso de Viena, ni todos los acontecimientos de aquellos años puedan explicarse en función de los acontecimientos revolucionarios posteriores.En junio de 1815 se había formado la Confederación-Germánica (Bund) que agrupaba 39 Estados bajo la presidencia del emperador de Austria y, aunque se trataba de una autoridad más moral que real, resultaba indudable la influencia austriaca como gran potencia. La Confederación no suponía ninguna concesión al naciente nacionalismo alemán y la actitud vigilante de Austria hizo difícil la consolidación de los focos nacionalistas, especialmente entre las asociaciones universitarias.Las escasas manifestaciones del liberalismo alemán se concentraban en los Estados alemanes del sur y en algunos de los del centro, que era donde existían las únicas instituciones parlamentarias (Baden había otorgado, con algunas reservas, el sufragio universal). Figura destacada del liberalismo alemán fue Karl von Rotteck, miembro del Parlamento de Baden y autor de un Diccionario Político (1834-1843) que puede ser considerado como la principal obra de referencia del pensamiento liberal alemán de aquellos años. A él se podría añadir Karl Follen, de Giessen, republicano y partidario del tiranicidio (un discípulo suyo sería el asesino del poeta Kotzebue en 1819, que habría de desatar una fuerte oleada represiva contra liberales y nacionalistas), o Karl-Theodor Welcker, que en 1831 propondrá en la Dieta de Baden un Parlamento común a todos los Estados alemanes. En la Alemania del norte el liberalismo estaba representado por Dahlman, partidario de la unidad nacional bajo la hegemonía prusiana.Después de los sucesos revolucionarios de 1830, el liberalismo alemán ganaría también el apoyo de poetas como Heine, Börne, Freiligrath y Hoffmann von Fallersleben, que apoyan un Estado popular y democrático, en contra del feudalismo y del clericalismo. Era un liberalismo que, en todo caso, encontraba mayor eco en los ámbitos culturales y universitarios que en el de los negocios.Una posición más extrema la representaban los radicales, que se podían considerar herederos del jacobinismo francés, y que abogaban por la idea del gobierno del pueblo y el logro de la verdadera igualdad social. Georg Büchner (1813-1837) fundó en 1834 una Sociedad para los Derechos del Hombre que animó un fracasado levantamiento de campesinos y obligó a su inspirador al exilio y al refugio en la literatura (La muerte de Dantón y Woyzeck). Las reivindicaciones de estos extremistas radicales estaban directamente condicionadas por la experiencia del empobrecimiento que habían experimentado muchos campesinos y artesanos, debido a la desaparición de los lazos serviles, en el mundo rural, y al comienzo de la industrialización y la desaparición de las corporaciones en las ciudades.La oleada revolucionaria de 1830 devolvió también la fortaleza al sentimiento nacionalista en Alemania y se tradujo en la proliferación de fiestas populares, especialmente entre los Estados del suroeste. Estas concentraciones demostraron rotundamente el enraizamiento popular de esos sentimientos nacionalistas. La más notable tuvo lugar en el castillo de Hambach, a finales de mayo de 1832, cuando más de 30.000 personas se reunieron con el pretexto de celebrar el aniversario de la Constitución bávara de 1818, aunque los principales discursos (Wirth y Siebenpfeiffer) se dedicaran a denunciar la opresión de los príncipes y a reclamar reformas democráticas profundas en un Estado nacional alemán.Pieza esencial en el fortalecimiento de esas convicciones resultó, en todo caso, el desarrollo económico y la marcha hacia un mercado unificado y librecambista que permitiera superar las condiciones creadas por la fragmentación política y aduanera existente. Prusia suprimió sus barreras interiores en 1818 y, al año siguiente, se fundó en Frankfurt una Asociación General del Comercio y de la Industria de Alemania, que se convertiría en portavoz de los intereses económicos en pro de la unificación política. El éxito se alcanzaría el 1 de enero de 1834, cuando se puso en marcha la Unión Aduanera (Zollverein) que, bajo la inspiración prusiana, puso en pie un mercado en el que participaban 18 Estados alemanes y 23.000.000 de personas. La medida suponía un evidente logro económico, pero tampoco faltaron (Friedrich List) quienes supieron ver detrás de ella las implicaciones políticas que podría tener, con vistas a la organización de un futuro Estado alemán unido.En paralelo a esta medida cabe situar la construcción de una red de ferrocarriles, así como de rutas terrestres y canales fluviales, en donde aparecen los primeros barcos de vapor. En 1835 se inaugura la primera línea de ferrocarril (de Nuremberg a Fürth) y en 1842 el Gobierno prusiano publica un decreto en el que garantiza un interés del 3,5 por 100 a las acciones de las sociedades ferroviarias, aunque los rendimientos pasarían a ser pronto muy superiores (la línea de Magdeburgo a Leipzig proporciona dividendos del 10 por 100 ya en 1843). Sólo en 1846 se construyen 1.100 kilómetros de vías y, desde mediados de esa década, la siderurgia alemana (cuenca del Ruhr) se encuentra en condiciones de contrarrestar la competencia de ingleses y belgas.Los cambios económicos traen un problema generalizado de empobrecimiento como consecuencia de la aparición de un nutrido proletariado agrícola, debida a las medidas de liberalización de la propiedad agraria. También aparece un proletariado artesanal como consecuencia de la aparición de las nuevas formas industriales. En 1844 se produce una revuelta de tejedores en Silesia, que es reprimida por las tropas prusianas, pero que revela la profundidad de lo que se denomina la cuestión social.Las primeras asociaciones para luchar contra este estado de cosas tienen carácter clandestino, como consecuencia de la legislación prusiana en contra del asociacionismo. En contacto con asociaciones extranjeras (inspiradas por Mazzini o Blanqui) surgen agrupaciones como la Federación de los Proscritos que propone un programa en 1834, reclamando la igualdad social. Otros derivan hacia un comunismo primitivo, como es el caso del sastre Wilhelm Weitling, que tiene que buscar refugio en París.El Estado de más entidad en el mundo germánico, al margen del Imperio austriaco, era el reino de Prusia, que tenía una gran extensión territorial, aunque fragmentada entre la tradicional Prusia oriental, acrecentada a costa de los polacos, y los territorios adquiridos después de 1815 en el oeste, en las riberas del Rin. En 1840 accedió al trono Federico Guillermo IV, que pareció dispuesto a corregir el rígido absolutismo hasta entonces imperante. Esto animó las tendencias liberales latentes en la zona renana, que se marcaban como objetivo el establecimiento de una Constitución y la existencia de un Gobierno representativo. Ese fue el sentido del memorándum que David Hansemann presentó al rey ese mismo 1840, en el que criticaba los peligros del excesivo burocratismo, a la vez que se mostraba partidario de conjurar la amenaza de una revolución a través de la consolidación de la propiedad y el desarrollo de la educación.Por lo demás, el mundo universitario y académico seguía manifestándose como un foco de los ideales nacionalistas. La organización de congresos y reuniones para estudiar los asuntos alemanes tuvo una gran significación política, y las autoridades se vieron muchas veces obligadas a intervenir en los asuntos académicos. Rotteck, por ejemplo, fue depuesto en 1832 de su cargo de decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Friburgo.La prensa también fue un ámbito de gran importancia política. A principios de 1842 comenzó a publicarse el Rheinische Zeitung, que se convirtió en una plataforma de las posiciones demócratas más radicales, exigiendo la aplicación incondicional del principio de la soberanía del pueblo, en un Estado republicano alemán. Karl Marx (1818-1883) formaba parte de su redacción, después de que sus ideas liberales le hubiesen impedido conseguir un puesto de profesor en la universidad. Marx, que partía de una formación hegeliana, fue evolucionando desde entonces hacia posiciones socialistas que le llevaban a criticar el despotismo de la Iglesia y del Estado, así como a rechazar la propiedad privada. Marx tuvo que emigrar a París a finales de 1843, tras la prohibición del periódico. En esa ciudad desarrollaría sus convicciones socialistas y su concepto de la revolución social bajo la influencia del sastre Wilhelm Weitling (1808-1871).La situación alemana seguía exigiendo urgentes reformas en vísperas de los sucesos revolucionarios de 1848 y las fronteras políticas no eran obstáculo para el entendimiento entre liberales y demócratas de carácter radical. La propuesta de estos últimos se concretó en septiembre de 1847, durante una reunión celebrada por los republicanos (Hecker, Struve) en Offenburg. En el programa aprobado reclamaron libertades básicas y un programa social igualitario, todo ello a través de la representación del pueblo en el seno de la Confederación Germánica.Los liberales se reunieron un mes más tarde, en Heppenheim, y aglutinaron los puntos de vista de los liberales del sur con los renanos (Deutsche Zeitung, de Heildeberg). Opuestos a la violencia, confiaban en el desarrollo político del Zollverein.